Mañana muy agradable, casi primaveral. Maya esperando en el garaje a que me decida si me voy hacia el norte o hacia el sur. La calle cortada porque hoy hay carrera pedestre, de esas que organizan de vez en cuando y cortan toda una ciudad dejando a unos sin poder salir y a otros sin poder entrar, y si además los corredores fuesen más o menos parejos, pero lo que unos recorren en dos horas los últimos lo recorren en seis; total, que toda la mañana bloqueados, y si quieres salir, o te peleas con el guardia, que al final casi siempre cede, o te haces una pirula empujando la moto por un paso de cebra, con lo que al final estorbas más que si cruzaras rápidamente usando el motor, pero se ve que eso es lo que les gusta.
Finalmente, y una vez pasado el primer escollo, que no fue difícil porque como la carrera aun no había llegado, el guardia prefirió dejarme pasar en vez de darme cuarenta mil explicaciones sobre cómo llegar a la carretera. Me decido a dejar por una vez el sol a la espalda, que siempre lo llevo de frente, y me voy a la Sierra Norte. De Sevilla a Alcalá del Río, Cantillana y El Pedroso; me vuelvo por el Pantano de los Melonares, Castillblanco de los Arroyos, Burguillos, Guillena y Sevilla.
Apenas si me he parado a hacer un par de fotos con el pantano al fondo, pero los paisajes eran para haber hecho unas cuantas, aunque eso es lo que pasa, que está uno tan harto de verlos que ya no le saca el jugo de la primera vez.
Y lo realmente cierto es que esta moto cansa para viajar. No he hecho mas que unos 150 km y ya me estoy notando que la cabeza me pesa y los músculos del cuello están empezando a protestar. Además, esa amortiguación tan dura no ayuda mucho a que el viaje sea confortable. En cambio, en ciudad es un gustazo de moto: acelera bien, tiene buenos bajos, frena adecuadamente, aunque con tendencia a bloquear la rueda trasera, tiene un gran ángulo de giro y se maneja muy bien con el manillar ancho. Si es que todo no se puede tener bueno. Otra cosa que estoy pensando es que en cuanto empiece a haber mosquitos me voy a poner el pecho precioso de condecoraciones, así que habrá que poner la cupulita, so pena de parecer un anuncio de insecticida.
A la vuelta me he encontrado el camino cerrado por la carrera y he dejado la moto a unos 100 metros de casa, en la puerta de un bar al que voy algunas veces. Ahora cuando acabe con esto iré por ella y de paso me tomo una cervecita, que es mano de santo para el dolor de cuello.
No hay comentarios:
Publicar un comentario