martes, 22 de julio de 2014

355.- PASEO DOMINICAL CON RESNIAN

Hacía tiempo que no salía en moto un domingo. Siempre me ha gustado más salir los sábados, sobre todo porque los domingos hay carreras y porque normalmente me doy un paseo pero también me pongo a trabajar y me pego unos buenos tutes, así que mejor dedicar el domingo a descansar, pero mira por donde, este sábado me llamó Resnian para dar un paseo, e incluso me dijo que se apuntaba Spinner, así que razón doble para ir. Quedamos a las 9 donde quedamos siempre, en Montequinto, sin una idea clara de hacia donde ir. Tras un café decidimos irnos hacia Zahara de la Sierra, pero por algún sitio que no tengamos tan visto, aunque eso es difícil porque ya los he probado todos en esa dirección. Total que nos ponemos en marcha y al llegar al cruce de Los Molares se me ocurrió meter la primera variación. Seguimos la carretera hacia Morón de la Frontera y nos desviamos hacia El Coronil. No es mucha variación, pero algo es algo. De El Coronil a Montellano por la carretera de siempre. Pasamos por el centro del pueblo y nos vamos en dirección a Coripe dejando a la izquierda el castillo de Cote y viendo desde lo alto como el paisaje empieza a arrugarse . En Coripe paramos a hacer un par de fotos. Por cierto, que no lo he dicho, llevábamos la abuela (mi R100GS) y la nieta (la R1150GS de Jaime)




Desde Coripe hasta Algodonales por la C339, una carretera estrecha con piso bastante estropeado que se retuerce por entre los arroyos que bajan de la sierra y por la que va algún que otro ciclista fuera de sitio. Desde Algodonales nos vamos a Zahara. Paramos donde siempre, en el rebosadero, a ver cómo está este año el pantano, y hacemos algunas fotos.










El pantano estaba bastante lleno y muy bonito.



Zahara, como siempre, preciosa; derramada al pie de su castillo tomando el sol de la mañana.


A pesar de las advertencias, o quizás precisamente por ellas, que decían que la carretera que rodea el pantano estaba cortada en el kilómetro 17, decidimos darle la vuelta al pantano, al igual que no menos de cincuenta personas, en bicicleta, en moto o en coche, que en el rato que estuvimos por allí decidieron lo mismo que nosotros. Llegamos, efectivamente, hasta el kilómetro 17, que es el puente que sale a la carretera de Algodonales a Ronda, y tuvimos que volvernos porque no había forma de pasar en moto. A la vuelta paramos dos o tres veces a hacer unas fotos, como esta del pantano con unos eucaliptos muriéndose ahogados desde hace no sé cuanto tiempo.


Como íbamos despacio y sin tráfico me pude entretener en hacer fotos a la vez que conducía. Si, ya sé que no se debe hacer, como tantas y tantas cosas.



Zahara, desde el otro lado sigue siendo igual de bonita, pero solo muestra su altanera silueta recortada contra el cielo, mientras esconde, pudorosa, la blancura de sus calles y sus casas.



Nos paramos en la ermita que se intentó erigir in illo tempore a San Cilindrín de la Buena Trazada, y a falta del santo nos metimos nosotros para que os hagáis una idea de cómo tendría que haber sido aquello.


Nada más meterse uno ya parece que se obra el milagro y desaparecen el espacio y el tiempo mientras la luz lo llena todo.


Con Jaime no funcionó lo de la luz. Lo mismo es que quitando el flash...


Si os fijáis, en el arco, a la derecha, había un nido de avispas; éste:


De la ermita nos fuimos a tomar un refrigerio a la Venta Salas, en Algodonales.


Allí había un cachorrillo de boxer (si es que nos van) que era una monería.



Desde allí mandamos un selfie, o autofoto en español, a los mirlos incrédulos que no podían creer que un dia tan bueno se nos hubiese ocurrido a salir a dar una vuelta en moto ¡ojú, que tropa!


Y desde allí nos volvimos a Sevilla por el camino de siempre. Una muy buena mañana de paseo que me ha servido, entre otras cosas, para coger un poco de confianza con el neumático trasero nuevo de la R100GS, que va francamente bien. 

lunes, 21 de julio de 2014

354.- UN POCO DE CAJA DE CAMBIOS

Mañana calurosa. Salgo hacia Ronda en la R100RS después de que me dé la lata para arrancar. Me da la impresión de que el regulador no deja pasar toda la corriente que debería para la batería y cuando estas con ella toda una semana con la luz encendida y rodando a pocas revoluciones lo nota. Cuando he llegado a Ronda le he quitado el regulador y le he puesto uno que tenía por allí. Marca algo más que con el otro, pero ya no sé si es porque se ha cargado durante el viaje o por el propio regulador. Lo dejaré una temporada a ver que tal va y si no noto mejoría pondré uno regulable.
Acabado el pequeño apaño me fui al trabajo programado. Como sabéis, la caja de cambios es eso que va entre el embrague y el cardan de nuestras motos. Por fuera no es mas que una especie de cubo que pesa bastante y suele estar pringosa, pero cuando la abres resulta que dentro tiene un montón de cosas. Como es complicadilla lo mejor es que no se estropee, pero cuando se estropea también hay que arreglarla, y eso me pasó a mi, que se me rompió hace unos meses. Como resulta que tenía una caja de cambios de repuesto no me supuso mayor trastorno, pero a la larga hay que arreglarla, así que llevaba ya un par de semanas (o de meses) metiéndole mano. Lo primero que hice, bueno en realidad lo hizo Roberto, fue abrirla, que no es fácil, ya que hay que contar con los útiles necesarios. Una vez abierta me la llevé a Ronda después de que estuviera encima de mi mesa de estudio en Sevilla una buena temporada recordándome a diario que tenía que arreglarla.
Cuando una caja de cambios se estropea, lo habitual es que se hayan estropeado los cojinetes o algún muelle. Averías de los piñones son mas raras, pero de todo hay. Para posibles futuras consultas meto aquí el despiece de la caja de cambios de la R80R, que así lo encuentro con facilidad.







En semanas previas ya había cambiado los cojinetes de los ejes primario y secundario, aunque no había hecho fotos, y esta semana tocaba cambiar los del eje intermedio.
Aquí tenéis los ejes primario y secundario ya arreglados, aceitados y metidos en bolsas para protegerlos del polvo. Abajo el eje intermedio, al que había que cambiarle los dos cojinetes de los extremos, que también aparecen en la foto metidos en sus bolsas.


El método que usaba antes para extraer los cojinetes era mediante una guillotina y un juego de extractores que, básicamente, consistía en una serie de tornillos que empujaban el eje mientras la guillotina sujetaba el cojinete. Eso, ahora, con la prensa hidráulica se hace en un momento y sin esfuerzo alguno. Si es que no hay nada como tener las herramientas adecuadas para hacer bien las cosas. Primero sujetar el cojinete por detrás con la guillotina, poner una llave de vaso del tamaño adecuado en el eje y presentarlo en la prensa hidráulica.


Aunque con las 20 toneladas que tiene la prensa debe salir sin esfuerzo, mejor ahorrarle sufrimientos al metal aportándole un poquito de calor para dilatar y disminuir la fricción.


Un empujoncito con la prensa y ¡voilá! el eje en la mano y el cojinete en la prensa.


Ahora ponemos el cojinete nuevo en el sitio en el que estaba el viejo. O sea, lo que queremos hacer es esto:


Me llevo el cojinete y el eje a la prensa. Dejo el eje a un lado y coloco el cojinete en la superficie de la prensa para aplicarle un poco de calor.


Con la dilatación producida se coloca el eje en su sitio y se aplica la fuerza.


Y ya tenemos el cojinete colocado en su sitio.


Esto, antes, me costaba cerca de media hora de pelea, quemaduras en las manos y sudor de apretar tornillos. Este eje se ha cambiado en 10 minutos, según la hora de toma de las fotos, no me he quemado ni una vez, no me he dejado las manos pegadas en las llaves y sigo fresco como una rosa ¡bendita prensa!
Ahora sigo con el cojinete del otro extremo. Repito la operación: guillotina detrás del cojinete y llave de vaso para empujar el eje.


Un poco de calor para dilatar el cojinete.


Se aplica presión y... cojinete fuera.


Ahora hay que colocar el nuevo:


Calentamiento mientras el eje espera.


Y a la prensa. Cojinete en su sitio.


Han pasado otros diez minutos según la data de las fotos. Supongo que aplicándome lo podría hacer en la mitad de tiempo, del que gran parte se iría en calentar.
Despues de esto había que irse a la caja de cambios a poner un retén nuevo para el eje primario y extraer el collarete del cojinete de rodillos del mismo eje primario.
Para empezar, con un destornillador, haciendo palanca a lo largo de todo el perímetro del retén, se extrae éste.


Como podéis ver, el libro no se separa de la mesa, que estoy por sitios por los que es la primera vez que paso.
Una vez fuera el retén se quedan a la vista los rodillos del cojinete del eje primario, a los que les aplico una llave de vaso del diámetro adecuado con la finalidad de extraerlo con unos golpes de martillo.



Antes de golpear caliento la caja para dilatar el aluminio y facilitar la extracción sin roces innecesarios.


Un golpecito sobre la llave de vaso y cojinete fuera. Abajo en el suelo, los restos de toda la operación.


Ahora repito la operación desde el otro lado, aprovechando que el aluminio aún está caliente, y coloco el cojinete nuevo.


Desde fuera coloco el retén nuevo.


Con unos golpes suaves lo recoloco en su sitio.



Y ahora viene lo difícil: volver a montarlo todo. Llamo a Roberto para que me oriente sobre si hay algún truco para montar todo este enjambre de piezas. Entre lo que me cuenta y lo que voy viendo, creo que lo mejor es hacer lo que hice y que explico enseguida:
Lo primero que hice fue colocar sobre sus respectivos huecos los ejes secundario e intermedio. Previamente había colocado los deflectores de aceite con la parte sobresaliente hacia arriba en los orificios destinados a los cojinetes de ambos ejes. Tambien coloqué, aprovechando que todo es movible hasta ahora, la horquilla que engrana 3ª y 4ª actuando sobre los piñones del eje intermedio (la que se ve a la derecha). Todo esto, repito, solo con los cojinetes apoyados en su sitio, sin introducirlos.


Seguidamente coloqué la horquilla que engrana la 5ª, la que va mas al fondo. Seguimos con todo colocado de manera muy provisional.


Y después coloqué la horquilla que engrana 1ª y 2ª, la que va más arriba.


Como se puede ver queda un canal formado por los orificios de los cuerpos de ambas horquillas por el que podemos meter el árbol de embrague y acoplarlo en su orificio en el fondo de la caja.


Ahora tenemos todo bastante bien colocado, pero de manera inestable, ya que los cojinetes no se han metido en sus cavidades correspondientes, como puede verse en la foto siguiente, en que el cojinete no esta enrasado con la caja.


Ahora, con un poquito de maña, mientras sujeto los ejes con la mano izquierda, vuelvo de lado la caja de cambios y le aplico calor a las cavidades para los cojinetes.


Una vez bien calentitos vuelvo a poner de pie la caja y con un mazo de nylon voy golpeando suavemente ambos ejes


Hasta encajar los cojinetes en su sitio, lo que se nota al oído porque suena distinto el golpe cuando ya ha topado, y visualmente porque se queda enrasado.


Tras esto, coloqué todo el casete selector de cambios, introduciendo las puntas de las horquillas en sus sitios correspondientes y fijándolo después con los dos tornillos correspondientes.



Ya solo quedaba meter la palanca de mando en su sitio y apretar el tornillo correspondiente.


meter el eje primario en su sitio



y colocar el deflector de aceite que se nos había quedado suelto.



Para acabar había que sustituir el reten de salida del eje secundario. Este retén tiene la particularidad de que hay que darle forma previamente a su colocación y es un poco delicado. No tengo fotos mas que del viejo, y encima roto porque se rompió al sacarlo.


Del nuevo puedo decir que usé para darle forma una copa de vino pequeña en la que lo introduje para que cogiera la forma adecuada durante un rato y después lo coloqué otro buen rato en la brida de arrastre para que conservase la forma (el de la foto es el viejo, pero tal que así lo deje para que se adaptase.


Finalmente lo coloqué en su sitio, en la tapa de la caja de cambios.
Con esto solo queda aprender a poner la arandelas de ajuste y cerrar la tapa. Espero que Roberto me ilustre en ese menester igual que ha hecho con todo el proceso anterior.
Acabada la labor con la caja de cambios, le hice una puesta a punto de válvulas y de encendido a la R80ST, que la última vez que la cogí, el día que fuimos a comer a la Venta El Yoni, allá hacia finales de junio, sonaba de pena y andaba todavía peor. Visto como estaban la válvula de escape del cilindro izquierdo y el punto del encendido, no me extraña nada. Ahora va mucho mejor.


Las dos morenas, mientras tanto, hablando de sus cosas:  largos viajes, rutas eternas... lo de siempre.


La vuelta en la R100GS, con un calor algo menos sofocante que los días previos. Por cierto, esta moto está cada día mejor, como contaré cuando tenga un rato y me ponga a escribir el paseo que nos dimos Jaime y yo al día siguiente.