sábado, 20 de marzo de 2010

190.- JORNADA DE NO HACER CASI NADA

Mañana nublada, amenazando lluvia. Me asomo al mapa de isobaras y calculo que no nos va a caer agua hasta por la tarde, así que echo en la bolsa de depósito el mono de agua y las nuevas compras del Lidl: unas manoplas impermeables y unos cubrebotas, también impermeables. A las nueve estoy en la gasolinera de Montequinto, donde Spinner, que se viene otra vez a hacerle cosas a su moto, está repostando. Minutos después estamos en marcha; las dos R65 se comportan de maravilla, y llevamos un paso aproximadamente normal al que llevo yo habitualmente, es decir, no nos pasa ninguna nevera. Spinner se me queda atrás en las zonas de curvas y tengo que reducir bastante la marcha, pero hasta niveles aceptables. En un rato estamos en Ronda. La tarea fundamental para mí era sustituir el termostato de la R100RS, y a tal efecto había comprado uno de segunda mano que lo dejé bastante limpito.

Pero antes de sustituirlo quise hacer alguna que otra cosa, así que me acordé de que tenía que aparejar algunas piezas, especialmente la cúpula que me regaló DavidRC y que lleva reparada no sé ni el tiempo, a la espera de aparejo y pintura, y un colín nuevo, también para la R65, a juego con el nuevo depósito, que ya aparecerá en su momento, y al que hasta ahora, lo único que le he hecho ha sido arreglarle unas fugas con soldadura, sanearle el interior con resina plástica, y arreglarle la cerradura. Porque sí, tiene cerradura, y no es la del tapón de la gasolina.
Preparé el aparejo a razón de cuatro partes de aparejo, una de catalizador y un poquito de disolvente para hacerlo más digestivo

Sí, ya sé que no se mueven las pinturas con los destornilladores, pero es que no encontraba nada más apropiado. De todas formas lo limpié luego perfectamente.
Y aquí empieza lo curioso. Cualquiera que haya visto alguna pagina del blog referida a pintura me habrá visto quejarme de que todo se me pone en contra el día que voy a pintar y se lo habrá tomado a pitorreo diciendo que soy un exagerado, pero hoy ha pasado lo mismo, y tengo un testigo. Preparé todo para pintar, saqué las piezas fuera para no manchar y todo estaba perfecto; no se movía el viento y estaba nublado pero no llovía. Todo fue echar el aparejo en la pistola para que empezase a llover. A pararlo todo y meter todo el tinglado dentro, porque una vez preparado el aparejo, no lo iba a tirar. En un ratito las dos piezas aparejadas y el aparejo acabado. Más tarde me acordé de que también tenía que haber aparejado los protectores de manos y la cupulita de la R80ST. Otro día será; posiblemente cuando apareje el depósito.

Manolo, mientras tanto, a lo suyo: cambio de aceite, cambio de filtros de aceite y aire, cambio de aceite de horquilla, un repaso a la pintura del chasis cercano a la batería, que había sufrido los rigores del sulfúrico, zapatas de freno nuevas y no recuerdo si hizo alguna otra cosa más.


Yo me dediqué a cambiar el dichoso termostato, que quedó bien, como era de esperar, pero con todos los bajos muy sucios después de haber trasteado con tanto aceite, e incluso haber abierto el cárter de la cadena de distribución. Ya lo limpiaré todo cuando el tiempo esté un poco más estable y no amenace lluvia a cada momento.

La moto arrancó a la primera y me di un pequeño paseo con ella. He estado pensando volverme con ella, pero el estado de la goma trasera me ha hecho desistir de ello, ya que está bastante gastada, cosa que no había apreciado por el faldón que llevo puesto, que impide ver la banda de rodadura central si uno no se tira al suelo, casi.
Mientras Manolo seguía con su moto, le puse a las piezas pintadas sus escudos. ¡Hay que ver lo que ganan estas motos solo poniéndoles el emblema de BMW nuevo...!

Ya solo queda montarlo todo y estrenar el nuevo look primavera-verano.
Para acabar, y antes de hacer la recogida, le di un buen repaso de limpieza a la mesa elevadora, y es que es una herramienta muy importante de mi taller, y tener las herramientas limpias es fundamental para trabajar a gusto y con seguridad, que un resbalón encima de la mesa por tenerla pringada de aceite te puede costar un brazo y una moto rota.

Con todo recogido, me asomé al mundo por última vez, antes de cerrar la puerta, a traves del carenado de la R100RS, que se quedó con las ganas de haberse venido, pero algo más contenta al ver que, por fin, todo funciona correctamente.

La semana que viene iremos a las Superbikes a Portimao, que se ha convertido en mi circuito favorito, así que no haré nada de mecánica, pero en Semana Sante espero resarcirme.

No hay comentarios: