domingo, 9 de enero de 2011

234.- UN POQUITO DE ENSALADA DE CABLES

Desde la Guaridischentreffen han pasado cosas como, por ejemplo, que han venido los Reyes Magos, pero además me han llegado algunas cosas de las que tenían que haberme entregado en García Pla Motor de Castellón, cuando cambié la Triumph Sprint ST por la BMW R1100S. En el trato se incluían un casco System V para Maricruz y varias piezas de la BMW, a saber: los silenciadores originales, que con los Laser es dificil que pase la ITV, las tapas pequeñas de las maletas, con las que el volumen se reduce bastante, tanto el de carga como el de andar por el tráfico urbano, la cacha lateral derecha del colín, que tenía una pequeña rozadura, el colín, que se lo quedaron los de García Pla Motor en Benidorm porque a mí no iba a hacerme más que estorbar, y el caballete, pieza que para mi es fundamental para poder hacerle el mantenimiento a la moto. No hay nada peor que trabajar en una moto con la pata de cabra. Bueno, sí, trabajar en una moto sin elevador.

Pues bien, han llegado algunas piezas, ya era hora, dos meses más tarde, pero ni el caballete ni las tapas estrechas de las maletas han llegado, a pesar de que en el anuncio y después, en las conversaciones que he mantenido con ellos se especificaba claramente que tales piezas entraban en el trato. No sé si tendré que hablar con el gerente de García Pla Motor o si tendré que protestar en otras instancias mas altas, incluso judiciales, pero voy a intentar que cumplan el trato que hicieron.
Además de lo anterior, me ofrecían una garantía de un año. La garantía es más una trampa que otra cosa, porque no es garantía de BMW, sino de una compañía de seguros que para empezar te exige una revisión de la moto a los 1000 km (un gasto extra del que nada se dice al hablar de la garantía) y después no te deja dar de alta la susodicha garantía porque los de García Pla Motor no acaban de cursar la orden a la compañía de seguros. Total, que estoy encantado con la R1100S, pero no tanto con García Pla Motor, que me están demostrando un descuido en el trato a los clientes verdaderamente notable. Nada más cercano a aquello de que se olvidan del cliente en cuanto le venden la moto, que lo que me están haciendo a mí.
Aparte de lo anterior, los Reyes Magos me han traido unas magnificas manoplas y unas polainas impermeables que me han venido muy bien, como luego comentaré. A Maricruz le han traido una magnifica chaqueta de cordura, que, mira que casualidad, es exactamente igual que la que tengo yo ¡Qué sabiduría la de los Reyes Magos!
Y entrando ya en materia, el sábado anunciaban agua por todas partes, pero como yo soy mas chulo que un ocho no eché cuentas de predicciones y me puse en camino a la guarida para hacer algunas cosillas que tengo atrasadas en la R65, pero por si acaso me llevé la chaqueta nueva, que dicen que es impermeable, el pantalón de cordura del Lidl, que hasta ahora no se ha calado mucho, y las polainas nuevas. En el camino de ida no solo no me cayó ni una gota, sino que con el sol fuera la temperatura era agradabilísima para montar en moto, sobre todo si tenemos en cuenta que además salí tardísimo, a las diez. Se me estan pegando las malas costumbres además de las sábanas. El paseo hasta Ronda sin incidencias. La R1100S es una auténtica maravilla en curvas, incluso con el piso mojado, de forma que todo fue disfrutar la carretera.
Cuando llegué, y tras el protocolo de cada día (llamada de teléfono, encender el ordenador, limpiar el casco y ordenar un poco lo que se había quedado por enmedio tras la Guaridischentreffen) me puse con el trabajo atrasado. Me interesaba acabar con la R65, que lleva mucho tiempo parada y eso no le viene nada bien a su batería, que además, me parece que está dando las últimas boqueadas.
Intenté poner a los intermitentes delanteros unas sujeciones más largas que las que tenía, con la finalidad de que sean más visibles por los laterales de la cúpula. Desmonté el izquierdo

pero no pude acabar de montarlo porque no encontré unas tuercas apropiadas para el soporte. Son de un paso de rosca un poco rarillo, o al menos no se corresponde con ninguna de las tuercas que tengo en la caja de tuercas: 10x1,25. Habrá que buscarlas la semana que viene, con lo que el trabajo se quedó a medias.

Abandoné los intermitentes delanteros y me puso con los traseros. Había comprado unos muy baratitos por internet, pero ese bajo precio ya anunciaba que no iban a ser nada buenos a pesar de que tenían buen aspecto. Efectivamente, cuando los recibí no tenían ni marca; eso sí, se habían preocupado de que el anagrama de la E de homologado en la CEE estuviera bien presente en todas partes. Los saqué del envase y lo que parecía metal cromado no era sino plasticuchi malo, por lo que tenían que llevar dos cables: positivo y negativo, y no como los metálicos, en que el propio intermitente hace la masa. Con menos convencimiento que ZP hablando de la recuperación económica me puse manos a la obra, le coloqué un conector a cada cable, uní los negativos de ambos intermitentes con el del piloto, hice las conexiones y pude comprobar que se me habían quedado cruzados los intermitentes, de forma que me encendían el de un lado delante y el del contrario detrás. Nada importante; cambiar los positivos y listo. Hasta Resnian me habría aprobado la ensalada de cables que hice.

Entonces me fui a la parte más dificil del dia: Había que desmontar todo el sistema de relojes para añadir un cuentarrevoluciones, porque el que viene incluido en el reloj no me gusta demasiado porque no se ve muy bien. Prefiero una aguja gorda de las de toda la vida. Eso llevaba aparejado el cambiar el soporte, y nuevamente Resnian me había hecho uno: desde aquí muchisimas gracias de nuevo, Jaime.
Lo primero desmontar la llave de contacto y el warning.

Para después quitar todas las conexiones, teniendo en cuenta que estuviesen bien numeradas para no equivocarme luego.

Hubo que rehacer una conexión, la de la toma de corriente del voltimetro, y es posible que aún tenga que rehacerla el proximo dia para meter el positivo del reloj nuevo, pero eso antes tengo que consultarlo con Resnian que es el que entiende de cables, no vaya a meter el gambazo.
Acabadas de quitar todas las conexiones pude sacar el reloj del soporte. Doblé el nuevo soporte con un ángulo parecido al que tenía el anterior, que quedaba bastante bien,

le coloqué los relojes y el warning

y procedí a reconectar todos los cables

y volver a montar el soporte y comprobar que todo funcionaba correctamente

con lo que para el próximo dia solo me queda conectar los cables del nuevo cuentarrevoluciones de acuerdo con las instrucciones,

pero eso será tras consultar a Resnian, que hay un par de cosas que no entiendo bien en las instrucciones, y eso que son para tontos.
Acabada la mecánica, y aprovechando que el dia era primaveral, con una temperatura agradabilisima, tanto que estuve toda la mañana en mangas cortas, me abrí una cervecita y mientras me la tomaba le di un fregado a la R1100S, que por cierto estrenaba guardabarros trasero que ademas de sentarle muy bien me va a evitar todas las salpicaduras.

Tambien aproveché para darle un lavado a la R80ST.

Acabadas la cerveza y la limpieza recogí las cuatro cosas que se habían quedado por recoger, reubiqué el centrador de embragues que me regaló Moggs la semana pasada (muchisimas gracias otra vez, por cierto) en el cajón de las herramientas especiales

y me dispuse a regresar a Sevilla. Dado que no había podido acabar la R65, que era a la que le tocaba volver (desde hace lo menos tres semanas) y que tanto la R1100s como la R(0ST estaban limpitas, saqué la R100RS para volverme, y menos mal que se me ocurrió, a la vista de lo que sucedió después.
Total, que me puse en camino con un tiempo excelente, aunque en el oeste se vislumbraban nubarrones negros, pero los juzgaba bastante lejanos como para que me importasen, al menos de momento. La R100RS tenía gasolina de sobra para llegar, así que conecté el teléfono al casco y me puse en marcha.
A los pocos kilómetros, apenas veinte, las nubes que había visto tan lejos empezaban a estar peligrosamente cercanas. Me paré en una gasolinera, me puse las polainas y me ajusté la chaqueta nueva para adecuarla a las posibles nuevas condiciones de agua. No consideré oportuno ponerme los sobreguantes impermeables, ya que con el carenado RS no suele hacer falta protección extra para las manos ¡qué equivocados estamos algunas veces!
Cuando pasé Algodonales, y subiendo hacia La Nava, de repente el dia se hizo noche; unas nubes negrísimas taparon toda la luz y reventaron tres rayos justo delante de mí. Confieso que me asusté un poquito bastante por no decir mucho. Inmediatamente a los rayos empezó a caer agua de una forma que yo no recordaba haber visto en mi vida. Parecía que habían abierto de par en par las compuertas del cielo. Las neveras redujeron drásticamente su velocidad, en tanto que yo intentaba infructuosamente protegerme detrás del carenado de la RS agachandome y apretando el acelerador. ¡Qué va! entraba agua por la ventilación del casco, y eso que estaba cerrada, y por la visera; el agua rebotaba en los relojes de la R100RS y el que la conozca ya sabe lo dificil que es eso. Tras unos cinco minutos rodando en estas condiciones la cosa se calmó un poco, y el tormentazo se convirtió únicamente en lluvia. Más calmado fui haciendo una revisión de mi estado conforme iban pasando los kilómetros: cabeza mojada, cuello mojado, torax y brazos secos, manos encharcadas (llevaba unos guantes de invierno con goretex, pero entró el agua por arriba) muslos algo húmedos (el pantalón del Lidl cumplió más o menos, que aquello era mucha agua), piernas y pies secos. La chaqueta nueva y las polainas se habian portado divinamente. A las manoplas no les di oportunidad de demostrar si eran buenas, confiando en el carenado de la RS. Los Reyes Magos han acertado con el regalo. Un rato mas tarde estaba en casa.
La semana que viene intentaré acabar la R65; bueno, más que acabarla dejarla funcionando, porque ni el piloto trasero ni los intermitentes traseros me acaban de gustar.

No hay comentarios: