viernes, 4 de noviembre de 2011

269.- HALLOWEEN EN BENIDORM ¡UFFFFF!

Va a ser difícil escribir esta entrada. En primer lugar porque no tengo casi fotos y tendré que ir "robándoselas"a los que las pongan en los foros, si es que las ponen, con lo que casi todo va a ser un ladrillazo de esos que salen de vez en cuando, venga letras y más letras, y después porque tengo dentro una gran carga emotiva que me gustaría controlar para que saliese suavemente en vez de a borbotones, pero eso ya veremos al final si lo he conseguido o no.
Tal vez lo mejor sea relatarlo todo cronológicamente, por lo que empezaré diciendo que allá por la primavera me llamó Curroalb diciéndome que me tocaba este año ser el homenajeado en la Halloween. Lo primero que se me ocurrió es que se estaba quedando conmigo, pero después de un rato de charla por teléfono me convencí de que iba en serio. También me dijo que había hablado con Maricruz para hacerme entrega de un regalo en el almuerzo del sábado y que no intentase averiguar nada porque mi mujer no soltaría prenda. Debo confesar que no me lo creí, de modo que los primeros días intenté sonsacarla, pero sin fruto alguno, así que cada vez fui distanciando más los intentos de obtener información, hasta el punto que casi se me olvidó (es lo que tiene la involución senil). Desde entonces hasta ahora solo me he preocupado de la Halloween para ir preparando el viaje, sin echarle cuenta a aquello que me dijo Curro. Después, y ya a toro pasado, me he enterado de toda la gente que ha estado implicada en darme el sorpresón que me han dado y me he quedado más de piedra todavía, pero eso vendrá después, cuando toque.
Seguimos con el relato cronológico y nos plantamos en el fin de semana previo a Benidorm en que me llegué a Ronda para recoger la R100RS, me llovió un poco y tengo que confesar que me dio mucha flojera hacer lo que tenía que haber hecho, que no era más que una buena puesta a punto, pero eso de haberle puesto pocos días antes la mitad inferior del carenado me quitó las ganas, y me autoconvencí de que la moto estaba bien (en realidad lo estaba) y que no iba a necesitar nada. Tal vez si hubiese abierto el cárter del alternador para la puesta a punto me hubiese dado cuenta del mal aspecto que presentaba el estator, y mas concretamente las escobillas (o tal vez no, pero siempre había la posibilidad). El caso es que no le hice nada, y me limité a cambiarle los escapes Hoske por los originales, que son un poco más silenciosos (en realidad menos ruidosos)



y me volví a Sevilla con el pellizquillo de que debía haberla puesto a punto. ¡Ah! que se me olvidaba, no solo hice eso, que también le di la vuelta a los escapes de la R65, a ver cómo quedaban y me parece que se los voy a dejar al revés una temporadita.



El siguiente hito cronológico fue el día antes de salir. Me llegué a casa de Resnian a ver si podíamos apretarle un poco la dirección, porque no tenía llaves de tamaño adecuado para aflojar la tuerca que la fija. Y aquí hubo otro fallo, que apretamos un poquito más de la cuenta la dirección. Me di cuenta en cuanto cogí la moto y llegué a la primera rotonda. Me volví y la aflojamos un poco, pero no fue suficiente, aunque para no dar más la lata (estaban montando Resnian y Spinner un carenado en la R65) pensé que lo mismo se aflojaba un poquillo con el uso (eso no pasa nunca, pero uno, muchas veces se autoconvence de cosas increibles).
El siguiente suceso fue la salida desde Sevilla. Nos íbamos solos (en el fondo los motoristas somos solitarios, aunque nos reunamos de vez en cuando) porque mi mujer tenía que trabajar y no salía hasta las dos. Se había llevado la ropa de moto e iba a estar preparada cuando yo llegara, y así fue. A las dos en punto estaba yo en Utrera con la moto cargada hasta los topes (la de cosas que meten las mujeres en las maletas) y a las dos y cinco estábamos camino de Benidorm. El día era caluroso y se notaba bastante calor a pesar de que solo llevabamos la chaqueta de cordura. Los kilómetros se fueron sucediendo uno tras otro y al poco rato estábamos en Granada y con temperatura mucho más agradable. Paramos en una gasolinera en Alfacar, llenamos el depósito y nos tomamos un bocadillo con una coca cola y enseguida a la moto, que quedaba mucho camino. A partir de aquí el cielo empezó a encapotarse y veíamos a lo lejos cómo las nubes descargaban a uno y otro lado. Al frente, el panorama cada vez mas negro, hasta que empezó a llover a la altura de Guadix. Desde allí hasta Benidorm nos llovió intermitentemente: diez minutos lloviendo y un minuto sin llover. Menos mal que en la R100RS ni te enteras del agua ¡peaso de moto!
Al poco de empezar a llover veo que se enciende la luz del generador, al principio débilmente y después más intensamente, pero al rato se vuelve a apagar. Voy vigilándola y veo comportamientos muy raros: se enciende, se apaga, si subo de vueltas no se apaga y algunas veces al bajar de vueltas se apaga. Una cosa muy extraña, pero desde luego nada bueno, seguro. El voltímetro bajando hasta los 10 voltios y al poco rato empieza a subir hasta los 12 voltios para bajar de nuevo y ya mantenerse en los 10 pero bajando poco a poco. A todo esto, entre la hora que es y la que está cayendo ya se ve bastante poco y empiezo a temer que nos quedemos tirados porque el voltímetro marca 9 voltios y la bombilla del faro alumbra bastante poco. Llegamos a Alicante y decido meterme por la autopista para poder ir mas fuerte e intentar cargar más la batería. Afortunadamente llegamos a Benidorm a eso de las 9 de la noche y encontramos el hotel a la primera. Paré la moto, saludamos a los que estaban en la puerta recibiendo al personal (Curroalb, Varito, Mamen, Alfred, y un larguísimo etcétera...) y nos subimos a la habitación a soltar el equipaje y darnos una ducha. La idea que tenía de la avería es que podía tratarse de la placa de diodos, aunque no me explicaba algunos síntomas, pero ya, una vez allí me parecía que lo tenía fácil  porque había echado de repuestos un rotor, una placa de diodos y unas membranas de carburador, así que me las prometía muy felices pensando que iba a arreglarlo en un momento. Con esa idea nos fuimos a cenar y preparé una pequeña sesión de mecánica con Robemumoto para después.



Lo malo fue que no solo vino Robemumoto, sino que se apuntó todo el mundo, con lo que aquello empezó a parecerse a una feria en la que todos querían meterle mano a la moto, todos daban consejos y opiniones y eso me pone de bastante mal genio, aunque tengo que reconocer que lo hacían con su mejor intención, pero ya hemos tenido algún percance por actuaciones mecanicas multitudinarias y me ponen malo.




Abrimos el cárter del alternador y nos encontramos con que no era la placa de diodos lo que se había estropeado, sino que a una de las escobillas se le había roto el cable. Claro, eso explicaba los síntomas tan raros: cuando no hacía contacto se encendía la luz del generador porque no había carga, pero al cortar el gas, algunas veces volvía a hacer contacto por la inercia de la frenada y se apagaba la luz; cuando volvía a acelerar se separaba y volvía a encenderse el chivato.


Como allí todo el mundo opinaba, todos querían tener una posible solución y a mi me estaban mareando, decidí abandonar todo intento de arreglo, cerrar el cárter y volver al día siguiente a intentar la reparación, pero sin público. Estaba claro que necesitaba un soldador para intentar que la trencilla de cobre de la escobilla volviese a pegarse. Para acabar de arreglar el problema, la otra escobilla, al toquetearla se soltó de la soldadura, así que tenía tarea de soldadura. Nada complicado, salvo que no llevaba un soldador encima y al día siguiente era sábado. Mi idea era desmontar el estator por la mañana, coger un taxi y que me llevase a buscar un taller en el que poder soldar las dos escobillas. La verdad es que estaba muy preocupado por la dificultad de encontrar un taller, pero siempre me quedaba el comodín de irme a un centro comercial y comprar un soldador. Maricruz no me entiende algunas cosas, como por ejemplo que mi moto tenía que volver andando a Sevilla y que la posibilidad de tener que organizar la vuelta en taxi y grúa me ponía malo. Ella miraba más a los actos del día siguiente, y ahora, a toro pasado lo entiendo, que había mucha gente preocupada durante mucho tiempo como para que yo fallase, pero eso es lo que tiene tenerlo todo tan en secreto, que yo no alcanzaba a ver la importancia y sí que veía la importancia de lo que tenía delante, que era lo evidente para mí.
Curroalb, una vez más, apareció con el capote y me hizo un quite muy bueno: habló con el conserje del hotel y le encargó que cuando llegase el de mantenimiento me dejase un soldador. Bueno, hasta aquí la solución era mas o menos la misma que la mía e implicaba que media mañana del sábado la tenía perdida, y esa era la idea a la que me tuve que resignar, así que nos fuimos al paseo marítimo a pasar un rato e intentar olvidar el asunto hasta el día siguiente, pero en esto alguien me dice que Spinner tiene unas escobillas nuevas. Lo busco, le pregunto y me dice que sí, que las tiene en la caja de herramientas y que las coja, que su moto está junto a la mía. Eso significaba la salvación, ya que tenía muchas dudas de que el cable se fuera a soldar a la escobilla así como así. Nos fuimos Maricruz y yo a tomar una cerveza y estuvimos charlando un rato sobre qué hacer. De repente nos vino la inspiración: vamos a intentar montar las escobillas sujetándolas a las tuercas de los bornes en vez de soldándolas. En tres minutos estábamos en el hotel en que estaban aparcadas las motos (que no era el mismo en que dormíamos), localizábamos las escobillas de Spinner, desmontábamos el estator y nos íbamos a nuestro hotel a intentar colocarlas, y si no, al menos, tenerlo todo preparado para cuando llegara el de mantenimiento con el soldador. Bajo buena luz pude sujetar la punta de las trencillas de la escobilla de manera bastante fiable



y animados por el buen resultado nos fuimos nuevamente al otro hotel, montamos el estator, probamos la moto y vimos que todo iba perfecto. Cerramos todo y nos fuimos a descansar, que falta nos hacía.
No lo he dicho todavía porque hasta este momento lo único que me ocupaba el seso era la avería, pero nos encontramos con que nos habían metido en la habitación nº 103, ¡una suite! y aunque casi no nos ha dado tiempo a aprovecharla, sí que tengo que decir que estaba francamente bien, con jacuzzi y camas comodísimas. Una vez más, Curro, muchísimas gracias por el detallazo para con este abuelo y su joven esposa. Te la apunto en tu haber, y llevas...


A las ocho de la mañana suena el teléfono de la habitación. Curroalb que sube a dejarme el soldador. Si cuando yo digo que es un fenómeno... Le explico que el alternador lo han arreglado los duendes por la noche y que no me va a hacer falta el soldador hasta que volvamos, pero que hagan el favor de no esconderlo mucho en Recepción.
Diez minutos después estamos desayunando. Llueve, pero nos vamos a lo que nos tenía preparado Curro. Lo primero ir a recoger la moto al otro hotel. Maricruz se queda de cháchara y se olvida de coger la cámara, de ahí que tenga que andar mendigando imágenes. La recojo y nos vamos a la playa a hacernos la reglamentaria foto de grupo, algo más deslucida que otros años por la que estaba cayendo.





De la playa, acompañados por la Policia Municipal hasta la salida de Benidorm, a Aigües, al polideportivo.




La carretera muy bonita pero muy mojada; cosas de la lluvia. Llevaba delante a Igorpa y lo veía que una vez sí y otra tambien se medio comía las curvas, especialmente las de izquierdas. Por el retrovisor veía una larguísima cola de luces subiendo. Este año hemos tenido mala suerte con el tiempo, pero gracias a Dios no ha habido ninguna caída.

Por fin llegamos al Polideportivo de Aigües donde aparcamos las motos y nos remojamos un poco por dentro y asistimos a un concierto de batukada. Los componentes del grupo eran alumnos de un colegio de deficientes psíquicos y sus monitores.




Tremenda labor la de los monitores y tremenda ilusión la que contagiaban los componentes. Me impresionó vivamente ¡y encima no tocaban mal!




Al poco rato ya nos volvía a tener Curroalb en marcha. Si es que no nos deja descansar un minuto. Salimos del polideportivo y nos dirigimos a Jijona, al Museo del Turrón. Por supuesto, lloviendo todo el tiempo. ¡Vamojalturrón!




Dentro, pues eso, un pequeño museo de la elaboración del turrón a lo largo del tiempo.







Anécdota: uno de los visitantes se asombró de que tantos trabajadores de la fábrica fuesen en moto, de la cantidad que había aparcadas en la puerta. Les aclaramos que no trabajábamos allí, que solo habíamos ido a la degustación.
Y otra vez a la calle, a seguir mojándonos. Parada en una gasolinera donde nos trataron muy mal a los poquitos que echamos gasolina. La apuntaré y el año que viene me iré sin pagar, por lo desagradables que han sido. En unos minutos estábamos en el puerto de Alicante.



Curroalb había dispuesto que aparcásemos en la plazoleta central de una zona comercial del puerto a la que se podía acceder por una rampa lateral,



pero hubo alguno que lo intentó (y lo logró, aunque con dificultades) por las escaleras.




Casi me caigo y tengo que hacer eso que tengo pensado desde hace tanto tiempo de cambiar la R100RS a S. Gracias a los que me echaron una mano en la resbaladiza trialera.
Finalmente subimos todas las motos, las aparcamos y se hicieron algunas fotos,







entre ellas ésta que es casi la oficial, pero solo casi, porque faltamos Alfonso, Maricruz y yo, que estábamos en el bar de la esquina echando una cervecita.


De allí al Liceo Casino de Alicante, el mismo sitio en que estuvimos comiendo el año pasado.


Hubo algún que otro problema con las cervezas en la terraza. Parece mentira que nadie llevase encima una llave allen de 5 mm para arreglar el grifo de cerveza. Al final pasamos al salón.








y tras unos aperitivos vino el arroz.



Y después del arroz que se me sube Curroalb al estrado,


y empieza a contar una película que mejor os dejo aquí para que la veáis y oigáis, que no tiene desperdicio ¡qué mamón!.


No lo he pasado peor en mi vida. Aunque la gente no se lo cree soy bastante tímido, aunque ya, con la edad que tengo, he aprendido a controlarlo, pero esta vez me dejaron totalmente fuera de juego. Tanto es así que aunque al principio pude balbucear unas cuantas palabras, de repente se me subió algo a la garganta y estuve a punto de soltar un par de lagrimones.



Estas cosas no se hacen.
No se les ha ocurrido otra cosa que editar mi blog, este blog que estás leyendo, y pasarlo a libros, uno por cada año. Les ha quedado muy bonito, y digo les porque no solo ha sido Curroalb, sino que Juan (Diayu) se ha pegado también la gran currada.


Además, aprovecharon para hacer un pequeño folleto con las operaciones más frecuentes, tomadas tambien del blog, a las que Curro ha añadido al principio un muy emotivo prólogo y al final su utilísimo tutorial de arreglo de relojes, y lo repartieron a todos los asistentes. Y ahí me tenéis firmando ejemplares como si fuera alguien. En mi vida me he visto en otra igual.




De ahí en adelante recuerdo ir como en una nube; debió ser la cerveza. Apenas si me dejaban respirar entre firma y firma, y mientras, Curro seguía con el show: la entrega de premios. Nanas de oro y nanas de plata a los asturianos Sabi y Carpintero, que traían las motos preciosas. Un poquito de pelusilla se le quedó a nuestro mirlo onubense, que esperaba llevarse uno de los dos con su R65, pero después de lo que largó alguien de los carburadores y lo que tenían por dentro era difícil que se lo dieran. El año que viene hay que limpiar más, Juan.



De todas formas, nuestro Juan se llevo el premio a la mayor distancia recorrida, y es que Huelva está muy lejos de Benidorm.


Finalmente se entregó el premio más merecido: el de mejor organizador.


Y ¿a quien lo podría corresponder un premio así? Pues organizadores hay muchos y muy buenos, pero cuando uno se refiere al mejor, solo puede haber uno, el que está por encima de todos: Curroalb.


No suelo ir a muchas concentraciones; de hecho voy a muy pocas, pero ésta es de las de no perdérselas. El que la haya probado lo sabe y el que no la haya probado no sabe lo que se pierde.
Bien, seguimos con el relato del fin de semana. Volvimos a Benidorm a paso quizás un poco más ligero que de costumbre y nos encontramos con un radar. A uno de los nuestros, creo que a Chopp, lo pararon y lo emplumaron y a los demás no sé si es que salimos movidos en la foto o que no les dio tiempo a dispararnos a todos, porque fuerte sí que íbamos.
Una vez en el hotel dejé la moto en la calle para poder desmontar nuevamente el estator y soldarle las escobillas, pero mientras se enfriaba (ya tengo bastantes cicatrices por impaciente) nos tomamos una cerveza con el amigo Igorpa comentando las jugadas del día. Una vez frío el motor pude llevarme el estator a la habitación y soldar las escobillas con el soldador que tenía guardado el recepcionista del hotel. Aunque costó que aquello se quedase firme, al final lo conseguí y se me cambió totalmente la cara, porque significaba que finalmente podía volverme a Sevilla con mi moto y con tranquilidad, sin tener que ir pensando continuamente en que me iba a dejar tirado en cualquier momento, que era la sensación que había llevado desde que pasamos por Guadix a la ida hasta aquel mismo momento.
Una vez vuelto a montar todo subimos corriendo a cenar y nos perdimos el sorteo, pero de todas formas, gracias a las fotos que he ido mangando (casi todas) puedo casi recomponerlo: Primero la amable mano inocente de Eva (Gataracer) va sacando los números.



Los asistentes esperan impacientes a que la fortuna les sonría



Y así le sucede a la mayoría, ya que apenas un 5% de los participantes se queda sin premio, aunque, como ya he dicho antes, el mejor premio es haber estado allí.




A pesar de no haber ido nos han correspondido en suerte una camiseta y un regulador manual de la dureza del acelerador marca Spinner. No está nada mal, aunque sigo anhelando el lote de especias Carmencita. A ver si el año que viene...
Y finalmente la noche del desmadre. Quien sí, quien no, se disfraza y al paseo marítimo a tomar unas copas.








Allí, en uno de los pubs, cuyo nombre no recuerdo, concierto de Miguel y su grupo (Muy buenos, por cierto).


Los Mirlos agrupados bailando su himno



y las parejitas haciéndose arrumacos.



Los tríos no se hacían arrumacos y si se los hacían, no digo nada. Soy una tumba.


La noche fue transcurriendo entre risas, canciones y cervezas




Hasta que llegó la hora de irse a la cama. Destrozados, que la edad y el estrés no perdonan, pero mas contentos que unas pascuas.
La cama de la suite, que era comodísima nos dejó nuevos en unas pocas horas y a las nueve de la mañana estábamos desayunando. El día amaneció precioso.
En la calle, preparativos y despedidas




Por fin salimos hacia Sevilla. Voy el primero y me meto por la nacional. Todos los que vienen detrás se meten por la autopista. Se me quedó la cara descolgá. Pues nada, a seguir solos. Buen viaje y a buen ritmo hasta Sevilla. Ni un solo problema. La batería cargando a cerca de 14 voltios ¿será normal?
Cuando llegamos a Sevilla todavía nos dio tiempo de reunirnos a echar la penúltima cervecita en Los Barriles y comentar las jugadas. Todavía me duelen los ijares de la pechá de reir.
Curro: una vez más, muchísimas gracias por todo: por lo general y por lo particular. El regalo que me habéis hecho es una auténtica pasada. Le he echado mucha ilusión y tiempo al blog y tenerlo en papel es muy distinto a tenerlo en la pantalla del ordenador. Siento que se me quedara cara de tonto y que no pudiese ni articular palabra cuando lo vi, pero es que, de verdad, me dejasteis estupefacto. Muchas gracias también a Juan (Diayu) por el trabajo tan magnífico que ha hecho, a Maricruz, porque siempre está ahí, con lo difícil que es aguantarme, y a los que sabían de qué iba el regalo y se han quedado callados todo este tiempo. Son unas tumbas (se ha puesto de moda esto de las tumbas). Al Spinner ya le ajustaré cuentas por callaito.
Y ahí queda este pedazo de ladrillo, que creo que se lleva el récord del blog. Juan: menos mal que este ya no entra en el libro.

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