domingo, 13 de noviembre de 2011

271.- FRENOS Y POCO MÁS

La mayoría de las veces me voy a Ronda con unos planes hechos que después cumplo o no, pero este sábado me iba sin mucha idea de lo que tenía o quería hacer, así que lo fui pensando por el camino. Iba en la R80ST, que si bien en curvas va fenomenalmente bien, en rectas, que son casi las dos terceras partes del camino a Ronda, es francamente aburrida, así que iba cavilando qué tenía que hacer y qué podía hacer. Llevaba unos latiguillos para ponerle a la R65, y esa era una de las cosas que no debía aplazar, máxime si quería volverme con ella, que era su turno, y aparte llevaba escobillas del alternador (ya le devolví a Spinner un juego en reemplazo del que me dejó en Benidorm ¡gracias Spinner!) pero no sabía si me apetecía mucho ponerme a desmontar otra vez el alternador (cuatro o cinco veces en dos semanas llega a ser aburrido, y además quedan dos semanas mas para que sea el turno de la R100RS). En estas andaba cuando me acordé de que tenía por laquear el trajecito blanco de la R65 (depósito, colín, guardabarros y cúpula) así que esa iba a ser la primera tarea. Fue pensar eso, que se me ocurrió allá por El Gastor, y empezó a levantarse viento. Yo no soy supersticioso, pero es que ya son muchas veces. Cada vez que quiero pintar, ventolera. Que me busco la forma de protegerme y si el viento es de levante me busco una pared que me deje a cubierto en poniente, pues rula el viento, que me busco un nuevo refugio, pues se hace de dirección variable, o cesa y en cuanto empiezo a apretar el gatillo me suelta una ráfaga. Conforme iba acercándome, más viento, y cuando llegué parecía que estaban soplando todos los demonios del mundo. En Sevilla, mientras tanto, según me contó mi mujer por la tarde, un día maravilloso ¡hasta calor hizo! ¿viento? nada de nada. En fin, que no sé qué pensar respecto a lo de las supersticiones.
Olvidadas las tareas de pintura me resigné y me puse con los latiguillos. Después de unas cuantas probaturas me he decidido por una linea doble y además en rojo, que se vea bien.




Ponerlas no tiene ninguna ciencia; solo hay que tener cuidado de la estanqueidad colocando las arandelas apropiadas, y ahora viene lo dificil: sangrar el circuito, porque tenemos dos tubos de mas de medio metro de largo cada uno rellenos de aire y una bombita de freno de 13 mm empujando muy poca cantidad de líquido, así que la cosa se complica un poco. Normalmente, cuando me pasa esto suelo coger una jeringa gorda, vacío el depósito de líquido de freno y quito el sangrador para llenar el circuito desde abajo hacia arriba, con lo que me aseguro de arrastrar hacia el depósito todas las burbujas, pero esta vez me ha pillado sin jeringuillas porque tienen la mala costumbre de estropearse en cuanto tocan algún líquido del taller, ya sea de frenos, aceite o lo que sea. También he visto por ahí algún que otro apaño que hace lo contrario: en vez de inyectar liquido de frenos de abajo a arriba, lo que hace es el vació desde el sangrador hasta llevarse las burbujas de aire empujadas por el liquido de frenos. La verdad es que debe funcionar bien, pero los que he visto son un poco caros para lo que son, que en realidad se puede hacer lo mismo con una buena jeringa de 250 ml. A ver si me agencio una un día de estos, aunque como siempre se me olvidará, porque aquí no nos acordamos de Santa Bárbara hasta que truena, así que hasta el próximo lío de frenos no me acordaré de la jeringa. Y si no, al tiempo.
Bueno a lo que iba, que volví a desmontar la parte inferior de cada latiguillo y presioné la bomba repetidas veces hasta que empezó a salir líquido. Bueno, hasta ahí todo bien; se vuelve a montar y ya lo que quedan son burbujas pero no deben ser muchas, así que a bombear, pero nada de nada. Aburrido del bombeo opté por dejar cogida la maneta con una goma y abrir un poco el sangrador conectado a un macarrón para que la gravedad me echase una mano mientras yo hacía otra cosa. De vez en cuando volvía y le daba un par de apretones, saliendo algunas burbujas, pero nunca llego a coger presión bastante.


Como el día iba de frenos, me fui por la pinza izquierda de la R100RS, a la que no le había hecho el remozamiento de juntas que le había hecho a la pinza derecha antes de irnos a Benidorm. La desmonté de la barra de la horquilla, previo aflojamiento discreto de los tornillos que la cierran que si no, después, una vez fuera, no hay quien los afloje,


y me la llevé a la mesa, que ya está bien de trabajar en el suelo. Se retiran las pastillas


que están para cambiarlas en poco tiempo


y se abre la pinza quitando los dos tornillos que la sujetan.


A la izquierda del plato tengo preparado el kit de recambio de juntas que contiene los dos guardapolvos, las dos juntas interiores rascadoras, la tórica que cierra ambas pinzas, los dos tornillos que aprietan ambas mitades y un sobrecito con vaselina que facilita el montaje y te deja todo bien engrasado.


Se extraen los pistones aplicando aire comprimido al circuito



y te das cuenta de la cantidad de porquería que hay dentro. Extraemos la junta rascadora con algun objeto que no nos vaya a rallar el interior, en este caso un mezclador de pegamentos de dos componentes,


y se limpia todo a base de bien con trapos limpios que no suelten pelusas, y soplando bien todo el circuito para arrastrar todo resto de porquería.
Engrasamos con la vaselina del sobrecito la nueva junta rascadora y la colocamos en su sitio


también engrasamos el pistón y lo introducimos


Y ahora que me fijo, vaya la de porquería que llevo en las uñas. Me va a durar hasta el miércoles, por lo menos. 
Bueno, vamojalturrón: impregnamos con un poco de vaselina y colocamos el guardapolvos.



Ya solo nos queda repetir toda la operación en la otra mitad de la pinza, colocar la tórica pequeña que asegura la estanqueidad del circuito, por supuesto con un poquito de vaselina,


y cerrar, colocando los dos tornillos nuevos, que los viejos estaban un poquito bastante feos.


Seguidamente recolocamos las pastillas de freno, previa limpieza de todos los componentes



y volvemos a poner la pinza en su botella, conectando nuevamente el circuito. Le eché un poco de agua para retirar restos de líquido de frenos y sangré el circuito.


Ha mejorado notablemente la frenada. Si con la revisión que le hice a la pinza derecha ya se notaba bastante, con esta nueva revisión ha quedado magnífica, con muy buen tacto en la maneta y muy buena potencia de frenado.
A continuación, y a todo esto, dándole un meneito a la maneta de freno de la R65 cada vez que pasaba a su lado, guardé unas escobillas en la caja de herramientas de cada una de las motos, pero he pensado, desde mi experiencia de Benidorm que en caso de falta de soldador se puede hacer lo mismo que hice yo, sujetarla a los tornillos del portaescobillas, pero si tenemos en cuenta que el cable de las escobillas suele venir bastante justo y cuesta trabajo dejarlas sujetas bajo la tuerca, si le añadimos un centímetro mediante un  conector que ademas nos asegure que no se va a salir, queda casi mejor que la soldadura.


Así pues, he guardado en cada moto un par de escobillas, pero con sus conectores (por supuesto, sin montar, solo por si viniesen bien)


Acabado esto, abrí la cubierta del alternador de la R1100S para comprobar si la tensión de la correa seguía siendo la correcta, ya que la cambiamos hace unos meses y me tenía un poco mosca que se hubiera podido aflojar. No parece que haga falta corregirla, porque se puede retorcer 90º. Según los expertos, menos de 90º significa que está apretada y más, que está floja.


Y ya que había mojado la horquilla de la R100RS y teniendo en cuenta la cantidad de porquería que se había traído de Benidorm, estaba obligado a limpiarla.


Con la ventolera que hacía se me iba secando casi antes de que llegase a enjuagarla, de modo que en un momento la dejé así de bonita y guardada en su sitio


Y a todo esto, se acercaba la hora de irse y el liquido de frenos de la R65 que no quería ir a su sitio, así que tampoco me compliqué mucho, le atornillé la tapa de depósito, le cerré el sangrador, le dejé pillada la maneta contra el manillar con una goma para que se sangre sola si quiere, y me cogí la R1100S para volverme. 
Hay quien dice que no nota los cambios de aceite pero la verdad es que se notan y mucho. La moto va mucho más suave con aceites nuevos, se atenúan los ruidos del motor y es mucho más agradable de llevar. Entre eso y las ganas que tenía yo, me pasé un viaje de vuelta la mar de agradable. Por cierto, y retomo el principio de la entrada, un cuarto de hora antes de irme, cuando estaba recogiendo todo, y de golpe, se acabó el viento. Me quedé mirando al cielo con cara de imbécil preguntándome una vez más si es que es casualidad o si es que me tiene cogidas las vueltas. Son muchas veces para que sea casualidad.

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