lunes, 28 de noviembre de 2011

273.- LA R65 VUELVE A LA CARRETERA

Se me ha ido casi toda la semana sin actualizar el blog, pero antes de que se me acumule el trabajo me pongo a escribir un rato y a apuntar lo que hice el pasado fin de semana, pero con la dificultad de que lo mismo no me acuerdo de la mitad de las cosas, que esto de estar entrando en la tercera edad tiene esas cosas.
Me fui para Ronda a las nueve de la mañana con un tiempo magnífico. No tenía pensado pintar ni nada de eso, así que es normal que ni lloviese ni hiciese viento ni frío. Una mañana ideal para ir en moto. La R80ST se portó como siempre: despacito en las zonas rectas y en cuanto empezó a retorcerse la carretera y empezó a encontrarse en su terreno, a tumbar sin contemplaciones.
Llegué a Ronda sin incidencias dignas de mención y allí el tiempo también era magnífico: mañana soleada, sin nada de viento; véase el aspecto de la mañana en la siguiente foto:


Lo principal que quería hacer era limpiar un poco las motos y, desde luego, montarle el vestidito blanco a la R65 a ver si por fin me la podía llevar de vuelta. En menos de lo que se tarda en contarlo la tenía vestida de blanco a excepción del guardabarros delantero, 


que el último dia se me había pasado repasarlo de laca pensando que había quedado bien, pero ¡qué va! tenía un par de descolgados a cada lado que estaban pidiendo a gritos lija y nueva mano de laca. Me puse a ello y bastó que se me asomase la idea de coger la pistola para que se levantase viento. No se puso a llover porque al encargado de fastidiarme los inventos de pintura no le pilló ninguna nube cerca, pero se puso a mover el aire de mala manera intentando fastidiarme el invento.
A pesar de ello, persistí en mi idea y me puse a laquear, y además aproveché para darle un repaso también a los muelles de amortiguador que pinté en amarillo allá por la época de los garbanzos de no sé que año.


Mientras se secaba la laca, aunque la laca realmente no se seca, sino que se polimeriza, intenté arreglar el sensor del cuentakilómetros, que no acaba de mandar la señal, de forma que nunca sé a qué velocidad voy, y eso, en según qué sitios te puede costar un disgusto, como por ejemplo en el drive through del Puente del V Centenario.


Tras desarmar unas cuantas veces y comprobar que mientras estaba en mi mano funcionaba perfectamente para dejar de hacerlo apenas lo colocaba en su sitio, me dio por mirar el recorrido del cable y me encontré con una pequeña rotura


que reparé con un poco de cinta aislante, pero aun así se negó tercamente a seguir marcando la velocidad, de forma que tras volver a dirigirlo junto al nuevo latiguillo de freno, opté por dejárselo a alguien más entendido que yo en electricidad para repararlo ¡Hola Jaime!


Aun no se había acabado de polimerizar la laca del guardabarros, así que me pillé la esponja y el jabón y le pegué un repaso a la R80ST, que buena falta le hacía.


Y ya, aburrido de esperar, metí el guardabarros en la guarida y aligeré el proceso con un poco de aire caliente. Cuando consideré que ya estaba bien polimerizado, lo coloqué y no quedó muy mal la cosa.


Como tenía que mover todas las motos, pues quería dejar la R100RS encima de la mesa para hacerle la semana que viene todo lo que no le hice antes de irnos a Halloween en Benidorm, aproveché para hacer algunas fotos por si me gustaba alguna para portada del blog, pero al final creo que no me quedo con ninguna.




Dejé ordenadas las motos para la semana que viene y me puse en camino con la R65.


Me encanta esta moto. Es muy manejable, inclina la mar de bien y tiene buena punta, aunque le falta un poco  (bastante) de reprise, pero claro, si además tuviera potencia ya no sería una R65. El camino de vuelta lo disfruté enormemente, especialmente la parte de curvas, que como para Sevilla casi todo toca bajando, esta moto lo hace de maravilla. Frena poco de atrás, cosa que tendré que corregir próximamente porque además me toca ITV dentro de unos días y eso implica repaso general, en especial de todo lo que tenga que ver con luces; también tengo que cambiarle el piloto y los intermitentes traseros, que los que lleva son muy malos, ademas de no estar homologados. El freno delantero va muy bien, desde que le puse el doble disco y los latiguillos nuevos, no así el depósito del liquido de frenos, que con este manillar se queda un poco inclinado pero con la malajá de que el orificio de la bomba se queda en la parte alta y muy cerquita del nivel y eso da un poquito de miedo de que se vaya a meter alguna burbuja al pisar el freno estando tumbado hacia la derecha. Probaré a moverlo todo, y si no, a ponerle el manillar de la RS a ver cómo le queda. También le quedarían muy bien unos semimanillares que tengo por ahí localizados, pero implican quitar las caretas suyas, que me gustan tanto estética como funcionalmente. Otra cosa para ir pensando.

jueves, 17 de noviembre de 2011

272.- ¿QUE SI ME HA CAIDO AGUA?

Pues lo cierto es que me ha caído un poquito de agua. Cuando me levanté y vi el panorama meteorológico a través de la ventana, con el cielo color plomo oscuro y cayendo agua a mantas se me quitaron las ganas de ir a Ronda, pero pudieron más las ganas de moto y de hacer alguna que otra cosa, sobre todo después de asomarme al mapa del tiempo y ver que el frente de lluvia estaba empezando a pasar por encima de Sevilla en dirección este, así que si salía rápido y a buena velocidad podría adelantarlo, aunque después, a la vuelta, seguramente me pillaría todo el camino. 
Y efectivamente, así fue. Me puse el mono de agua, las polainas y las manoplas impermeables y me puse en marcha con la R100S. Lloviendo fuerte hasta Utrera. A partir de ahí ni una gota hasta casi llegar a Ronda. Los últimos cinco kilómetros lloviendo, pero por otro frente que entraba desde el sur, distinto del que había dejado atrás, así que cuando llegué no me había caído mucha agua. En el camino un par de incidentes: un perrito en una curva cerca de Zahara que me dio un susto de muerte porque pensé que se cruzaba y una oveja andando en dirección contraria a la mía por la carretera, apenas pasado el Puerto de Montejaque, pero a esta la vi desde lejos y no me dio mas problema que el de meterle una pitada fuerte para que se apartase de la carretera. Me he acordado de aquella vez, con la Bandit 400, que un día del Carmen pillamos una oveja que estaba en mitad de la carretera, volviendo de Coria del Río a las tantas de la madrugada ¡pabernos matao!


Y como de valientes es el mundo y la semana pasada no pude laquear por causa del viento, lo primero que se me ocurrió fue hacerlo, aun con lluvia.


Preparé los trastos de pintar, lavé con agua y jabón el depósito y la cúpula que quería laquear, los sequé bien y volví a limpiarlos, pero esta vez con alcohol de quemar para quitar cualquier posible resto de grasa, y me puse a pintar. Una primera mano, sin cargar y lo dejé secándose. Me volví a la Guarida y me puse con la R1100S. Primero desmontar los retrovisores, aunque uno de los tornillos del izquierdo se me resistió notablemente



porque el tornillo se agarra a una especie de anillo roscado (a saber cómo se llamará eso) que debe ir anclado al chasis, pero que en este caso giraba libre, de forma que no había forma de sacar el tornillo. Después de muchos intentos y de desmontar casi media moto


conseguí sujetar la pieza por el interior con unos alicates de presión y sacar el tornillo


Aunque parezca fácil, no fue sencillo llegar hasta ahí, porque los espacios son realmente estrechos y no entraba ninguna herramienta capaz de sujetar el casquillo roscado ¿se llamará así?




Bueno, llegados aquí, ya tenía el objetivo en la mano, y el objetivo no era otro que la careta delantera,


a la que quería ponerle una rejilla como aquella que le puse a la Sprint 1050.


En este caso no había que fijarla con ningún adhesivo, porque se sujeta bastante bien con la pieza negra, aunque ahora, una vez montada, me pregunto si no habría sido mejor ponérselo y dejarla bien asegurada.


Y ya solo quedaba proceder a volver a montar lo que había desmontado. En primer lugar la careta, pero ya que estaba aquí aproveché para ponerle dos rayitas a la parte donde va sujeta la pantalla ¡qué le gusta una raya! que diría mi mujer.


Aquí me hice un descanso de mecánica y me fui a la pintura. Comprobé que la laca estaba un poco seca y di una segunda mano más generosa.






No ha quedado del todo mal, aunque con la poca luz que había lo mismo tiene fallos que yo no veo. Se comprobará la semana que viene cuando lo monte en la R65.
Volví a la R1100S y acabé de completar el montaje del carenado, y entonces me acordé de que también quería haberle puesto una toma de corriente, pero ya era tarde. Para otro dia. La rejilla ha quedado bastante bien.



Ahora le tocaba el turno a las pastillas de freno. Había estado notando desde que la tengo, que la moto hacía un ruido raro en la parte delantera; yo lo situaba, desde la posición de conducción como en la zona de la rueda o del amortiguador delantero. Lo había inspeccionado todo unas cuantas veces sin encontrar nada raro, hasta que a base de fijarme me di cuanta de que el ruido no solo se producía en los baches, sino especialmente en las calles de adoquines, y un día, en un golpe de suerte toqué muy suavemente el freno en una de estas calles para modular la entrada a una curva y noté que el ruido cesaba. Era una pista estupenda, porque si cesaba al tocar el freno es que algo del freno iba suelto. Por un lado daba un poco de canguelo llevar algo suelto en el freno, pero por otro lado frenaba bien. Me entretuve en mirarlo todo y me di cuenta de que no solo llevaba discos flotantes, sino que también llevaba pastillas de freno flotantes, lo que significaba que las que tenía puestas no eran las suyas.
Pues había llegado el momento de cambiarlas y poner las suyas. El cambio de pastillas delanteras en esta moto es asombrosamente fácil. yo diría que es el más fácil que he hecho nunca.
Se quita la pinza de la botella quitando los dos tornillos que la sujetan


y se saca la pinza sin desconectar el circuito hidráulico de freno, con lo que podemos ver cómo están las pastillas; en este caso todavía con buen espesor, pero como no son las suyas, las cambio.


Seguidamente extraemos el pasador de seguridad que atraviesa el eje de sujeción de las pastillas



y golpeamos con un punzón por detrás el eje, hasta aflojarlo un poco; lo retiramos


y ya tenemos las pastillas fuera.


Si la comparamos con las nuevas se ve claramente que no son las mismas, aunque se parezcan un poco.


Para montarlas, las ponemos en su sitio


y las atravesamos con el eje de sujeción


al que golpeamos ligeramente hasta introducirlo totalmente, de manera que nos permita volver a meter el pasador de seguridad por su agujerito


Ahora solo nos queda abrir un poco las pastillas empujando delicadamente con algún objeto (yo usé un destornillador)


de forma que nos permita volver a colocar la pinza con las pastillas abrazando el disco. Colocamos los tornillos de sujeción a la botella y ¡listos!


Repetimos la operación en la otra pinza y operación acabada.
Limpié bien las pastillas viejas y las guardé, que nunca se sabe...


la vuelta tocaba en la R65, pero me di cuenta de que tenia que volverme con algunas cosas y es, precisamente, la única moto que no tiene maletas, y se me ha olvidado traerme una mochilita, así que tuve que dejarla y volverme en la R80ST, pero antes arranqué la R65 para moverle los aceites y aproveché para rellenar niveles y dejarla lista para la semana que viene, en que además, le pondré el trajecito blanco y volveré a lijar el azul, a ver si consigo dejarlo bien, y si no, a pintarlo de nuevo.


La vuelta, como ya había previsto, pasada por agua. Menos mal que la R80ST se mueve bastante bien en mojado, pero a pesar de todo he tenido un susto, apenas salir, por falta de tacto en el freno trasero debido a las polainas, de forma que me he pegado una cruzada de mucho cuidado, pero sin más problemas; un sustillo. A pesar de todo lo que llevaba puesto he llegado a Sevilla con la parte distal de los pantalones mojada y agua dentro de las botas ¿me habrá caído agua?
En el camino de ida no me encontré con ninguna moto y en el de vuelta con tres BMW modernas, un poco más allá de El Coronil. Ha sido curioso, porque ellos me avisaban de que fuese despacio a la vez que yo también a ellos. Yo, porque acababa de pasar un coche de la Guardia Civil en un tramo de esos inexplicables de prohibido ir a mas de 60 cuando no hay diferencia alguna con los tramos anterior y siguiente en que la limitación es genérica, y ellos porque había un accidente de coche en la siguiente curva. Ya estaba allí la Guardia Civil y no había nadie en el interior del coche, así que ya habían evacuado a los heridos, si los había, y estaba esperando la grúa para retirar la nevera.
Y eso es todo lo que dio de sí el día. La semana que viene, más.

domingo, 13 de noviembre de 2011

271.- FRENOS Y POCO MÁS

La mayoría de las veces me voy a Ronda con unos planes hechos que después cumplo o no, pero este sábado me iba sin mucha idea de lo que tenía o quería hacer, así que lo fui pensando por el camino. Iba en la R80ST, que si bien en curvas va fenomenalmente bien, en rectas, que son casi las dos terceras partes del camino a Ronda, es francamente aburrida, así que iba cavilando qué tenía que hacer y qué podía hacer. Llevaba unos latiguillos para ponerle a la R65, y esa era una de las cosas que no debía aplazar, máxime si quería volverme con ella, que era su turno, y aparte llevaba escobillas del alternador (ya le devolví a Spinner un juego en reemplazo del que me dejó en Benidorm ¡gracias Spinner!) pero no sabía si me apetecía mucho ponerme a desmontar otra vez el alternador (cuatro o cinco veces en dos semanas llega a ser aburrido, y además quedan dos semanas mas para que sea el turno de la R100RS). En estas andaba cuando me acordé de que tenía por laquear el trajecito blanco de la R65 (depósito, colín, guardabarros y cúpula) así que esa iba a ser la primera tarea. Fue pensar eso, que se me ocurrió allá por El Gastor, y empezó a levantarse viento. Yo no soy supersticioso, pero es que ya son muchas veces. Cada vez que quiero pintar, ventolera. Que me busco la forma de protegerme y si el viento es de levante me busco una pared que me deje a cubierto en poniente, pues rula el viento, que me busco un nuevo refugio, pues se hace de dirección variable, o cesa y en cuanto empiezo a apretar el gatillo me suelta una ráfaga. Conforme iba acercándome, más viento, y cuando llegué parecía que estaban soplando todos los demonios del mundo. En Sevilla, mientras tanto, según me contó mi mujer por la tarde, un día maravilloso ¡hasta calor hizo! ¿viento? nada de nada. En fin, que no sé qué pensar respecto a lo de las supersticiones.
Olvidadas las tareas de pintura me resigné y me puse con los latiguillos. Después de unas cuantas probaturas me he decidido por una linea doble y además en rojo, que se vea bien.




Ponerlas no tiene ninguna ciencia; solo hay que tener cuidado de la estanqueidad colocando las arandelas apropiadas, y ahora viene lo dificil: sangrar el circuito, porque tenemos dos tubos de mas de medio metro de largo cada uno rellenos de aire y una bombita de freno de 13 mm empujando muy poca cantidad de líquido, así que la cosa se complica un poco. Normalmente, cuando me pasa esto suelo coger una jeringa gorda, vacío el depósito de líquido de freno y quito el sangrador para llenar el circuito desde abajo hacia arriba, con lo que me aseguro de arrastrar hacia el depósito todas las burbujas, pero esta vez me ha pillado sin jeringuillas porque tienen la mala costumbre de estropearse en cuanto tocan algún líquido del taller, ya sea de frenos, aceite o lo que sea. También he visto por ahí algún que otro apaño que hace lo contrario: en vez de inyectar liquido de frenos de abajo a arriba, lo que hace es el vació desde el sangrador hasta llevarse las burbujas de aire empujadas por el liquido de frenos. La verdad es que debe funcionar bien, pero los que he visto son un poco caros para lo que son, que en realidad se puede hacer lo mismo con una buena jeringa de 250 ml. A ver si me agencio una un día de estos, aunque como siempre se me olvidará, porque aquí no nos acordamos de Santa Bárbara hasta que truena, así que hasta el próximo lío de frenos no me acordaré de la jeringa. Y si no, al tiempo.
Bueno a lo que iba, que volví a desmontar la parte inferior de cada latiguillo y presioné la bomba repetidas veces hasta que empezó a salir líquido. Bueno, hasta ahí todo bien; se vuelve a montar y ya lo que quedan son burbujas pero no deben ser muchas, así que a bombear, pero nada de nada. Aburrido del bombeo opté por dejar cogida la maneta con una goma y abrir un poco el sangrador conectado a un macarrón para que la gravedad me echase una mano mientras yo hacía otra cosa. De vez en cuando volvía y le daba un par de apretones, saliendo algunas burbujas, pero nunca llego a coger presión bastante.


Como el día iba de frenos, me fui por la pinza izquierda de la R100RS, a la que no le había hecho el remozamiento de juntas que le había hecho a la pinza derecha antes de irnos a Benidorm. La desmonté de la barra de la horquilla, previo aflojamiento discreto de los tornillos que la cierran que si no, después, una vez fuera, no hay quien los afloje,


y me la llevé a la mesa, que ya está bien de trabajar en el suelo. Se retiran las pastillas


que están para cambiarlas en poco tiempo


y se abre la pinza quitando los dos tornillos que la sujetan.


A la izquierda del plato tengo preparado el kit de recambio de juntas que contiene los dos guardapolvos, las dos juntas interiores rascadoras, la tórica que cierra ambas pinzas, los dos tornillos que aprietan ambas mitades y un sobrecito con vaselina que facilita el montaje y te deja todo bien engrasado.


Se extraen los pistones aplicando aire comprimido al circuito



y te das cuenta de la cantidad de porquería que hay dentro. Extraemos la junta rascadora con algun objeto que no nos vaya a rallar el interior, en este caso un mezclador de pegamentos de dos componentes,


y se limpia todo a base de bien con trapos limpios que no suelten pelusas, y soplando bien todo el circuito para arrastrar todo resto de porquería.
Engrasamos con la vaselina del sobrecito la nueva junta rascadora y la colocamos en su sitio


también engrasamos el pistón y lo introducimos


Y ahora que me fijo, vaya la de porquería que llevo en las uñas. Me va a durar hasta el miércoles, por lo menos. 
Bueno, vamojalturrón: impregnamos con un poco de vaselina y colocamos el guardapolvos.



Ya solo nos queda repetir toda la operación en la otra mitad de la pinza, colocar la tórica pequeña que asegura la estanqueidad del circuito, por supuesto con un poquito de vaselina,


y cerrar, colocando los dos tornillos nuevos, que los viejos estaban un poquito bastante feos.


Seguidamente recolocamos las pastillas de freno, previa limpieza de todos los componentes



y volvemos a poner la pinza en su botella, conectando nuevamente el circuito. Le eché un poco de agua para retirar restos de líquido de frenos y sangré el circuito.


Ha mejorado notablemente la frenada. Si con la revisión que le hice a la pinza derecha ya se notaba bastante, con esta nueva revisión ha quedado magnífica, con muy buen tacto en la maneta y muy buena potencia de frenado.
A continuación, y a todo esto, dándole un meneito a la maneta de freno de la R65 cada vez que pasaba a su lado, guardé unas escobillas en la caja de herramientas de cada una de las motos, pero he pensado, desde mi experiencia de Benidorm que en caso de falta de soldador se puede hacer lo mismo que hice yo, sujetarla a los tornillos del portaescobillas, pero si tenemos en cuenta que el cable de las escobillas suele venir bastante justo y cuesta trabajo dejarlas sujetas bajo la tuerca, si le añadimos un centímetro mediante un  conector que ademas nos asegure que no se va a salir, queda casi mejor que la soldadura.


Así pues, he guardado en cada moto un par de escobillas, pero con sus conectores (por supuesto, sin montar, solo por si viniesen bien)


Acabado esto, abrí la cubierta del alternador de la R1100S para comprobar si la tensión de la correa seguía siendo la correcta, ya que la cambiamos hace unos meses y me tenía un poco mosca que se hubiera podido aflojar. No parece que haga falta corregirla, porque se puede retorcer 90º. Según los expertos, menos de 90º significa que está apretada y más, que está floja.


Y ya que había mojado la horquilla de la R100RS y teniendo en cuenta la cantidad de porquería que se había traído de Benidorm, estaba obligado a limpiarla.


Con la ventolera que hacía se me iba secando casi antes de que llegase a enjuagarla, de modo que en un momento la dejé así de bonita y guardada en su sitio


Y a todo esto, se acercaba la hora de irse y el liquido de frenos de la R65 que no quería ir a su sitio, así que tampoco me compliqué mucho, le atornillé la tapa de depósito, le cerré el sangrador, le dejé pillada la maneta contra el manillar con una goma para que se sangre sola si quiere, y me cogí la R1100S para volverme. 
Hay quien dice que no nota los cambios de aceite pero la verdad es que se notan y mucho. La moto va mucho más suave con aceites nuevos, se atenúan los ruidos del motor y es mucho más agradable de llevar. Entre eso y las ganas que tenía yo, me pasé un viaje de vuelta la mar de agradable. Por cierto, y retomo el principio de la entrada, un cuarto de hora antes de irme, cuando estaba recogiendo todo, y de golpe, se acabó el viento. Me quedé mirando al cielo con cara de imbécil preguntándome una vez más si es que es casualidad o si es que me tiene cogidas las vueltas. Son muchas veces para que sea casualidad.