jueves, 17 de noviembre de 2011

272.- ¿QUE SI ME HA CAIDO AGUA?

Pues lo cierto es que me ha caído un poquito de agua. Cuando me levanté y vi el panorama meteorológico a través de la ventana, con el cielo color plomo oscuro y cayendo agua a mantas se me quitaron las ganas de ir a Ronda, pero pudieron más las ganas de moto y de hacer alguna que otra cosa, sobre todo después de asomarme al mapa del tiempo y ver que el frente de lluvia estaba empezando a pasar por encima de Sevilla en dirección este, así que si salía rápido y a buena velocidad podría adelantarlo, aunque después, a la vuelta, seguramente me pillaría todo el camino. 
Y efectivamente, así fue. Me puse el mono de agua, las polainas y las manoplas impermeables y me puse en marcha con la R100S. Lloviendo fuerte hasta Utrera. A partir de ahí ni una gota hasta casi llegar a Ronda. Los últimos cinco kilómetros lloviendo, pero por otro frente que entraba desde el sur, distinto del que había dejado atrás, así que cuando llegué no me había caído mucha agua. En el camino un par de incidentes: un perrito en una curva cerca de Zahara que me dio un susto de muerte porque pensé que se cruzaba y una oveja andando en dirección contraria a la mía por la carretera, apenas pasado el Puerto de Montejaque, pero a esta la vi desde lejos y no me dio mas problema que el de meterle una pitada fuerte para que se apartase de la carretera. Me he acordado de aquella vez, con la Bandit 400, que un día del Carmen pillamos una oveja que estaba en mitad de la carretera, volviendo de Coria del Río a las tantas de la madrugada ¡pabernos matao!


Y como de valientes es el mundo y la semana pasada no pude laquear por causa del viento, lo primero que se me ocurrió fue hacerlo, aun con lluvia.


Preparé los trastos de pintar, lavé con agua y jabón el depósito y la cúpula que quería laquear, los sequé bien y volví a limpiarlos, pero esta vez con alcohol de quemar para quitar cualquier posible resto de grasa, y me puse a pintar. Una primera mano, sin cargar y lo dejé secándose. Me volví a la Guarida y me puse con la R1100S. Primero desmontar los retrovisores, aunque uno de los tornillos del izquierdo se me resistió notablemente



porque el tornillo se agarra a una especie de anillo roscado (a saber cómo se llamará eso) que debe ir anclado al chasis, pero que en este caso giraba libre, de forma que no había forma de sacar el tornillo. Después de muchos intentos y de desmontar casi media moto


conseguí sujetar la pieza por el interior con unos alicates de presión y sacar el tornillo


Aunque parezca fácil, no fue sencillo llegar hasta ahí, porque los espacios son realmente estrechos y no entraba ninguna herramienta capaz de sujetar el casquillo roscado ¿se llamará así?




Bueno, llegados aquí, ya tenía el objetivo en la mano, y el objetivo no era otro que la careta delantera,


a la que quería ponerle una rejilla como aquella que le puse a la Sprint 1050.


En este caso no había que fijarla con ningún adhesivo, porque se sujeta bastante bien con la pieza negra, aunque ahora, una vez montada, me pregunto si no habría sido mejor ponérselo y dejarla bien asegurada.


Y ya solo quedaba proceder a volver a montar lo que había desmontado. En primer lugar la careta, pero ya que estaba aquí aproveché para ponerle dos rayitas a la parte donde va sujeta la pantalla ¡qué le gusta una raya! que diría mi mujer.


Aquí me hice un descanso de mecánica y me fui a la pintura. Comprobé que la laca estaba un poco seca y di una segunda mano más generosa.






No ha quedado del todo mal, aunque con la poca luz que había lo mismo tiene fallos que yo no veo. Se comprobará la semana que viene cuando lo monte en la R65.
Volví a la R1100S y acabé de completar el montaje del carenado, y entonces me acordé de que también quería haberle puesto una toma de corriente, pero ya era tarde. Para otro dia. La rejilla ha quedado bastante bien.



Ahora le tocaba el turno a las pastillas de freno. Había estado notando desde que la tengo, que la moto hacía un ruido raro en la parte delantera; yo lo situaba, desde la posición de conducción como en la zona de la rueda o del amortiguador delantero. Lo había inspeccionado todo unas cuantas veces sin encontrar nada raro, hasta que a base de fijarme me di cuanta de que el ruido no solo se producía en los baches, sino especialmente en las calles de adoquines, y un día, en un golpe de suerte toqué muy suavemente el freno en una de estas calles para modular la entrada a una curva y noté que el ruido cesaba. Era una pista estupenda, porque si cesaba al tocar el freno es que algo del freno iba suelto. Por un lado daba un poco de canguelo llevar algo suelto en el freno, pero por otro lado frenaba bien. Me entretuve en mirarlo todo y me di cuenta de que no solo llevaba discos flotantes, sino que también llevaba pastillas de freno flotantes, lo que significaba que las que tenía puestas no eran las suyas.
Pues había llegado el momento de cambiarlas y poner las suyas. El cambio de pastillas delanteras en esta moto es asombrosamente fácil. yo diría que es el más fácil que he hecho nunca.
Se quita la pinza de la botella quitando los dos tornillos que la sujetan


y se saca la pinza sin desconectar el circuito hidráulico de freno, con lo que podemos ver cómo están las pastillas; en este caso todavía con buen espesor, pero como no son las suyas, las cambio.


Seguidamente extraemos el pasador de seguridad que atraviesa el eje de sujeción de las pastillas



y golpeamos con un punzón por detrás el eje, hasta aflojarlo un poco; lo retiramos


y ya tenemos las pastillas fuera.


Si la comparamos con las nuevas se ve claramente que no son las mismas, aunque se parezcan un poco.


Para montarlas, las ponemos en su sitio


y las atravesamos con el eje de sujeción


al que golpeamos ligeramente hasta introducirlo totalmente, de manera que nos permita volver a meter el pasador de seguridad por su agujerito


Ahora solo nos queda abrir un poco las pastillas empujando delicadamente con algún objeto (yo usé un destornillador)


de forma que nos permita volver a colocar la pinza con las pastillas abrazando el disco. Colocamos los tornillos de sujeción a la botella y ¡listos!


Repetimos la operación en la otra pinza y operación acabada.
Limpié bien las pastillas viejas y las guardé, que nunca se sabe...


la vuelta tocaba en la R65, pero me di cuenta de que tenia que volverme con algunas cosas y es, precisamente, la única moto que no tiene maletas, y se me ha olvidado traerme una mochilita, así que tuve que dejarla y volverme en la R80ST, pero antes arranqué la R65 para moverle los aceites y aproveché para rellenar niveles y dejarla lista para la semana que viene, en que además, le pondré el trajecito blanco y volveré a lijar el azul, a ver si consigo dejarlo bien, y si no, a pintarlo de nuevo.


La vuelta, como ya había previsto, pasada por agua. Menos mal que la R80ST se mueve bastante bien en mojado, pero a pesar de todo he tenido un susto, apenas salir, por falta de tacto en el freno trasero debido a las polainas, de forma que me he pegado una cruzada de mucho cuidado, pero sin más problemas; un sustillo. A pesar de todo lo que llevaba puesto he llegado a Sevilla con la parte distal de los pantalones mojada y agua dentro de las botas ¿me habrá caído agua?
En el camino de ida no me encontré con ninguna moto y en el de vuelta con tres BMW modernas, un poco más allá de El Coronil. Ha sido curioso, porque ellos me avisaban de que fuese despacio a la vez que yo también a ellos. Yo, porque acababa de pasar un coche de la Guardia Civil en un tramo de esos inexplicables de prohibido ir a mas de 60 cuando no hay diferencia alguna con los tramos anterior y siguiente en que la limitación es genérica, y ellos porque había un accidente de coche en la siguiente curva. Ya estaba allí la Guardia Civil y no había nadie en el interior del coche, así que ya habían evacuado a los heridos, si los había, y estaba esperando la grúa para retirar la nevera.
Y eso es todo lo que dio de sí el día. La semana que viene, más.

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