martes, 5 de enero de 2016

377.- GUARIDISCHENTREFFEN. SAN AIRALDO (SANTO VARON) 2016

Como cada año desde que mi memoria es memoria, o sea desde hace unos pocos años, hemos celebrado la Guaridischentreffen en honor de San Airaldo (santo varón). Este año, aprovechando las buenas temperaturas que estamos teniendo, totalmente impropias de esta época del año, había pensado en hacer una ruta en plan "calidad", incluso llegándonos a visitar a los de las motos modernas a la Venta El Madroño, más que nada para decirles que aunque las nuestras vayan un poco más despacio, por contra tienen un muy largo recorrido (de muchas décadas). Lo del galgo y el mastín, vamos.
La ruta que tenia preparada para los que íbamos desde Sevilla era muy bonita, pero también muy larga, ya que pretendíamos bajar por el Valle del Guadiaro hasta Jimera de Libar y subir después hasta Atajate, para pasarnos posteriormente al valle del Genal a través de Alpandeire, Júzcar, Pujerra e Igualeja, hasta salir al Puerto del Madroño. Desgraciadamente, el tiempo, que según las previsiones iba a ser de chubascos ocasionales, se empeñó en fastidiarlo todo, y la ocasionalidad de los chubascos se volvió de una continuidad insoportable.
Habíamos quedado a las nueve de la mañana para salir a las 9:30 desde Montequinto, con los depósitos llenos, desayunados, etc., y fiados de las previsiones ni nos pusimos los trajes de agua, pensando que serían cuatro gotas. Craso error, porque cuando llegamos a Utrera, donde nos encontramos con Miki, ya estábamos bastante empapados. Bueno, de perdidos al río, ya no era el momento de ponerse el traje de agua, que lo único que puede hacer es empeorar la situación creando una atmósfera de humedad tremenda. Pero todavía podía empeorarse la cosa. Todos salimos con el depósito lleno. ¿Todos? No, Jalbarra, que lleva un control de su moto que no veas, sabía que le había echado gasolina la semana pasada o la otra, así que debía tener bastante. Lógicamente, a pararse a echar gasolina en Montellano. Esa fue la gota que colmó el vaso, A partir de ahí todas las viseras empezaron a empañarse y a hacer que no viésemos nada. Ademas de mojados, ciegos.




Aun así, seguimos adelante y nos plantamos en Algodonales, en la Venta el Tikutin, donde paramos a intentar secar un poco las viseras y tomar un café o algo así.






A esta altura ya habíamos renunciado a hacer la ruta que teníamos pensada. Era una auténtica locura meterse por esas carreteras, así que avisamos por teléfono a los malagueños y les dijimos que íbamos directos a la Venta La Codorniz, sin pasar por la Venta El Madroño, y de nuevo nos pusimos en marcha. Subiendo al Puerto de Montejaque el panorama meteorológico se aclaró un poco y le pregunté a Roberto qué le parecía si volvíamos a reanudar la ruta. Me dijo que allá yo, y allá que fui yo. Me desvié hacia Montejaque por encima de el Cupil con la intención de hacer, si no toda la ruta, al menos una parte. Total, siempre podríamos pasarnos por Benaoján y si la cosa estaba mala irnos a Ronda pasando por la Cueva del Gato, que solo serían unos pocos kilómetros más. Al llegar a Benaoján de nuevo se había vuelto a empeorar el tiempo y de nuevo se me planteó la duda: ¿seguimos la ruta o nos vamos a Ronda? Y ya que estábamos allí ¿por qué no seguir la ruta? Por lo menos hasta Atajate; después, ya veríamos si seguir por Alpandeire o tirar para Ronda. Y allá que seguimos rumbo a Jimera de Líbar. Los paisajes preciosos. El valle del Guadiaro visto desde arriba es una preciosidad, pero la carretera estaba terriblemente complicada: muy resbaladiza, tanto que la moto me avisó hasta tres veces e incluso pensaba que llevaba una rueda pinchada de los extraños que me iba haciendo. A la cuarta vez no me avisó, directamente me fui al suelo. Se me fue la rueda delantera y allá que rodamos la ST por un lado y yo detrás de ella. Es una sensación extraña, porque el tiempo, durante la caída, parece que se enlentece. Te ves rodando detrás de la moto, la ves golpearse contra el guardarrail y tú no te paras nunca, hasta que por fin todo se detiene y empiezas a hilar lo que ha pasado. Una rápida revisión te dice que no parece haber nada roto; es más solo te duele un poco la espalda y lo que mas te molesta es que la visera del casco está desprendida y dándote la lata delante de los ojos. Debo haberme golpeado la cabeza, pero estoy bien. Puedo pensar correctamente y todo está bien, o al menos no noto ningún dolor importante. Me voy por la moto y la pongo de pie. A todo esto los demás ya se han parado, e incluso un coche que iba delante también se ha parado. Veo caras de susto, especialmente entre los ocupantes del coche. Los Mirlos no muestran gran extrañeza; es solo una caída y ven claro que no tengo nada malo. Me quito el casco y lo miro: tiene un buen golpe en la parte frontal izquierda. Otro que va para la pared del taller. Es una pena porque este casco me gustaba mucho, especialmente por lo cómodo que era por dentro. Una primera evaluación de daños de la moto me indica que la maneta del embrague no se ha roto, pero se ha doblado todo el conjunto de maneta-espejo. Lo enderezo y veo que está correcto. La óptica del faro está descolgada. Intentamos ponerlo todo en su sitio pero al parecer el faro se ha golpeado contra uno de los soportes del guardarrail y se ha deformado, de forma que no se puede reintegrar la óptica en su sitio. La quitamos  y decidimos seguir, pero ya abandonamos la ruta. Vamos a seguir hasta Atajate y nos vamos a Ronda por la carretera de Algeciras.
Nos vamos directamente a La Codorniz. Estamos mojados y llevamos una moto sin faro, cosa que posiblemente la Guardia Civil de Tráfico no entienda, así que mejor abandonar las historias que tenía pensadas de bajar al Tajo a hacernos una foto de grupo. Desde la Codorniz me llego a la Guarida y cambio de moto (suerte que me he traído las llaves de la GS) y vuelvo.
Nos habían preparado una mesa para unos veinte fuera, en la zona de cristaleras, ya que no hacía frío, pero teniendo en cuenta que veníamos empapados consideramos mas oportuno meternos dentro con la calefacción.
Poco a poco van llegando todos. Algunos con equipo de camuflaje.









La comida transcurrió cordialmente. Ni que decir tiene que la cerveza corría a base de bien y que, en general, todo estuvo bastante bien, salvo el tiempo. Este año San Airaldo no se ha portado, así que posiblemente el año que viene lo dejemos sin festividad. Estoy pensando sacarla a concurso con la condición de que no sea un santo de los que se usan para rogativas de lluvia, que llevábamos una buena temporada de sequía, pero con la que nos cayó el domingo ya vamos escarmentados hasta el año que viene.
Voy a poner unas cuantas fotos de lo que ocurrió allí dentro y que se puede contar, porque hay pasajes que es mejor obviar, y si no, véanse los cortes de manga dedicados a X que largó el amigo Héctor.















































Otra cosa mala que tiene la Guaridischentreffen, además de frío y del agua, es que se hace en uno de los días más cortos del año, de forma que en cuanto acabamos de comer hay que salir pitando porque se nos hace de noche enseguida, así que, lo dicho, a recoger los bártulos y andando para casita.
Pero antes unas últimas fotos en la puerta.






La vuelta en plan mirlero, es decir, cada uno a su aire, o casi. Yo me descolgué en el Cupil, como de costumbre; bajando el Puerto de Montejaque me pilló Roberto, pero me quedé echando gasolina en Montecorto y los vi pasar a todos. Reemprendí la marcha y adelanté a alguien un poco más allá de Cuatro Mojones. Alcancé a Felix y Jalbarra mas allá de Montellano y me fui con ellos casi hasta Utrera, y allí nos perdimos de nuevo. Llegamos a Sevilla de noche y sé que alguno todavía se fue a refrescarse al Carlos, en Utrera.
Y con esto se acabó la Guaridischentreffen.
Mi agradecimiento, desde este blog, a todos los participantes en la Guaridischentreffen 2016, que han demostrado tener unos cataplines de acero. El año que viene, más, pero me parece que vamos a cambiar de santo, que San Airaldo, como dice el Robe, está resultando un santo trompeti,
Resultado de la caída: una fisura en la sexta costilla izquierda en la linea axilar posterior, contusión en hombro izquierdo, contusión en dorso de mano izquierda, contusión en cadera izquierda. Unos quince días molesto. La ST precisa un arreglo de faro o ponerle uno que tengo por allí. Ya veré.