jueves, 21 de junio de 2012

306.- HORQUILLA COLOCADA, MOÑO TIESO

Voy a actualizar el blog, que llevo cuatro días de retraso y anoche ya me lo reprochó algún que otro mirlo en Los Barriles. Para empezar, como siempre: sábado tempranito, buena temperatura (calorcillo, vamos) y llegada a Ronda en la R100RS sin ningún tipo de anécdota ni suceso digno de ser contado. Sigo a la espera de piezas (todas las piezas recambiables de los carburadores (tóricas, juntas y membranas) y por fin tengo los cojinetes de la dirección, así que puedo montar la horquilla, pero antes hay que colocar los cojinetes. Primero coloco en la pipa de la dirección la pista exterior del cojinete inferior


Unos golpes con el martillo interponiendo una tabla de madera para no dañar, y adentro.


Ahora la pista exterior de la parte de arriba de la pipa de la dirección. Idéntico procedimiento.




Ahora había que quitar la pista interior y la canastilla de rodillos de la columna de la dirección, que se había quedado ahí olvidada y que no quería salir, hasta el punto de que hube de recurrir a la minirebanadora de cojinetes portátil. 


Afortunadamente, cuando iba por la mitad se rindió y no tuve que cortar la pista entera.


La pinta que tenía la poca grasa que le quedaba no podía ser peor ¡puaj, que asco!
Aproveché la pista vieja para empujar con suaves (¡!) golpes de martillo el cojinete nuevo



hasta que se quedó en su sitio. Por supuesto, le puse abundante grasa, no solo la que se ve en la foto anterior. No soy tan rácano.



Y ya solo quedaba meter la columna de dirección en la pipa. Bajé la mesa elevadora, apoye la horquilla en la mesa, acerqué los dos elementos y no llegaban el uno al otro. No podía haber cópula en esas condiciones. Podía levantar la horquilla con una mano y con la otra meter el cojinete superior y todas las piezas hasta la tuerca, pero no tengo tanta fuerza. Probé buscando un tronco, pero ninguno tenía la altura adecuada. Finalmente decidí empujar un poco hacia adelante la moto mientras sujetaba la horquilla en posición, y ¡plaf! cedió el caballete y la moto al suelo, bueno al suelo no, a la mesa, que se me quedó allí encima apoyada sobre el cárter. No solo no pasó nada, sino que me dio la idea para montarla cómodamente: horquilla apoyada en el suelo y moto apoyada en el cárter encima de la mesa. Subiendo y bajando la mesa podía controlar perfectamente la altura necesaria para ir poniendo las distintas piezas.



A continuación tuve una pequeña pelea con la rosca, que decía que no quería que pasase la tuerca. Tras un ratillo de pelea y varios atornilla-desatornilla también se rindió.


En estas estaba cuando llegaron Diegofull y el Vecino Misterioso, y me alegré enormemente, porque solo no era capaz de levantar la moto otra vez al caballete y ya andaba maquinando cómo hacerlo cuando con su ayuda no hubo más que aplicar esa poquita de fuerza que me faltaba ¡si es que ya estoy mayor!
Fuera, las tres motos esperaban (la preciosa R100RT del Vecino Misterioso, como estaba a la sombra del pino se ve menos).


Y como ocurre cuando tengo visita, con la charla hago menos fotos, pero para eso estaba el Vecino Misterioso, haciéndome fotos como si fuese un tirano mandándole a Diegofull poner cables por un lado y por otro mientras me tomaba una cerveza.


Lo cierto es que yo también curraba de lo lindo, de forma que los cables estaban colocados en menos de lo que se tarda en contarlo.






Eso sí, la cerveza no se me cae de la mano, pero no es por vicio, sino porque estos dos van pillando la primera que se encuentran, y eso no puede ser.
A estas alturas el Vecino Misterioso nos abandonó, que tenía compromiso familiar (yo creo que le damos un poco de miedo) pero quedó registrado que se llevaba las bufandas que le correspondían, que no haya reclamaciones después.


Un poco más tarde fuimos a tomar algo al motoclub, donde nos informaron de que al parecer, había una especia de concentración de motos BMW veteranas, pero no vimos ni una en todo el día y tampoco sabíamos nada de eso.
A la vuelta hicimos alguna que otra cosa, como limpiar algunas piezas de la parte delantera de la moto, lijar y pintar otras y algún que otro detalle, y allí se acabó el día de trabajo. 


Sigo pendiente de que lleguen los  recambios de los carburadores para acabarla. Ya voy teniendo ganas de arrancarla, aunque ese honor habrá que dejárselo a Diegofull, que me está echando unas cuantas manos, y es que me parece que se está aficionando a esto de las motos viejas. 

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