El apartado de neumáticos constituye, al menos en mi caso, una especial preocupación; son tres los motivos de ello: el agarre, la duración y el coste. Para ir seguros en moto necesitamos que las ruedas se agarren al suelo, tanto para acelerar o frenar como para tumbar, pero desgraciadamente el agarre suele estar en proporción inversa a la duración del neumático, y finalmente, el coste, que suele ser elevado, ya sea una goma que agarre o una que dure. La Sprint venía de fábrica con unos Bridgestone BT020.
De cualquier modo, con los Bridgestone se mostraba muy agil pero un poco sobreviradora, aunque no sé si era efecto de las gomas o de mi forma de conducción, adaptada a la Sprint antigua, con un lanzamiento de horquilla mucho mayor.

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