viernes, 12 de diciembre de 2014

362.- VIAJE RELAMPAGO A SANTIAGO DE COMPOSTELA

Aprovechando que tenía que asistir a un juicio en Santiago he decidido darme un buen paseo en moto, de esos que te dejan el trasero plano para una temporada. Si, ya sé que hay aviones, trenes y hasta coches, pero es que el que nace motorista se muere motorista (lo de motero y motorista es como lo de chapero y chapista, que no tiene discusión, vamos) así que decidí que me iba en mi moto y eso es lo que hay. Adelanté la salida un día aprovechando que el día ocho era fiesta por aquello de no vaya a ser que me caiga la mundial y tenga que hacer el viaje en dos etapas, aunque el que me conoce ya sabe que soy de los que sale a la hora que sale y llega siempre a la hora de comer, o sea, que hasta que no se llega no se come, y da igual que sean quinientos que mil los kilómetros a hacer.
Mi compañera iba a ser la Triumph Sprint, a la que me estoy aficionando sobremanera, que cada vez nos llevamos mejor. Como ya tenía la goma trasera medio lista la cambié la semana pasada. Por cierto, de fábrica venía con un Bridgestone BT021 que no me ha dado mal resultado, ya que me ha parecido una goma muy fiable y la he cambiado con 10500 km, aunque aun podría haber durado algo más, calculo que hasta los 11000 km, pero mejor no arriesgarse a hacer viajes largos con una goma medio lista de papeles, que después no encuentras quien la cambie o no encuentras el modelo, o pinchas, o ... Total, que, como digo, decidí cambiar la goma antes del viaje. Le he puesto una Bridgestone BT023, muy parecida pero algo más dura, a ver si consigo sacarle unos cuantos kilómetros más.
El sábado amaneció fresquito. Me levanté temprano, cosa que no me cuesta mucho últimamente, porque me despierto a las cuatro y ahí se acabó la noche, y preparé rápidamente toda la impedimenta: pantalón de cordura, chaqueta de cordura, ropa interior térmica y mono de agua térmico. Con eso suponía que debía ir bien cubierto para lluvia y para frío. Además preparé la maleta con el traje de los juicios, ropa interior "normal" y útiles de aseo. A las seis y media estaba listo y desayunando. Una ducha rápida y a vestirse. A las ocho de la mañana en punto ya estaba saliendo del semáforo camino de la Ruta de la Plata. A mi izquierda, por delante, mi sombra se dibujaba, alargada, sobre la carretera, manteniendo un pique conmigo; un poco más arriba la luna llena observaba que a mi derecha , ligeramente por detrás, empezaba a asomarse el sol. Hacía fresquete, la verdad, pero no más que otras veces, unos 3-4 ºC, que fueron bajando conforme iba avanzando hacia el norte.  Los puños calefactados ayudan mucho en estas circunstancias, porque por buenos que sean los guantes el frío acaba por vencer el aislamiento y ahí empieza la tortura china. Había previsto esa circunstancia y llevaba otro par de guantes en una de las maletas, aunque al final no tuve necesidad de usarlos. 
La primera parada en Mérida, a repostar, a las 9:21 horas, porque había salido con el depósito a medias. La señorita de la caja se quedó muy sorprendida de lo fría que estaba la tarjeta de crédito. Le dije que me extrañaba mucho porque la llevaba al lado del corazón, me sonrió, me cobró y me fui por donde había venido. Muy mona la señorita, por cierto.
Desde Mérida hasta Martinamor, a las 11:25 horas, un poco antes de Salamanca, donde volví a repostar. Un poco antes había pasado por la Sierra de Béjar, que estaba nevada y con el suelo húmedo.
Aunque el ambiente era muy frío no lo estaba pasando mal excepto en las manos, e incluso iba admirando el paisaje y sobre todo pensando, que ya sabéis lo mucho que se piensa cuando se viaja solo durante muchos kilómetros. Las ideas te van desde el motivo del viaje a la belleza del paisaje, del consumo de la moto a ver cómo acabas el mes, de los amigos que hace tiempo que no ves a la comida del sábado próximo... La verdad es que le pegas un repaso a todo.
Poco a poco iban pasando los kilómetros, pasé por Zamora, donde la Ruta de la Plata pierde un carril y el doble sentido y pasé a Galicia. Es casi como en el Puerto de Pajares: a un lado de los túneles entre Lubian y Vilavella sol sin nubes; al otro lado lloviendo. Eso sí, la temperatura había mejorado bastante, y casi se agradecía la lluvia para limpiar la visera del casco.
Nuevo repostaje en Riós a las 13:41 horas. Llamo desde allí a Jose Maria y le digo, sin saber exactamente donde estaba, que debía estar a pocos kilómetros de Orense. Quedo con él a comer una hora y poco después en la Bodeguilla de San Roque, ya que de Orense a Santiago hay una hora mas o menos de viaje. Lo que no sabía yo es que estaba a 90 km de Orense, o sea, a 190 km de Santiago. Cuando me di cuenta tuve que empezar a apretar para intentar llegar a tiempo, cosa imposible con nuestra actual legislación de tráfico, so pena de acabar en la cárcel. De todas formas me las arreglé, pese a que me llovió bastante, para estar en la Bodeguilla de San Roque a los postres y pude acompañarlos con un plato de buen queso con anchoas y pan de verdad ¡qué bueno el pan gallego! regado con un buen par de cervezas. Después de esto, al hotel a deshacer las maletas. Me hospedé en el Miradoiro de Bellvís, sitio donde ya había estado antes con Maricruz y que está francamente bien en relación calidad/precio/situación/amabilidad, y que por ahora es mi hotel de referencia cuando voy a Santiago, porque además tiene un sitio especial para motos y bicicletas, vigilado y cubierto. Por cierto, que allí hice la única foto en la que ha salido la moto en todo el viaje, pero es que no me paro para nada en cuanto me subo.


Una buena ducha y ropa limpia te entonan el cuerpo, así que a dar un paseo por Santiago, que es una ciudad que me encanta, a ver cómo siguen sus piedras. Por lo pronto, las calles bastante desiertas y húmedas ¿serán las lágrimas de aquella niña que lloró por un tuno? Pues lo mismo si y lo mismo no, que para eso estamos en Galicia.





Más piedras y la catedral envuelta en andamios, como la última vez que estuve.








En el inicio de la calle del Franco el bar Dakar. En la otra punta de la calle el bar O Paris. Era clásico hacerse todos los bares del Paris-Dakar y llegar a la Plaza del Obradoiro de aquella manera: a cuatro patas, vamos.


Y de vuelta al hotel me encuentro con un viejo conocido: Alfonso II el Casto, a quien ya conocía de la misma guisa en la Catedral de Oviedo. Unas poses que le ponen al pobre...


El resto de la tarde, ya sin luz, lo dediqué junto con mi amigo Jose Maria y su esposa, a visitas culturales y gastronómicas por los distribuidores de cervezas Estrella Galicia, y a temprana hora, que los mil kilómetros del tirón se notan, a la camita.
El martes lo dediqué por una parte a compromisos laborales, que había que dejar atados los ultimos cabos, y por otra parte a visitar los distribuidores de cerveza que me habían quedado por ver el dia anterior. Comida en un local de la Rua de San Pedro que estaba francamente bien

 



Un paseo por los alrededores del Museo do Pobo Galego para bajar la opípara comida, incluso con foto bajo un roble, y por la tarde nueva reunión de trabajo para acabar de perfilar los flecos que quedaban pendientes.


Acabada la reunión, una cena ligera (una cerveza y un par de tapas, vamos) y a la cama.
Al dia siguiente, miércoles, juicio a las 10:30 horas. A las 11:30 ya había acabado. De nuevo al hotel a quitarme el traje de juicios y ponerme el de motorista y a las 12 en punto arrancando la moto para volverme a Sevilla. Llueve ligeramente. Mil kilómetros dan mucho para pensar, así que hay que tomarse las cosas con tranquilidad y no empezar a agobiarse. Primero comprobar que todo va bien, que no hay ruidos raros, que el consumo sigue siendo adecuado, que no te pasas con la velocidad, que sin darte cuenta te pasas del límite con mucha facilidad... Cuando ya llevas un rato y lo has comprobado todo empiezas a pensar en media vida, e igual que la carretera se va quedando atrás los recuerdos se te van apareciendo y se van descolgando. No pasa mucho tiempo cuando se enciende la luz de la reserva. Cuando se enciende todavía hay como para hacer unos 60 ó 70 km, así que no hay que agobiarse mucho, pero de todas formas no me gusta apurar el depósito, así que me salgo en Piñor y echo gasolina. Han pasado solo 40 minutos desde que salí. Sigo adelante dándole vueltas a mis pensamientos, viendo el paisaje y esperando salir de Galicia para que deje de llover, aunque de todas formas no es mucha la cantidad de agua que cae.
Un poco más allá entro en Castilla-León y como tenía pensado se acaba el agua. Siguiente repostaje en Montamarta, provincia de Zamora. Son las 15:05 horas y he tenido algo de sueño, que, afortunadamente, me abandona después de echar gasolina y no vuelve a aparecer. No he comido nada, pero tampoco tengo hambre. Ni sed. Sigo a mi paso hasta más allá de Cáceres en que vuelve a encenderse la reserva. Paro en Valdesalor y reposto nuevamente. Son las 17:26 horas.Calculo que ya no tengo que echar más gasolina.
En Mérida me quedo sin sol, que se esconde tres las montañas. Menos mal, porque ya llevaba un rato dándome la lata, que lo llevaba de frente todo el tiempo. Pero también empieza a bajar la temperatura. Tengo que buscarle un termómetro a esta moto. Voy pensando que voy a llegar demasiado pronto. De haber llegado a las 9 más o menos me habría pasado por Los Barriles, pero si llego mucho más temprano me temo que no voy a ir, que una vez que aparque la moto me van a quedar pocas ganas de volver a cogerla.
A las 19:15 horas estoy entrando en la cochera. Solo he tardado siete horas y cuarto, pero es que ni he comido, ni he bebido y ni siquiera he orinado. Eso es un viaje del tirón.
He pasado por las provincias de Sevilla-Huelva-Badajoz-Cáceres-Salamanca-Zamora-Orense-Pontevedra-La Coruña. No está mal. La moto se ha portado fenomenalmente, pero sigo echando de menos el cardan. Eso de tener que engrasar la cadena cada dos repostajes es un auténtico rollazo.
Bueno, lo mismo cuando pase el año, si me recupero un poco económicamente del palo que me van a dar, lo mismo me planteo pasarme a un modelo con cardan como la Trophy SE. Por cierto, esta ya tiene 12500 km y la estrené a principios de abril. 

sábado, 29 de noviembre de 2014

361.- UN PASEO BAJO LA LLUVIA

No estaba el día para florituras. Aunque en Sevilla, y cerca, decía el mapa del tiempo que no iba a llover, solo con asomarse al radar ya veía que me iba a caer la mundial de aquí a Ronda, pero ¿qué queréis que os diga? Me gustan las motos y todavía estoy lo suficientemente joven y voy bien equipado como para que el agua y el frío me importen un pimiento. Además, si no conduces en agua nunca aprenderás a conducir en agua; eso no se aprende conduciendo en seco. Con estos mimbres me dispuse a darme un paseo: llevar la R65 a Ronda y traerme la R80R a ver cómo va la caja de cambios recién reparada.


Me he vestido como para invierno crudo y el resultado ha sido que hasta que me he montado en la moto he sudado la gota gorda. Después me he alegrado, que en cuanto pasé de Cuatro Mojones hacía bastante frío. Me empezó a llover en El Coronil y no me ha dejado de llover hasta Ronda. La R65 iba bien hasta poco antes del Puerto de Montejaque, en que empecé a notarle que tiraba poco, que no subía de vueltas con facilidad. El puerto le ha costado bastante, e incluso me ha pasado un coche, cosa que no ocurría desde tiempos inmemoriales. Me suena a que se ha ido una de las membranas de los carburadores, pero chorreando como llegué no tenía ganas de desmontar nada, así que queda pendiente para el próximo dia.
La R80R estaba esperando y le ha costado arrancar; se ve que la humedad no le gusta demasiado. Así y todo me he vuelto con ella y el viaje ha sido muy agradable. Ya no me acordaba de lo bien que tumba esa moto ¡si es que tiene chasis! Nos hemos mojado hasta Puerto Serrano, y desde allí hasta casita ni una gota de agua. No he notado que la caja de cambios haya protestado lo más mínimo. Mañana me asomaré a ver si tiene pérdidas de aceite por el retén del secundario.
No; no hay fotos. Si saco la cámara se me moja y es capaz de cortocircuitarse y todo. Otro día será.

martes, 25 de noviembre de 2014

360.- DOS CHORRADITAS: PATA DE CABRA Y CIERRE DEL BAUL DE LA R100GS

El otro día, allá por septiembre, en la fiesta de cumpleaños de Miki, arranqué la R100GS a patada pero mientras estaba con la pata lateral apoyada en el suelo. Lógicamente la moto arrancó sin problemas, que para eso está muy a punto, pero la pata se resintió, vamos, que se dobló un poquito bastante, así que tocaba arreglarla, que se quedaba fea y hasta molestaba para cambiar.


He estado pendiente de cuando podía subirla a la mesa, que ha estado muy ocupada ultimamente con cajas de cambios y otras cosas, porque eso de andar agachándose a mi edad no está bien y ayer, por fin, le tocó. Pero vamos a los preliminares.
Me fui a Ronda a eso de las nueve de la mañana, con un día casi primaveral pero con el suelo mojado por lo que había caído la noche antes. Llevaba la R100GS, que se porta la condenada. Es fácil de llevar, es dulce, tumba lo que quieras, frena... (lo que frena)...y en cuanto te metes en la parte en que el paisaje empieza a arrugarse da gusto ir con ella. Llegué a Ronda y lo primero que había que hacer era sitio para subir la GS a la mesa, así que todas (casi) a la calle y la GS a la mesa.



Antes de nada tenía que arreglar la cerradura del baúl. El bombín estaba suelto y había que sujetarlo con dos pequeñas puntillas, pero como el pobre ya está muy dado de sí y acaba expulsando las puntillas que le pongo, esta vez las fijé con un poquito de masilla epoxi.


Seguidamente, a la pata. Hacía tiempo que no desmontaba una pata de estas y, la verdad, ni me acordaba de cómo era, así que empecé por donde me dijo la intuición en vez de pensar un poco. Lo primero: si hay una arandela de retención o circlip, pues a quitarlo.


Con eso se queda libre el cilindro que en teoría sale por detrás, siempre que no esté el tubo de escape. En el otro lado hay otra arandela de retención, pero preferí quitar el colector con tal de no hacer posturitas raras con los alicates de puntas y de paso pongo un poquito de grasa de cobre marca Spinner en las uniones.


Se quita la unión entre los colectores aflojando estos dos tornillitos tan monos y desplazando la unión.


Se aflojan la tuerca de sujeción del colector a la culata


y la unión del colector a la "Y".


Con esto, además de darme cuenta de que todo tiene una gran cantidad de porquería, consigo extraer el colector.


Y eso me permite sacar el cilindro.


Ya solo me quedaba buscar un punto de apoyo y una barra para hacer palanca, cosa que no fue facil, porque ninguna me permitia encajar la barra dentro, pero finalmente encontré una y pude enderezarla.
Y ya solo quedaba repetir los pasos al revés, aprovechando para engrasar adecuadamente el cilindro. La pata ha quedado bastante mas recogida y ya no molesta.


Un poco de grasa de cobre a las juntas de los colectores (por supuesto, marca Spinner) y a volver a montarlo todo.


Dejo la moto pendiente de una buena limpieza para el próximo día, porque ayer la limpieza le tocaba a la R100R, que como recordareis había estado en dique seco caso medio año y había sufrido el cambio de la caja de idem la semana pasada.
Una vez bien petroleada y lavada la R80R me fui a probarla a Ronda. Parece que la caja de cambios funciona bien, suave y sin problemas. No he visto que tire aceite por el retén del secundario, aunque tampoco he hecho muchos kilómetros, apenas veinte. La tendré en observación.
Para acabar, que el día se había vuelto bastante gris y me estaban entrando ganas de volverme a Sevilla y llegar seco, volví a guardarlas a todas.


Fuera me esperaba la Sprint, con la que posiblemente me vaya a Santiago a mediados de diciembre si el tiempo acompaña un poco.


Puede ser un bonito viaje, sobre todo porque lo haré solo, y las impresiones que me dio la moto ayer, volviendo a Sevilla, fueron muy, muy agradables, Y es que cuando uno va solo lleva menos responsabilidad (la mitad) y la conducción se vuelve mucho más suelta. 

martes, 18 de noviembre de 2014

359.- CAJA DE CAMBIOS PARA LA R80R

Pues sí, fue allá por la Alfarnatentreffen de este año (ha llovido tela) cuando se estropeó la caja de cambios de la R80R. Tuvimos que desviarnos del camino que hacíamos con los Mirlos, llegarnos a Ronda, dejarla allí y coger otra moto para llegar a Alfarnate.
Aunque he escrito poco en este tiempo, no por ello he dejado de trabajar. La caja de cambios se desmontó con la ayuda de Robemumoto y se comprobó que se había ido el cojinete del eje secundario. Se cambiaron todos los cojinetes y se pusieron retenes nuevos, e incluso dio un poco la lata con alguna pieza que no se quedó totalmente en su sitio, pero todo se arregló, lo que pasa es que ni una foto y la verdad es que tenía que haber fotografiado todo el proceso de reparación de la caja de cambios, pero se me ha ido en blanco. Claro que en mi descargo tengo que decir que es que se ha hecho en varios sitios: se abrió en casa de Roberto, se sacaron los cojinetes en Ronda, se volvió a montar la caja en mi cuarto de estudio en Sevilla, con peligro de incendio por la de papeles que hay allí, se cerró dos veces, ambas en casa de Roberto... Más viajada que el baúl de la Piquér. Por fin la caja de cambios estuvo lista para ser montada y ayer me llegué a Ronda para montarla. La puse en una caja de vinos y la até en el asiento trasero de la R100RS, y allá que nos fuimos a las nueve de la mañana con buena temperatura para la época del año en que estamos. Por cierto, ocupa bastante más sitio la caja de cambios que Maricruz, porque me llevaba bastante apretado contra el depósito. A las diez y media ya estaba haciendo los preliminares de encender el ordenador, enchufar el compresor de aire y lavar la visera del casco, y pocos minutos después ya tenía media moto desmontada. 



Asiento, depósito, cachas laterales, filtro del aire (con esto ya tenemos quitados dos tornillos de sujeción de la caja de cambios al bloque motor) y jaula de la batería estaban fuera en nada. Bueno, la jaula de la batería no, que para sacarla hay que quitar el guardabarros trasero, así que se quedó suelta.
Y enseguida a quitar los tornillos de la cruceta y el eje secundario. No se resistieron mucho, la verdad.



Estos tornillos conviene ponerlos nuevos cada vez que se remueven.
Seguidamente, a quitar el eje del basculante, que son dos semiejes sujetos con tuercas de fijación que requieren de una llave de vaso de pared rebajada. Con esto podremos mover la rueda trasera y el basculante para poder extraer sin daños la varilla de embrague, que se dobla con facilidad si nos equivocamos.



Seguidamente quité el tornillo de sujeción inferior del amortiguador para poder mover el basculante hacia atrás, y tambien la tiranta del paralever.


Desde el lado derecho de la moto, con una llave larga empujo la palanca del embrague hacia adelante y saco el cable del embrague de su enganche.


Quito el tornillo pasador de la palanca de embrague y la saco.


Aflojo la brida de la caperuza de goma y la extraigo junto con el muelle y el émbolo empujador.



Tras mover un poco hacia atrás el basculante puedo sacar la varilla del embrague sin miedo a que pueda doblarse al extraer la caja de cambios. Todo esto lo limpio bien y lo dejo reservado para colocarlo después con un poco de grasa.
Ahora quito el pasador que fija la articulación de la palanca de cambio.


Y ya solo e queda quitar los dos tornillos inferiores que sujetan la caja de cambios al bloque motor para dejarla suelta. La giro un poco para poner al alcance el sensor de punto muerto para desconectar los dos cables. Con esto ya puedo extraer la caja de cambios y meter la nueva, y ya solo queda seguir los pasos inversos: poner los dos cables del sensor de punto muerto,


colocar los dos tornillos inferiores de sujeción de la caja de cambios, colocar la caja del filtro con los tres tornillos que la fijan a la caja de cambios y al bloque motor y poner todas las gomas y conductos de ventilación del motor en su sitio.


Recolocar el carburador izquierdo y la jaula de la batería.


Vuelvo a meter los pivotes que hacen de eje del basculante en su sitio, coloco el amortiguador en su sitio y el tirante del paralever en el suyo y aprieto los pivotes, una vez centrado el basculante, a 15 Nm. Más tarde coloco las tuercas de retención a su par, que no recuerdo muy bien cual era y no tengo ahora mismo el libro para verlo.
Con esto me voy a la cruceta y dejándome los dedos coloco los cuatro tornillos que la sujetan al eje secundario, apretando a su par, que creo recordar que eran 220 Nm o algo así, pero que con la corrección de la herramienta que hay que usar para darle su par se quedaba en unos 95 Nm aproximadamente.




Coloco la batería y engancho sus cables: primero el positivo y después el de masa. Coloco tambien el cable del reenvio del cuentakilómetros y el desconectador de batería, y finalmente pongo el filtro del aire y cierro la caja del filtro.




Lleno la caja de cambios con 800 cc de valvulina SAE 90, que no veáis lo que tarda en pasar por ese embudo y ese tubo tan canijo...


y me voy fuera, donde están la R100RS esperando al solecito,


Rommel y Piña jugando ¡eso es llevarse bien!,


y una serpiente que se ha encontrado mi hermano y que parece culebra pero no lo tenemos muy seguro, así que mejor no meterse con ella.


Cuando acaba de pasar el aceite coloco el depósito y las tapas laterales. Arranco la moto a la segunda (se ve que no había bajado la gasolina a la primera) y compruebo que la caja de cambios suena bien y que entran todas las marchas.
Paro el motor y le enchufo el cargador solar de baterías, que hasta la semana que viene va a estar esperando a que le de un buen lavado y la ponga en condiciones de guapa.


Me vuelvo a Sevilla en la R100GS. A las cuatro estoy en casita.