domingo, 6 de febrero de 2011

239.- MUCHO RUIDO Y POCAS NUECES

Pues sí, eso ha sido el dia: mucho trabajo y pocas cosas resueltas. Para empezar salí un poco tarde, y lo confieso, por miedo al frio, porque me iba en la R80ST que es la mas fresquita de todas, por lo menos hata que le ponga su cupulita, que ya estoy tardando, y me veo que al final se la pondré cuando no haga frío, aunque para entonces tambien vendrá bien para evitar llegar con el pecho lleno de mosquitos. El viaje ha estado divertido, porque se me ha picado una nevera que me pasaba en las rectas pero en cuanto llegaban cuatro curvas seguidas se me venía abajo, y ha sido entretenido verlo afanarse para pasarme, verlo perderse al final de una recta y tres kilometros mas adelante volvía a tenerme en su retrovisor. La de barbaridades que ha hecho el pobre hombre (en realidad era un niñato con una A3) para intentar distanciarse de mí: pasar en linea continua, invadir el carril contrario... ¡lástima que no haya helicópteros de Tráfico algunas veces! Al final para lo de siempre: en cuanto llegamos al Cupí dejé de verlo en los retrovisores y no sé por donde andará todavía. Conste que yo no iba picado, es más, ni siquiera tuve que tocar el freno en todo el viaje, y el pobre chaval se dejó más de una rueda en alguna frenada ¡Mira que picarse con una moto de 28 años y 50 caballos escasos! ¡y que encima te dé para el pelo y sin despeinarse...! En fin, a ver si para la próxima se pica con algo más a su alcance; digamos un 600 ó un dos caballos.
Llegué a Ronda a eso de las once de la mañana y empecé con la tarea enseguida. Como tenía la R65 encima del elevador, solo era cuestión de ponerse a desmontar. Lo primero quitar los escapes y mientras tanto vaciar el aceite del motor.

Y ahí empieza el primer lio: los escapes estan de pena, penita, pena. Y no es por la porquería que tienen, parte proveniente del paseo del otro dia y parte acumulada a lo largo de los 28 años que tiene la moto, sino porque los silenciadores tienen algun que otro roto.

Lo primero intentar separar todas las piezas, especialmente los tubos compensadores entre los colectores, que suelen tener la costumbre de agarrotarse de mala manera. Un poquito de aceite y unos golpes (248) con la maza de goma, y separados, pero al intentar sacar el otro extremo del delantero, se me rompe

y es que su estado no era nada bueno. En esa zona actúan muchísimo el agua y toda la porquería que suelta la rueda delantera, y eso acaba con cualquier cosa.

El tubo trasero no está mal, pero le faltan los tornillos de ajuste, aunque poca falta le han hecho a juzgar por lo que ha costado separarlos, que por ahí no pasaba ni el bigote de una gamba, pero de todas formas se los pondré.
Los agujeros de los silenciadores, que eran varios, opté por tratarlos, siguiendo el consejo de mi amigo Antonio Perez Pleguezuelo, alias Abuelete, con soldadura en frío. No encontré la que él me recomendó, que era Poxipol, pero en la ferreteria me recomendaron el Metal Ceys.

Se prepara y se aplica fácilmente, y una vez polimerizado es facil de trabajar para disimularlo. A falta de poner los escapes al rojo, parece que puede dar buen resultado. Dice en el prospecto que aguanta hasta los 150ºC, así que no creo que tenga excesivos problemas en el silenciador. Ahí van un par de ejemplos de agujeros tratados:

Y había unos cuantos más, como estos:

todos se trataron y espero que duren una buena temporadita, que los escapes nuevos están muy caros.
A continuación les di un buen repaso de limpìeza con cepillo de latón a las rosetas de los colectores, que también tenían su miaja de porquería (una medio limpia y la otra sucia)

Seguidamente desmonté la tapa del cárter del motor, con sus catorce tornillos, y limpié un poco todo aquello.

Aquí no había cosas raras. Sustituí la junta, previa impregnación de aceite

y colocación de una fina capa de Nural 60, que por cierto, se me ha acabado,

y apreté los catorce tornillos a 14 Nm y siguiendo el orden de apriete en cruz.

A todo esto, entre una y otra cosa había seguido lijando, no vaya a ser que se me atrofie la muñeca por estar una semana de descanso,

e incluso me había dado tiempo a pintar la parte inferior izquierda del carenado de la R100RS, que ya sé que no ha quedado perfecta, pero al menos es funcional, aunque con lo que he tardado en repararla, la voy a poner para la primavera, cuando ya no haga falta, e incluso sobre.

Y ya iba quedando poco dia, asi que abrí un poco más la R65 (tapa del motor de arranque, que lo mismo se lo cambio por un Valeo o por el Bosch suyo, porque este hace un ruido muy raro, aunque no falla) y cárter del alternador para facilitarme el próximo dia el trasteo de cilindros, puesta a punto, etc.

El depósito de la R65, que era lo primero que tenía que haber hecho, se me había quedado olvidado, asi que lo que hice fue fabricarle un taponcito para tapar el agujero de salida de la gasolina, echarle un litro de acetona dentro, ponerle el tapón para que tarde un poco en evaporarse, y dejarlo haciendo el pino, porque de cualquier otra forma se me salía la acetona. Ya veremos qué ha pasado la semana que viene, aunque me parece que va a pasar poco, porque un litro no es mucho que digamos para tanto depósito.

Lo dejé todo listo para seguir la semana próxima

y me volví en el misil amarillo. Me llevo tarea para casa: el motor de arranque Valeo, aquel que medio arreglé in illo tempore, para ponerle una carcasa que me ha regalado Félix, el motor de arranque Bosch de la R65 que creo que lo repasé, pero no estoy seguro, asi que lo abriré y miraré cómo está, y un par de cosas que tengo que buscar: el tubo compensador delantero de los colectores y el Nural 60.

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