Este sábado quería haberlo dedicado a laquear todas las piezas de la moto, pero cuando he llegado me he encontrado con que todos los fileteados se habían despegado, así que casi todo el trabajo del último día desperdiciado. No me ha sentado bien, la verdad, pero no hay mal que por bien no venga. Ni corto ni perezoso he quitado los restos de vinilo y le he puesto cinta para filetear al guardabarros y al depósito, y seguidamente, con un pincel, he pintado el doble fileteado.
Dejada a un lado la pintura me fui a hacer cosas que se me dan un poco mejor. Para empezar arreglé el interruptor de la luz del freno delantero de la Honda, que hacía tiempo que no funcionaba (desde que la compré). Es una pequeña pieza que tiene un saliente apoyado en un muelle que al presionar la maneta de freno cierra el circuito electrico haciendo que se encienda el piloto trasero. Pues bien, el interruptor viejo tenía completamente gastado o roto, el pequeño saliente donde la maneta hace el apoyo, de forma que por más que se apretase el freno, nada se movía en el interior y el circuito no se cerraba. Es bueno para no dar pistas al que venga detrás de donde frenas, e incluso volverlo loco encendiendo el piloto en sitios insospechados y dejándolo apagado en frenadas importantes o no encendiéndolo sino hasta el final de la frenada ¡malo que es uno...!
El arreglo es bien sencillo: se desconectan las dos conexiones del interruptor, se extrae el interruptor viejo quitando el tornillo que lo sujeta y se pone el nuevo; se vuelven a conectar los cables, y ¡listos!
Lo primero que hay que hacer es no complicarse mucho, porque si uno desmonta todo lo que dicen los japos, aparte de poner el taller lleno de piezas por todas partes, la hora de comer no llega hasta el dia siguiente. Lo que hice yo fue lo siguiente: primero desmontar el manillar quitando los cuatro tornillos que lo sujetan al puente superior de la tija.
Dejé el manillar recogido encima de los relojes cuidando de que ni el latiguillo de freno ni los cables sufrieran dobleces ni posturas forzadas.
Acabada lo Honda, me fui por la BMW, con la que había tenido algún pequeño problema en el último cambio de aceite con las juntas de los manguitos del radiador, de forma que perdía algo de aceite mientras estaba en marcha. También pude observar que por el culatín izquierdo había tirado unas gotas de aceite porque no le había puesto silicona de juntas confiando en la estanqueidad de la junta, y desde hacía tiempo tambien venía observando que estaba manchando un poco entre el cilindro y la culata derechos.El culatín, una vez desmontado me demostró el porque de la mancha: si bien la junta estaba buena (tiene un año mas o menos, así que lleva un par de cambios de aceite y un par de puestas a punto, o sea unas tres o cuatro aberturas) no había retirado completamente los restos de silicona antiguos, de forma que ahora el cierre no se hacía plano contra plano, sino que quedaban algunos pequeños salientes que permitían que los vapores de aceite pudiera rezumar un poco. Limpieza con una cuñita de madera de las superficies y aplicación de una nueva capa de Nural 60 (es como el Nural 28 pero de color negro en vez de naranja, con lo que no da el cante que daba el otro).
Desmonté el culatín del lado derecho, le apliqué la misma medicina que al otro y le di un apriete a las tuercas de la culata, pero estaban todas en su par de apriete correcto, así que me imagino que este verano habrá que desmontar y poner juntas de culata nuevas para evitar esas manchas.Finalmente me puse con los manguitos del radiador. Saqué los tornillos, limpié los restos que tenían (uno de ellos tenía una junta incrustada que precisó de un corte con la sierra para poder sacarla),
les puse juntas nuevas de aluminio, y los apreté a su par (19-20 Nm segun el Churchill) pero, como ocurre muchas veces con los tornillos viejos, se me rompió uno de ellos
Afortunadamente no costó trabajo sacar el trozo roto de la rosca, pero me quedé sin BMW para la vuelta, porque si el otro día goteaba un poco, sin este tornillo se vacía el cárter en cinco minutos.Y como ya no podía hacer nada más que esperar a tener este tornillo, me dediqué a darle un petroleado a los bajos del motor, aprovechando que la moto estaba encima del elevador, y así de paso limpiaba un poco la mesa, que lleva una buena temporada recogiendo pringue.
La vuelta agradable. Mi mujer nunca había hecho un viaje con la Honda, y la experiencia le ha resultado agradable, aunque dice que el asiento es algo duro (en realidad es la suspensión, pero para qué vamos a discutir...)

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