lunes, 8 de junio de 2009

138.- REUNION DE CLASICAS BMW EN ALMERIA

Este fin de semana tocaba reunión de clásicas en Almería. No sé muy bien cómo empezó esto; quizás en la última reunión de Iznajar, en que echamos de menos a los del levante andaluz, empezó a gestarse algo, y después, poco a poco se fue definiendo un fin de semana de finales de mayo a mediados de junio para quedar por allí y así darnos una oportunidad para conocernos físicamente, que ya está bien de conocernos solo por ordenador. Hasta se hizo una encuesta en el foro para decidir que día nos venía mejor a la mayoría, y se decidió que este fin de semana iba a ser el de la reunión. Alguien le encargó a Varito la organización, y, desde luego, como veremos después, no pudo elegir mejor.
Antes de seguir con la reunión, conviene recordar que sigo en tramites de cambiar a Maya por una R65, y que me quedaba por ponerle un nuevo kit de transmisión secundaria. Me gustaría poder cambiarla este fin de semana próximo, así que me interesaba acabar de ponerlo. A tal efecto, el fin de semana comenzó el viernes por la tarde, y es que, de todas formas, aunque no hubiera tenido que hacerle cosas a la Honda, sí que tenía que pasarme por Ronda a cambiar la Sprint por la BMW, que tampoco es muy correcto irse en una Triumph moderna a una reunión de BMWs clásicas, aunque pensándolo bien, a toro pasado, quizás la hubiese disfrutado mucho en algunos momentos, pero eso lo contaré luego. Cada cosa a su tiempo; no nos aturrullemos que se nos empantana el blog. Total, que nos fuimos a dormir a Ronda, y así aprovechaba la tarde para trabajar un poco.
Hacer el equipaje para la Sprint es muy fácil por una parte, pero a la vez es una auténtica tortura, porque no cabe nada en las maletas, así que acabas en un minuto, pero se te queda todo fuera. Son de un diseño exquisito, pero solo eso: muy monas. Pero es que ademas de inútiles son gordas; es raro el día que las pongo y no le atizo a algo con ellas, una columna, un coche aparcado, una esquina... Echo de menos aquellas magnificas maletas de la Sprint 955, en que cabía de todo, e incluso yendo acompañado se llevaba uno todo el equipaje para diez días, incluidos tienda de campaña, sacos de dormir, etc. Decía que caben pocas cosas, y para hacerse una idea, baste decir que cuando posteriormente cambiamos el equipaje de la Sprint a la BMW, el contenido de las dos maletas de la Sprint cabía en una de las de la BMW. Calcúlese.
El viernes por la tarde el tiempo amenazaba lluvia. Esto debe ser lo del cambio climático: toda la semana bueno, llega el fin de semana y a llover. A los de Motogp, con esto del cambio climático les persigue la lluvia; incluso estan planteándose acabar el mundial en motos de agua... Y no me desvío, que hoy tengo el pensamiento particularmente saltígrado; como amenazaba lluvia tuvimos que llevarnos los trajes de agua, que también abultan lo suyo. Al final, por el camino nos cayeron cuatro gotas al salir, y poco más. Si no los llevamos nos habríamos puesto totalmente "sopas". Llegamos a Ronda a eso de las seis y pico de la tarde, desmontamos el equipaje y mientras Maricruz se ponía con las camas yo me puse con la Honda. Lo primero cortar la cadena, pero me había olvidado las herramientas de corte y remache, y es lo que yo digo, que llevo el Alzheimer un poquito avanzado para mi edad. Bueno, para cortar no pasa nada. Un poquito de radial y a tomar viento la cadena (obviamente le dí a los remaches, no al eslabón, que no soy tan burro).

A continuación, comprobar que el piñón era el correcto, no fuera a ser que me hubiesen mandado uno con más o menos dientes,

y ponerlo en su sitio.

y después volver a sacarlo para meterlo con la cadena vieja tirando de la nueva.

Una vez llevada a su sitio, solo quedaba unirla con el eslabón de enganche previamente engrasado y con sus juntas tóricas bien colocadas.

A continuación me fui por la corona, que tambien hay que cambiarla.

Comprobé que tenían el mismo número de dientes, y desmonté la antigua.

Para próximos cambios tengo que tener en cuenta que los tornillos de la corona deben aflojarse con la rueda puesta y así se puede inmovilizar pisando el freno, que con la rueda desmontada tenía que apoyarla en la pared para poder aflojarlos y apretarlos a conciencia (con su par, vamos, aunque no digo de qué).

Obsérvese, incluso a contraluz, el titánico esfuerzo para apretar los tornillos. ¡Impresionante exhibición de poderío!

Una vez todo en su sitio y con su par de apriete correcto, montar la rueda

y poner la cadena alrededor de la corona.

Como no tenía la remachadora y no quería hacer una fullería dándole dos martillazos, dejé atado el eslabón de enganche con un alambre hasta que vuelva con la herramienta adecuada y acabe el trabajo.

Y con esto se acabó el día. Un par de cervecitas, una cena ligera y a la cama, que al día siguiente había que irse a Almería.
El sábado amaneció como deberían amanecer todos los sábados, por lo menos en primavera: con un sol radiante, aunque eso sí, hacía un poquitín de fresco, pero nada alarmante. Habíamos visto al tío del tiempo y nos había dejado medio convencidos de que no iba a llover, por lo menos por la zona por donde íbamos a ir. La BMW se desperezó cuando el sol recién salido por la montaña acarició su colín, y arrancó sin siquiera soltar una tosecilla, demostrando esa alegría que le entra cuando sabe que nos vamos de paseo a ver viejas compañeras.

La saqué a la calle y nos hicimos esta foto que se la debía a Unpezz desde hace tiempo, pero es que hasta ese momento no habíamos estrenado los polos del Comando Cataluña ¡Gracias Agustín!

El solecito duró lo que dura un Rolex falso; a los pocos kilómetros las nubes lo habían tapado completamente, y empezamos a dudar de si lo que nos había contado el tio del tiempo iba a ser verdad o un pegote para conformarnos. El fresquito que hacía al salir se fue convirtiendo en un poco de rasca. Paramos en Las Cuevas del Becerro a desayunar y ya no paramos otra vez hasta un poco antes de Granada, a llenar el depósito. Por entonces hacía un tiempo bastante desapacible, aunque como llevabamos el viento a favor casi todo el tiempo, casi no se notaba, pero en el Puerto de la Mora pasamos frio de verdad. Si es que eso de vestirse de primavera en primavera... con el cambio climático que calienta el planeta... ¡No me creo nada!. Los kilómetros pasaban con prontitud, y antes de que nos diéramos cuenta estábamos en Guadix, y consultando el reloj comprendí que íbamos a llegar mucho antes de lo previsto a Abla, lugar donde habíamos quedado la mayoría. Menos mal que según nos había dicho Komodoro había un barecito agradable enfrente de la gasolinera de Abla. Allí esperaríamos y nos quitaríamos el frío. De todas formas, aflojé un poco la marcha porque el termómetro me iba indicando que el aceite estaba a 120 ºC y tocaba el radiador y estaba frío, luego el termostato no estaba funcionando como debía. Esto me tuvo preocupado todo el tiempo que estuvimos subiendo, pero en cuanto empezamos a bajar la temperatura se estabilizó en 110 ºC, por lo que estaba más tranquilo, aunque el radiador seguía sin funcionar. Desde Guadix el tiempo mejoró bastante. Supongo que algo de culpa tendrían los ventiladores aquellos enormes que hay por aquella zona para espantar las nubes y que no se moje el desierto.
Llegamos a Abla un ratillo después, sobre las 12. Entramos en el pueblo, dimos un paseito a ritmo tortugués, llegamos a la gasolinera que estaba a la salida, y allí estaban: por un lado el Bar Pintao o Pintado, que no recuerdo como era, pero que estaba cerrado, y en la puerta del bar más cercano, Berta. Emilio (Bmwero) no podía estar lejos. Aparcamos tras ella y antes de que pudiéramos quitarnos siquiera el casco, apareció Emilio apretando un café entre las dos manos y con un pantalón que parecía un dodotis. Había llegado un rato antes y se había mojado bastante por Despeñaperros. Como es habitual en estas cosas, después de los saludos a enredar con las motos: Emilio probando una varilla del nivel del aceite que le había traído, y que, en teoría debería haber sido unos milímetros más larga que la que él tenía, pero no; era exactamente igual, hasta de color, así que no le sirvió de nada.

Yo me lié con el termostato, cuyo arreglo es muy facil: solo hay que quitar el tornillo inferior y meter uno un poco más largo (métrico 10, 6cm) con lo que el circuito de refrigeración se queda permanentemente abierto. Supongo que eso de que funcione el termostato debe ser importante en los países nórdicos, pero aquí me parece que va a estar mejor todo el año abierto, Por cierto, el tornillo que le puse era uno que me había encontrado unos dias antes por la calle y que, casualmente, era de esa medida. Los guardo todos, es una especie de síndrome de Diógenes mecánico.

Mientras tanto, Maricruz, que también había pasado su poquito de frío, incluso yendo de paquete, se había pedido una tónica y estaba calentándose al solecito en la puerta del bar (para eso, podía haberse pedido un coñac como todo el mundo, digo yo).

Estuvimos un rato de charla (de motos, de motores, de proyectos, de realizaciones) y al poco rato empezaron a aparecer todos los demás. Si no me equivoco, el orden de aparición fue el siguiente:
En una primera oleada llegaron Komodoro y sus dos acólitos, que no recuerdo cómo se llamaban (lo siento, pero soy en desastre para los nombres, sobre todo si apenas cruzamos dos palabras) y Joeseph, que se había quedado a dormir en un hotelito a pocos kilómetros, renunciando a una noche de lujuria en otro hotel mas lejano y con luces en la puerta y que fue la comidilla de los previos a la reunión (Tote: es broma ¿eh? No vayamos a tenerla...)

Por cierto, si impresionantes eran las dos motos de Komodoro (GS 800 y 1000), la de Joeseph, a pesar de estar más vista brillaba aquella mañana de manera especial (o me lo parecía a mi).
A continuación vimos pasar tres motos para abajo, en dirección a la gasolinera y que no se percataron de nuestra presencia. Al poco rato volvieron y comprobamos que eran MrTwinflat con su flamante R90/6, que debe tenerla en manteca metida, porque en dos años que hace que la conozco no le he notado elmás mínimo cambio,

y los gemelos, con una GS y una DUCATI Paul Smart que nos hizo babear a todos.

Algunos no pudimos resistirnos a probárnosla. A mí, particularmente, me quedaba algo estrecha de sisa, y me gusta mas en rojo con un escape por cada lado.

También pude cumplir mi sueño de ver a los dos gemelos a la vez, cosa que no me había ocurrido nunca (y esta vez no hay photshop ni nada de eso).

A continuación llegaron Diayu, Silverio y DavidRC.

Finalmente llegó Varito (no tengo fotos de ese momento, ni se la he podido mangar a ninguno de los que las han colgado en bmwmotos.com) y nos puso en marcha a todos. Había preparado una ruta en dos tramos: un primer tramo para llevarnos a comer al Camping Las Menas, y un segundo tramo por toda la sierra almeriense y el desierto de Tabernas hasta Almería.

En la subida hasta Las Menas se nos perdieron Joeseph y Silverio, y pude comprobar cómo iban algunos de destripados... Berta, la R100RS de Bmvero corre que se las pela; intenté seguirlo pero abrió gas y ya no lo volví a ver hasta la comida. Algo parecido me ocurrió con la Paul Smart: verla y perderla en la primera recta. Tambien hay que tener en cuenta que nosotros íbamos dos en la moto, y todo el camino era cuesta arriba, pero de todas formas aquellas dos motos andaban bastante más que la mía. Imposible pillarlas.
Por el camino hicimos algunas fotos, y como siempre, cuando llevo cámara nueva, me pillaron desprevenido para las seriadas.

En el Camping Las Menas nos reunimos todos, porque allí habían quedado los que venían desde el levante del levante, léase Alicante: Curroalb, Fernández, Kojac (que ni tiene BMW, ni es clásica, ni nada, pero allí estaba con nosotros). Nuevos saludos, abrazos, etc. Al poco de estar allí llegaron los rezagados Joeseph y Silverio, y se repitieron los saludos y abrazos. Algunas fotillos de las previas a la comida

y la oficial del grupo

Hubo quien hasta preparó la moto para la ruta de la tarde con ruedines para tumbar a gusto...

Las abnegadas féminas (cinco juntamos, no esta mal; para la próxima 7)

Joeseph por fin recuperó su funda de depósito, que la tenía Silverio desde la reunión de Vinuesa, allá por febrero.

Y por fin, entramos a comer. Unas fotillos para recordar aquellos momentos.

Y un pequeño detalle: entre estas cuatro fotos, que son recortes de otras tantas, median casi cinco minutos. Kojac ni se movió en ese tiempo ¡admirable!

Después de la comida unos cuantos se fueron directamente (los del levante del levante) y otros seguimos juntos un tramo hasta que otro grupo también se despidió (los granadinos y los jienenses) y nos quedamos unos poquitos, que seguimos camino hasta Aguadulce. Ni que decir tiene que la carretera preciosa: curvas, mas curvas, buen piso, buena temperatura, paisajes preciosos, y hasta un susto que se llevó Emilio a la altura de las canteras de mármol de Macael. Yo iba detrás de él y vi perfectamente como en una curva de derecha perdió la rueda delantera medio palmo, pero enderezó enseguida y todo quedó en un susto.

Cuando llegamos a Aguadulce, la verdad es que yo al menos, tenía las muñecas un poquillo tocadas y estaba deseando soltar la moto y tomarme una cerveza tranquilito. Varito nos había reservado hotel, pero no era un hotel, sino un aparthotel (si lo sé me paso por el Mercadona antes) A la habitación, que no era habitación, sino todo un apartamentito, no le faltaba ni el pasillo.

Tenía su cama de 2x2, como se estila ahora, para poder echar carreras sin tener que salir del dormitorio

y su saloncito con su tele, su cocina y su cuarto de baño

sin olvidarnos de la terraza con vistas al mar

Pues nada de eso aprovechamos, porque después de una ducha reconfortante estabamos en la calle tomando una cervecita, hablando nuevamente de motos con Emilio, McGiver, un almeriense que no sé como se llama porque es nuevo en el foro, pero que tiene un magnifico invento para las abuelas que tiene que dar a conocer en el foro, Alfonso, Santi, Varito, y por supuesto, las niñas. Un rato y unas cervezas mas tarde estábamos cenando en un restaurante del paseo maritimo; después, unas copas (una ¿eh?) y a la cama, que había que volver a casa a la mañana siguiente, y a lo tonto ya eran las tres de la madrugada.
La vuelta, pues lo de siempre: todo bien salvo un pequeño detalle, que unos tíos vestidos de verde se empeñaron en hacerme una foto a 13 km de mi casa. Mira que es un radar que tengo archilocalizado, pero se ve que el cansancio me llevaba la atención por los tobillos, y cuando me quise dar cuenta me habían cazado. Por esta vez ganan ellos.
Y acabo ya de contar películas porque esta entrada del blog me ha costado tres días escribiendo.
¡Ah!, se me olvidaba, cuando queráis organizar algo, contad con Varito, es un fenómeno de la naturaleza.

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