jueves, 12 de diciembre de 2013

328.- SEGUNDA PARTE DEL MOTOR DE ARRANQUE Y PEQUEÑOS PROGRESOS CON LA SHERPA

Una vez cambiado el motor de arranque, el problema principal, que era el mal arranque de la GS, está arreglado, pero el motor debe tener algo estropeado para no ir bien. Lo normal es que tenga porquería solamente, o que las escobillas estén gastadas, o alguna cosa simple, pero hay que abrirlo y verlo. Es una operación sencilla y se puede hacer tranquilamente sentado en una mesa. Solo hay que tener precaución de poner unos papeles para recoger la porquería y evitar una regañina. Empezamos por quitar las dos tuercas que sujetan la pletina triangular. Antes de nada tengo que decir que faltan unas piezas en este motor: unas arandelas de ajuste, un clip para impedir el movimiento axial del bobinado y una tapa con dos tornillos que cierra todo lo anterior, y eso se debe a que el motor donante que le puse el otro día a la GS no las tenía y se las he tenido que "prestar".



Ahora desenroscamos los espárragos que sujetan la tapa y la retiramos.


Ya tenemos las escobillas a la vista y ya empieza a salir un poco de porquería. Quitamos la tuerca que sujeta la conexión entre el bendix y el bobinado.



Y ya podemos empezar a limpiar algunas cosas, como la tapa, por ejemplo. Yo uso queroseno de calefacción y una brochita.


Si tiramos hacia afuera salen las escobillas y sacamos los imanes. Todo está muy sucio y empiezo a ver restos de cobre como si hubiesen puesto grasa de cobre en esta zona. Eso no es normal.



Lo limpio todo y lo pongo a secar.


Mientras tanto sigo desmontando. Quito la tuerca del eje del desplazador con lo que se liberan el inducido y la horquilla del desplazador.



Sigue apareciendo ese cobre que mosquea bastante. Podría ser grasa de cobre, pero con mucho cobre, demasiado, pero no veo de dónde ha podido salir. Hay cobre cerca, pero no parece que esté rozado.
Limpio todo muy bien y le doy una lija muy ligera a la zona de los colectores


Con un palillo limpio los restos en las canaladuras entre los colectores y lo dejo todo listo para montar. Debería cambiar las escobillas, pero no tengo, así que lo dejo pendiente para otro día.


Y como no puedo hacer nada más, pues lo vuelvo a montar todo siguiendo el proceso inverso: Encajo el inducido en la horquilla y le coloco el pasador que hace de eje.



 Previamente he puesto un poco de grasa en la punta, para que deslice bien sobre el casquillo.


Monto la caja de imanes y coloco las escobillas sobre los colectores, que es lo que más lata da.


Ya solo queda poner la tapa y atornillar los dos espárragos haciéndolos coincidir con las muescas que tiene la placa de las escobillas.



Y con eso dejé aparcado el motor de arranque hasta que compre las escobillas.
La Sherpita es otra cosa; me está dando más lata de la que creía, porque se niega a despellejarse la pintura y he tenido que recurrir a métodos lentos y pesados, pero parece que ya va entregándose. El colector presentaba este aspecto después de un buen rato de lucha feroz.


La caja del filtro ya estaba totalmente despintada y lijada, y le he dado una imprimación galvánica con zinc para protegerla de la oxidación.



Y, una vez seca, la he pintado con pintura acrílica negra satinado (RAL9005), de forma que se ha quedado tal que así:


El silenciador también ha tenido su pelea para decaparlo


He descubierto que es el original (ya quisiera yo que los números del bastidor se viesen igual de bien).


Y al final se ha quedado mas o menos bien.


Después, a la sala de pintura:


Tras el secado se quedaron con este aspecto:



A la luz del dia se ven bastante mejor y todavía tengo que darles otra mano de pintura.
A continuación quité la palanca de arranque, que tenía un aspecto deplorable,


La desmonté y le quité la goma y la cinta aislante


le quité las pinturas de varios colores que tenía y la limpié con Glanzol.


Finalmente, volví a montarla y se quedó con bastante mejor aspecto, aunque todavía se puede mejorar un poco.


¿Y eso es todo lo que hice? Pues no, que también me dio tiempo a lavar la R100RS (ya era hora, que está esperando desde que fuimos a Benidorm) y la R65, que se ha venido conmigo a Sevilla.


La vuelta como siempre: cansado y apurando los últimos rayos de sol. Por supuesto, no ha faltado el imbécil con coche grande que se pica y se pone en peligro. Cada viaje un imbécil, por lo menos, como los plátanos de Canarias. Y la Seguí preocupada de la recaudación.

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