miércoles, 26 de octubre de 2011

267.- PORTIMAO: MUNDIAL DE SUPERBIKES

Bueno, me asomo a intentar recuperar de la memoria lo que pasó hace poco más de una semana, cuando nos llegamos al país vecino a ver las carreras del Mundial de Superbikes. No es que la cosa estuviese muy interesante, porque prácticamente estaba todo el pescado vendido, eso sí, con Checa campeón del mundo desde Magny Cours, que ya era hora de que este chaval pillara algo importante, pero como hemos ido a todas las carreras del mundial de Superbikes desde que se inauguró el Autódromo do Algarve, allá por outubro de 2008, pues como que no podíamos dejar de ir. Ya había organizado el viaje con bastante antelación, algo así como un par de meses antes, y me había reservado un apartamento por un precio buenísimo: 25 euros el dia; lo único es que no estaba en la playa, que quieras que no son las afueras del pueblo, porque más allá solo está la mar océana. Como digo, estaba en el centro de Portimao, pero en el centro-centro y eso nos dio más d eun quebradero de cabeza y no solo a nosotros.
Bueno, a lo que iba, que como siempre me pongo a divagar: salimos el sábado día 15 tempranito, a eso de las ocho de la mañana, con lo que, y teniendo en cuenta que nos ganamos una hora al entrar en Portugal, pensábamos estar en los entrenamientos sin perdernos casi nada.
Un par de horas después estábamos en el circuito. Para el que no lo sepa, la gasolina está mucho más cara en Portugal, por lo que es conveniente entrar con el depósito lleno, que algo te ahorras. No había excesivo tráfico y lo único que nos llamó la atención es que parece que los vecinos quieren hacer de peaje la autovía que recorre el sur del Algarve. Mala cosa.
Aparcamos en la puerta principal del circuito, por cierto, todo muy bien organizado, solo podían entrar en ese aparcamiento motos, y fuimos por las entradas, que ya las había comprado por internet y estaban esperándome a que les enseñara el email justificativo junto con el DNI. En un par de minutos volvíamos a estar encima de la moto camino del interior, con los billetes en el bolsillo.


El primer año pecamos de pardillos, dejamos la moto en la entrada principal y después tuvimos que darnos la gran paliza de andar, pero ya somos unos expertos en el Circutio de Portimao, así que nos conocemos todos los trucos para entrar rápido, dejar la moto vigilada directamente por los guardinhas (los civiles de allí), colocarnos en los sitios mas espectaculares, encontrar los servicios menos ocupados y las cervezas mas fresquitas y salir luego rápidamente sin pillar los atascos.
Esta vez nos fuimos a la entrada que está a unos 100 metros de la curva 8, una curva muy cerrada de derechas en subida, muy bonita, donde se suele ver bastante juego. Allí vimos los entrenamientos libres de Superbikes.

Cuando acabaron nos fuimos dos curvas más allá, después de una bajada y subida, desde donde se ve un buen tramo del circuito y donde también hay adelantamientos.


Hicimos algunas fotos, nos comimos lo que llevábamos preparado para la mañana (zumos y bocadillos)


y cuando nos los terminamos empezamos con las cervecitas.


Pero para entonces ya había pasado bastante tiempo. Hice algunas fotos, que, lógicamente no pueden salir tan bien como las que hice en Jerez, pero es que ahora estábamos a bastante más distancia, pero, bueno, que ahí están.















También vimos alguna que otra caída, como esta de Barragán,



o esta del nuevo compañero de Checa, que no recuerdo ahora mismo como se llama, afortunadamente sin problemas de ningún tipo.


Con el final de la disputa de la Superpole, que se la llevó Rea, nos fuimos a Portimao a buscar el apartamento, que como decía al principio estaba en todo el centro del pueblo. Nos costó Dios y ayuda encontrarlo, más que nada porque era un edificio de pisos normales y corrientes con un cartelito minúsculo y escondido avisando que se trataba de los apartamentos Flamingo. Dejamos la moto aparcada en la puerta (no tenía garaje) y subimos las maletas. Nos dimos un buen duchazo y nos fuimos a pasear por el pueblo. Encontramos a duras penas un Continente, y eso que estaba a menos de 100 metros del apartamento, pero escondido, compramos unas cuantas cosas para preparar al día siguiente (mas bocadillos, zumos, etc) y los dejamos congelarse en la nevera del apartamento porque ya habíamos comprobado que saliendo con los alimentos y bebidas congelados desde Sevilla estaban a punto a su hora. Después nos fuimos a tomar unas cervecitas a un bar de los de pueblo de verdad, con unos langostinos riquísimos, y un poco más tarde a la cama, que a las 4 de la madrugada había carreras de MotoGP y queríamos verlas, aunque al final nos quedamos con las ganas porque el televisor morroña del apartamento solo pillaba tres canales.
Por la mañana nos duchamos, recogimos y empaquetamos todo, desayunamos y nos fuimos nuevamente al circuito. No había nadie en la recepción, así que, al igual que muchos otros moteros que habían elegido el mismo sitio para dormir (y algunos también se habían perdido) dejamos las llaves en el mostrador y adios, muy buenas.
Había bastante más tráfico que el día anterior, pero nada exagerado. Nos equivocamos de salida de Portimao, de forma que no era ninguna de las dos que yo me conocía, pero con tan buena fortuna que tardamos hasta menos tiempo porque estaba mucho menos concurrida que las otras dos.
Volvimos a repetir el recorrido que hicimos el día anterior, nos comimos todo lo que teníamos en la mochila y disfrutamos con alguna de las carreras. Estuvieron muy bien la de Supersport, la primera de Superbikes y las de Superstock, no así la segunda de Superbikes, que fue bastante aburrida. Aquí os pongo algunas fotos de la pelea que se trajeron Guintolí, Checa y Rea y que ganó nuestro compatriota.


Tres vueltas más tarde.


El final de la carrera.


En Supersport también se dieron caña e incluso hubo alguna caída



Entre las dos fotos solo un par de segundos, lo que tardó la cámara en recuperarse. El piloto iba en el límite de adherencia.
La segunda carrera de Superbikes fue bastante mas rollo, y tal como llegaron a la primera curva llegaron a la linea de meta, pero bueno tampoco estuvo mal del todo.


Cuando acabaron las carreras, nuevamente en camino y a velocidad endiablada, porque los vecinos le arrean al mango bastante y cuando te das cuenta estás rodando a la misma velocidad que ellos, que si no te pasan por la izquierda, por la derecha y por arriba. Los laser de la R1100S a esa velocidad sacan todos los decibelios y asustan al personal a un kilómetro a la redonda. Estaba deseando llegar a España para poder circular a velocidades normales... aunque fuese bajo la amenaza de un radar.
En cuanto cruzamos la frontera a repostar, y ya más sosegados hasta Sevilla, donde llegamos a eso de las ocho y pico de la tarde.
El año que viene volveremos a ir, pero esta vez vamos a probar la bancada de meta que es lo único que nos queda por probar, y de hotel, al Casino, con los equipos.

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