martes, 28 de abril de 2009

128.- EN ABRIL AGUAS MIL ¡QUE DESASTRE DE TIEMPO!

Martes. Festivo en Sevilla. Suena el despertador; son las 7 de la mañana. Lo apago y enciendo la radio. El locutor dice que la temperatura en Sevilla es de 14 ºC y que no hay nubes. Me levanto, me ducho y mientras preparo el desayuno decido ir a Ronda a pintar o a lo que sea. Ayer por la tarde compré la pintura y la laca. Sigo sin aclararme si es monocomponente o bicomponente, monocapa o bicapa. Por más cosas que leo, cada vez me lían más. Por un lado me dicen que tengo que dar la laca apenas media hora después de la pintura, que eso de dar pinturas de dos colores, ni se me ocurra, que en todo caso una pegatina... Aburrido me tienen. Al final haré lo que me dé la gana y ya veremos cómo queda la cosa. Como decía, compré ayer la pintura. Me he decidido, después de investigar los rojos Ferrari, por el Rosso Ducati, que después de todo era el color de mi ST2 ¡qué tiempos aquellos...!Me vuelvo a poner el uniforme de ir a Ronda (pantalón de cuero, viejo como él solo, con más manchas que la escalera de un pintor, un polo ensuciable y el tres cuartos de cordura) y me monto en la BMW, que se despereza unos segundos cuando le doy al botón de arranque y enseguida saca a enredar a los demonios que viven en los Hoske, que en el silencio del garaje todavía arman más jaleo. Los que hayan vuelto tarde del "pescao frito" deben estar oyéndome. Salgo a la calle y ¡nublado!... ¡y frío! (12 ºC marca el termómetro de la moto al rato de andar). Es frío relativo, pero es que solo con un polo...
En fin, como dirían algunos... para qué llorar... A lo hecho, pecho. Me encojo un poco detrás del carenado y andando para Ronda. Un poco más allá la temperatura baja a 10 ºC, e incluso un grado menos he visto en algún momento. Los pezones, como timbres de castillo, amenazando con romper el tres cuartos de cordura en su lucha contra el viento...
Llego a Ronda muy tempranito, más que la mayoría de los días, pero el ambiente no está como para pintar: hace viento ¡qué raro! y está muy nublado; parece que va a llover en cualquier momento. Por si acaso dejamos lo del rosso para otro día, y hoy vamos a empezar a hacer otras cosas.
Tenía pendiente el cambio de pastillas de freno de la Sprint, que ya tiene 28000 km y deberían estar gastados. En la otra Sprint, la 955, a los 17523 km cambié las pastillas traseras, y ya estaban mordiendo el metal; el segundo cambio lo hice a los 35000 km. Las delanteras las cambié a los 36000 y a los 67900 y no estaban demasiado gastadas. Si, lo sé; abuso del freno trasero; es un vicio lo de timonear en mitad de las curvas...
Siguiendo con lo que estaba, había que ver cómo estaban las pastillas, y de paso quería cambiarle el color a las pinzas, ponerlas doradas, como las Brembo que llevaba la Ducati (estoy ducatista total hoy).
Lo primero, subir la Sprint a la mesa, que no era fácil, porque había que mover la Honda para llegar a ella. Una vez arriba, desmontar las pinzas. Para ello se quitan los dos tornillos que la sujetan a la botella de la horquilla, se retira la pinza del disco con cuidado

y se desconecta el latiguillo, con lo que todo el líquido del circuito, gracias a la ley de la gravedad, se cae poco a poco, de ahí que sea conveniente poner debajo un recipiente que lo recoja, ya que es muy corrosivo.

A continuación hay que extraer las pastillas (conste que si solo se van a cambiar pastillas no hay que desconectar el hidráulico, que después tiene su conque para rellenarlo y sangrarlo) para lo cual, en esta moto se extrae con una llave Allen el tornillo que lo sujeta todo (parece de un anuncio): el muelle y las dos pinzas. Una vez extraído el tornillo, la placa que hace de muelle y las dos pastillas salen solas, así que atentos, que se caen al suelo.

Saco las pastillas y tienen muy buen aspecto; las comparo con las nuevas y decido que no las cambio por ahora. Estas llegan hasta los 40000 km, por lo menos. Una limpiadita con jabón maravilloso y a trabajar otra vez.

Limpio, relimpio y vuelvo a limpiar las pinzas (por supuesto todo a base de trapo y los restos de líquido de freno que iban saliendo a base de exprimir los pistones) hasta que se quedan impolutas, y me las llevo fuera para pintarlas. El tornillo maravilloso que todo lo sujeta, mira por donde, también sirve para tapar el agujero donde se conecta el latiguillo, con lo que, ademas de impedir la entrada de pintura al circuito, me permite manipular las pinzas con cierta comodidad, sin tocar lo pintado, que me conozco.
A lo que iba: una vez bien limpias, me las llevo fuera para pintarlas; las pongo encima de un tronco y empiezo a repartir estopa.

Ni medio minuto soltando pintura y empieza a llover. ¿Qué he hecho para merecer esto?

Me llevo las dos pinzas para adentro, las pongo encima de un papel de periódico y acabo la faena entre imprecaciones de todos los colores, especialmente doradas.

Bueno, por lo menos no he manchado nada, que era lo que faltaba, pintando a una cuarta de la goma trasera de la Sprint...
Mientras se secaba la pintura me fui por la Hondita y, uno tras otro, le desmonté, lijé, enmascaré y pinté los amortiguadores, incluso haciéndole un pequeño descolgado, que se habían quedado espantosos con el color amarillo aquel que le puse en el depósito de gas.

Ahora ha quedado mejor; por lo menos así es como venía de fábrica, pero con la pegatina de Showa. A ver si la encuentro por ahí y se la pongo.
Mientras se secaban los amortiguadores me fui a la pinza trasera de la Sprint. Dado que está muy escondida, creo que no vale la pena cambiarle el color, así que la voy a dejar en negro, pero lo que si que hay que cambiar son las pastillas. El desmontaje es bastante mas complicado que en las delanteras, por lo incómodo del sitio, de ahí que no haya hecho fotos pero básicamente es lo mismo: quitar los dos tornillos que la sujetan al basculante y sacar la pinza a donde podamos verla (sin trastear en el circuito hidráulico). Estas pinzas no son iguales las dos; una de ellas lleva una sujeción a la pinza en forma de pico, pero ambas llevan dos orificios por los que pasan dos tornillos que las sujetan. No llevan muelle; eso que se ahorra uno. Extraídos los dos tornillos pasadores salen sin ningún problema.

Se colocan las nuevas, poniendo la mas larga en su sitio de sujeción, y se pasan los dos tornillos, con lo que se quedan perfectamente sujetas. Si no lo hemos hecho antes, se separan ambas pastillas introduciendo una cuña entre ambas y haciendo un poco de presión entre ellas (puede servir una de las pastillas viejas)

y se vuelven a introducir en su sitio, colocando el disco entre ambas pastillas y sujetando la pinza al basculante con sus dos tornillos.
Estas pastillas sí que estaban bastante gastadas. De hecho una de ellas, la mas larga, estaba a punto de rozar con el metal.

No está mal de todas formas. Me han durado 28000 km, y es que en esta moto aprovecho mucho más el motor para reducir y uso bastante menos el freno que en la otra Sprint. Debe ser que estoy aprendiendo a llevar motos.
Como había dejado de llover me animé a hacer algo de pintura "gorda" y saqué el carenado y le dí una rociada interior de pintura negra; si, esa que no se ve mas que cuando estas montado encima de la moto y que siempre tiene un dedo de polvo por más que la limpies. La rociada, dado que no había lluvia, tenía que presentar algún problema por otro sitio, y ese ha sido la pistola, que no iba ni a la de tres, y cuando iba escupía la pintura. Un desmontaje de pistola, nueva limpieza (ademas de las del otro día) y por fin tiró la pintura de modo mas o menos decente.

¿A que ha quedado bien? Pues ya veréis como lo fastidio con la pintura buena. Ésta que le he puesto es Titanlak, que me da muy buen resultado y es baratita; también la llevo en las faldas (los carenados inferiores de la BMW).
A partir de aqui, y mientras se secaba el carenado, volver a montar las pinzas de freno y los amortiguadores, rellenar y sangrar el circuito de freno y probar la moto. Todo correcto. Unas fotos para ver el efecto:

Y eso es todo, amigos. Seguiremos trabajando aún con la oposición del cambio climático y esa elevación de las temperaturas y sequedad del ambiente que yo no veo por parte alguna.
La vuelta de nuevo en la BMW, con frío y agua, chispeando, hasta Algodonales. Le quedan 500 km para revisión de los 20000, así que ya la haré el próximo dia, que los habrá cumplido.

domingo, 26 de abril de 2009

127.- NEUMATICOS NUEVOS Y ALGUNA OTRA COSILLA

Ayer sábado me levanté temprano y dispuesto a hacer cosas, como casi todos los sábados, y si me apuran, como casi todos los días. Me acompañaba Maricruz, que quería darse un paseo en moto y estrenar la nueva cámara de fotos (una Panasonic DMC FZ28 la hermana mayor de la que tenía, la Panasonic DMC FZ8, que pasa a mi hijo y él me devuelve mi IXUS de 2,3 megapixeles).
Salimos temprano, con un día fresco pero que prometía mejoría, aunque luego no fue así, también como casi todos los sábados. Antes de salir, y mientras esperaba a mi mujer, pinté la pluma que había aparejado el otro día. No ha quedado del todo mal, aunque falta por quitar la pintura del anillo que separa el cuerpo del capuchón.

La Sprint, como siempre... es una magnífica moto y da gusto ir con ella; tiene potencia de sobra y es capaz de llevarte (a velocidad legal, off course) a cualquier sitio, ya sea solo o acompañado, con equipaje o sin él. Total que después de un ratito estabamos en Ronda. Ya habían llegado las gomas que encargué el otro dia para las llantas de la BMW que pinté en gris. Eran dos neumaticos Continental que desconozco totalmente, y que he elegido basándome exclusivamente en el precio y en el dibujo, cosa que está muy mal hecha, pero alguna vez hay que empezar a probarlos, vamos, digo yo. El precio bastante bueno; los dos neumaticos me han costado 139 euros puestos en casita, y el dibujo me parece bastante clásico. Ya veremos como se comportan en cuanto a duración, agarre, deformación, etc.

Una vez en Ronda, y desembalados los neumáticos, lo primero era montarlos. Sin mucho esfuerzo acabaron en su sitio.

El siguiente paso era poner los discos a las llantas, pero antes convenía darles un lavado y desengrasado con ese jabón tan bueno que hace mi menda.

Una vez bien limpios, que casi se podía escuchar a Manolo Escobar pasando una aguja por encima, a montarlos; primero en la rueda trasera

y después en la delantera. Por cierto, el apriete de los tornillos de sujeción es de 23-24 Nm y los tornillos traseros llevan una chapa que hay que doblar y ajustar a la cabeza para impedir que puedan aflojarse por las vibraciones, aunque esta moto no vibra casi nada, por lo menos a velocidad legal. En circuito, cuando las rpm pasan de las 3 de la tarde en el cuenta rpm, sí que vibra...
El siguiente paso, una vez puestos todos los pesos que tiene que llevar la rueda, es equilibrarla para evitar, entre otras cosas, esas vibraciones que decíamos antes. A quien le interese cómo se equilibran, ya lo expliqué antes y no tiene más que asomarse al enlace.

Se equilibró con solo 5 gramos, lo que nos habla de lo bien puesta que está (eso es un pegote mio ¿eh?).
Con la delantera seguí los mismos pasos: ponerle los discos y equilibrarla, pero ésta precisó algo más de peso: 17 gramos.

Es curioso que ha coincidido que los dos puntos menos pesados de las ruedas estaban junto a la válvula.
Para acabar con las ruedas solo quedaba darle un repaso a los cojinetes, que después de la experiencia de Joeseph yendo a Vinuesa, mejor llevarlos engrasados. Lo primero que hay que hacer es extraer el distanciador y después el reten, lo que se logra con un destornillador, haciendo un poco de palanca, sin demasiado esfuerzo. Acto seguido, metiendo el dedo se extrae fácilmente el rodamiento, quedándose dentro la pista del cojinete.

En este caso quedaba algo de grasa, pero con tal cantidad de porquería que mejor limpiarlo todo muy bien.

y revisar la pista del cojinete, previa concienzuda limpieza, por si estaba marcada, cosa que no ocurría.

A continuación, un buen pegote de grasa bien repartido por todo el interior y por los rodamientos

y volver a montarlo todo en orden inverso a como lo desmontamos, teniendo la precaución de seguir añadiendo grasa después de cada pieza. Es barata, no hay que ser tacaños con ella.

Para acabar, intermediando una llave de vaso del tamaño adecuado se golpea ligeramente sobre el retén para llevarlo a su sitio.

Uno de los cojinetes de la rueda delantera no tenía muy buena pinta; estaba muy seco y había algunos restos de óxido, por lo que lo mantendré vigilado por si empieza a dar la lata, pero eso será cuando monte estas ruedas en la BMW, porque los Bridgestone que lleva puestos aun tienen que hacerse unos cuantos kilómetros antes de entregar la cuchara, o la válvula, o lo que entreguen los neumaticos en su despedida de este mundo.

Con esto se acabó el trabajo con las ruedas, que volvieron a su sitio ¡Anda que no tienen pinta de clásicas...!

Ni que decir tiene que de aparejar, de pintar, de hacer algo que exija un mínimo de calma en la atmósfera, nada de nada. Todo el día una ventolera de mucho cuidado, incluso con descenso acusado de la temperatura a lo largo de la jornada, de forma que el fresco de por la mañana se hizo mas fresco a mediodía, incluso con el sol fuera, y en frío por la tarde.
Tenía las tres motos sucias, porque últimamente estaba perdiendo esa buena costumbre de dejar limpia la que se quedaba, de forma que siempre me llevaba una moto impoluta para ensuciarla durante la semana y dejarla descansando bien limpita. Pero tampoco me iba a pegar el palizón de limpiarlas a las tres, así que dejé la Hondita con sus cuatro mosquitos en el faro (como no tiene carenado ni nada, se ensucia menos) y le di un buen fregado a la BMW, que se venía conmigo para Sevilla, y a la Sprint, que se quedaba.

Hay quien dice que no se deben mojar las motos, pero teniendo cuidado de que no entre agua en los tubos de escape, protegiendo las partes eléctricas con una bolsa de plástico, y sobre todo, secándolas muy bien después, no hay mucho problema.
Acabada la toilette, me fui a la Hondita y le añadí un adminículo que no debe faltar en las motos, especialmente en las que montan neumáticos sin cámara: un reparador de pinchazos. Si, ya sé que hoy dia los seguros de asistencia en carretera... pero si me apaño yo solo, me ahorro tener que esperar a nadie, quedarme tirado, etc., etc. La Hondita lleva un compartimento en el colín, junto a la bandeja de las herramientas, muy apropiado para esto. Ni que decir tiene que cuando compré esta moto tenía como únicas herramientas una llave de bujías y una llave no sé si 12-17 ó algo así. Lo demás se lo he ido añadiendo según he visto sus necesidades, de forma que ahora tiene una bolsa de herramientas como para defenderse un poco en caso de avería.

Y de la Honda me fui a la OSSA. Intenté ponerle el cable de acelerador, del que me faltaba un perrillo, porque el que había comprado el otro día era demasiado grande para este puño del gas. Y mi gozo en un pozo, porque el nuevo también seguía siendo grande. Probé a cortarle la cabeza del tornillo, una vez apretado contra el cable, pero no funcionó el invento. Me temo que voy a tener que ponerle un nuevo puño de gas. A ver si encuentro uno con pinta de antigüito... Mientras tanto, le puse el cable del freno trasero, que era algo que tenía que haber puesto antes de montar todas las cosas que he montado, porque para engancharlo en su sitio tiene guasa...

Afortunadamente he podido ponerlo sin tener que desmontar nada. Cada vez me queda menos, y ese menos son las ruedas, que estan francamente mal, pero no consigo encontrar unas llantas adecuadas. Como me mosquee mucho le voy a poner las ruedas como están, por lo menos para poder moverla sin tener que llevarla en brazos como hago ahora.
Y aqui no se acabó el dia, que ya habrá alguno que se haya aburrido leyendo y se haya cambiado a otra página mas divertida... Despues de todo lo anterior me puse con el aparejo (se me ha metido la palabra, tanto que hasta sueño con el dichoso aparejo, y eso porque no acabo de ver el dia de pintarlo todo, porque me siguen asaltando un monton de dudas con la pintura, tanto en lo relativo a su aplicación correcta como en cuanto a cómo pintar, estéticamente hablando. En principio, los proyectos son dos: uno de moto roja con las piezas que ya tengo aparejadas, y otro de moto negra con las piezas que tiene montadas ahora mismo (las blancas suyas de toda la vida, vamos) pero dependiendo de cómo quede el proyecto rojo, porque lo que no voy a hacer son dos chapuzas en vez de una. El proyecto rojo tampoco lo tengo muy claro, porque va a ser un rojo vivo, posiblemente un rojo Ducati o un rojo Ferrari, pero no tengo decidido aún si con las rayas blancas o negras. Quedará de alguna de estas dos maneras:

Y el proyecto negro, si llega a realizarse, quedará de alguna de estas dos formas:

Como decía, la siguiente tarea del día fue repasar las piezas que estaban aparejadas con una lija de agua del 1000.

Poco a poco fueron repasadas todas las piezas; algunas ya estaban francamente bien, no apreciándose irregularidades al tacto, pero aun así se llevaron su penúltimo repaso antes de la pintura.

Sin embargo en alguna pieza encontré algún defecto mosqueante

pero con un poco de lija mas gorda y de nuevo la de 1000, todo solucionado, aunque habrá que poner otro poco de masilla y volver a aparejar la zona (ya decía yo que era el penúltimo...).
Acabado el lijado y el lavado, todas las piezas al secadero.

Y mientras se secaban se me ocurrió cambiarle los escapes a la BMW y volver a ponerle los Hoske, que ya estaba empezando a estar harto de ir calladito por la calle. La subí a la mesa en un momento y me puse con ella: aflojar los tornillos y la abrazadera, sacar el silencioso y montar el otro. Primero en un lado

y después en el otro

Un poquito de limpiamuebles para quitar las manchas de secado del agua (tiene mucho hierro y mucha cal) y dejar un poco de brillo, y a la calle con ella.
Y para acabar la tarea, que ya estaba bien por hoy, un buen lavado a los tubos de escape para no guardarlos sucios.

Y ya solo quedaba encerrar a la Hondita, y ¿qué mejor forma de encerrarla que llevándosela toreada...? Observese la apuesta figura del maestro del toreo que se ha perdido el mundo.

La vuelta, en la BMW, todo un placer. No es la Sprint, pero me gusta muchísimo, y encima, con la tarde que nos hizo, en cualquiera de las otras dos nos habríamos quedado helados: viento fortísimo, temperaturas muy bajas y nosotros vestidos de verano, pero allí estaba ella con su magnífico carenado cubriéndonos para que llegáramos bastante mas sanos que los que han vuelto del fin de semana de Méjico en avión que se han traído la gripe porcina.
Esta semana intentare aprovechar algún día para adelantar la pintura, que esto empieza a parecerse a las obras de El Escorial.