Tres días tenía por delante para darle un buen empujón a la OSSA, pero la mala suerte y los compromisos sociales han dado al traste con mis ilusiones. Tenía pensado salir el martes a mediodía para comer en Ronda y empezar a trabajar por la tarde, pero mi hijo tenía que recoger unos resultados de unas pruebas radiológicas, de forma que cuando tocó salir eran las dos de la tarde. Por supuesto, yendo con el Mitsubishi, porque íbamos tres y ademas con bastante carga, ni sueños de comer en Ronda. Paramos a mitad de camino en una venta a reponer fuerzas y volvimos a la carretera apenas acabar. Cuando llegamos eran las cuatro y pico de la tarde y aún había que ir al supermercado... Con todo este trajín hasta las seis de la tarde no estaba en disposición de empezar a trabajar. Apenas si me dio tiempo a descargar el coche y a organizar un poco la tarea, que consistía en:
- montar una arenadora con unos cuantos elementos que había comprado
- seguir con el "despelleje" del bastidor de la OSSA
- lijar un poco las piezas de la OSSA y de la BMW para poder pintarlas al día siguiente
- empezar a desmontar el motor de la OSSA
Ademas de organizar me puse con la arenadora: había comprado un cubo de basura de 120 litros (37 euros). Quizás uno un poco mas grande me habría venido mejor, pero el tamaño mayor había que comprarlo en lotes de cinco, y la verdad, me iban a sobrar cuatro. Obviamente, en color rojo, para que haga juego con el taller.
Ademas, compré en Leroy Merlin -¡hay que ver el negocio que tienen conmigo...!- dos manguitos de inodoro (2,95 euros cada uno) que iban a hacer las veces de orificios de entrada de las manos y una caja de empalmes de 100x100x50 (1,84 euros) que convenientemente taladrada y con una esponja vieja en su interior haría las veces de filtro de aire.
El cubo de basura había sido taladrado convenientemente para acoger estos adminículos de manera adecuada
En el suelo coloqué un tablero inclinado, de forma que toda la arena se recogiese en el sitio más bajo, donde coloqué un soporte para la goma de la pistola de arenar, de forma que siempre estuviese sumergida en arena. Los bordes fueron sellados ad hoc con silicona para evitar que la arena pasase debajo de la madera.
A la tapa le hice un agujero cuadrado y le acoplé un pedazo de cristal viejo adecuadamente cortado y sujeto con silicona (el cilindro de la BMW solo sirve como peso mientras se seca la silicona, no vaya a pensar alguien que voy a mover la arena con eso...)
Acoplé la pistola de arenar de Leroy Merlin (creo recordar que unos 15 euros), hice un agujero en el lateral para meter el tubo del compresor de aire, y ya solo me queda que mi mujer me cosa unas perneras de pantalón a unos guantes de jardinería (1,95 euros), acoplarlos a los manguitos de inodoro, comprar la arena de chorrear fachadas y probarlo.
Y con esto se me fue el día, prácticamente. Un par de cervecitas en la venta de al lado y a la cama.
Al día siguiente, miércoles, lo primero que hice fue coger la moto y llegarme por pintura para la OSSA, que no tenía, pero cuando volví el viento ya se había despertado y soplaba con fuerza suficiente como para hacerme desistir de cualquier intentona de pintado. ¿Qué le vamos a hacer? seguiremos con la siguiente tarea. Había dejado los amortiguadores de la OSSA a medio despellejar, asi es que me dispuse a acabar la tarea, pero hete aquí que apenas empezar a lijar con el taladro se me para. Avería de herramientas ¡lo que faltaba! dejé la OSSA a un lado y me puse a arreglar el trompo, que, no en vano, es la herramienta que mas he usado en todo este trabajo.
Quito los tornillos, lo abro y me encuentro todo con bastante mugre; aparte de que ya tiene 23 años de uso frecuente, todo el polvo que he ido sacando de la OSSA ha pasado en parte al sistema de refrigeración del trompo.
Pero lo que mas llama la atención es que de las dos escobillas que debería tener, solo se ve una al fondo
Lo desmonto y lo limpio todo, y, en efecto, solo hay una escobilla y el muelle de la otra, pero sin grafito. Mal asunto, porque no es normal el desgaste de una sola escobilla.
Dejo aparcado el trompo, en espera de volver a Ronda a comprar un juego nuevo de escobillas y pongo el trompo de repuesto, uno de oferta de Leroy Merlin (8 € y pico) que resulta ser una pequeña maravilla: potente, velocidad regulable y doble sentido de giro, con lo que al cabo de un rato lo cambio y puedo enderezar las púas de los cepillos mientras sigo limpiando. Gracias a todo esto, también se pule los cepillos en mucho menos tiempo,
pero se agradece, porque los resultados son mejores que con el otro. Así quedaron los amortiguadores en diez minutos. Por cierto, tienen dos posiciones de precarga y de fácil colocación, sin herramientas, solo con la mano. Todo un lujo para su época.
Los amortiguadores van en plata y negro, así que habrá que pintarlos mas adelante, a la par que el chasis.
A continuación abrí la tapa derecha del cárter de la OSSA (faltaba un tornillo), en la que van el plato magnético y el piñón de arrastre, y ademas el empujador del embrague por medio de una varilla que va en el centro del eje del piñón y empuja los discos de embrague, que están en el otro lado del motor. Como siempre, mugre y mas mugre tanto en el cárter
Tras una buena limpieza, descubro que la tapa tiene una fractura grande con pérdida de sustancia: en efecto, una parte de la pared del cárter ha desaparecido y la otra parte se desprende fácilmente apenas se toca con un poco de fuerza.
Me imagino que el mecanismo de producción habrá sido la entrada de alguna piedra o similar arrastrada por el piñón de arrastre, que ha golpeado y presionado fuertemente la pared. Lo dicho: ¡qué mala vida ha llevado la pobre!
Para la reparación, preparo un poco de Nural 21
Una vez firme la soldadura en frío, aplico una masilla plástica resistente al calor para volver a formar el tabique;
Le doy la vuelta a la tapa y enmascaro el rótulo de OSSA para pintarlo con anticalórica negra. Un poco de grasa en el empujador del embrague, que ademas sirve para que no se pase el día cayéndose y opositando a perderse, y a otra cosa.
Por la tarde fuimos a comer a "La Codorniz" sitio muy recomendable por la calidad de la cocina y el precio. Cuando acabamos me llegué a Ronda a buscar las escobillas, y buscando, buscando, encontré una ferretería muy bien surtida y a muy buenos precios. Togui se llama, y está en la calle Setenil. Ademas, el señor que atiende, sabe lo que se trae entre manos. Es un auténtico profesional.
No pude volver a poner las escobillas porque había quedado poco después con una antigua amiga a tomar unas cervecitas, con lo que me resigné a perder toda la tarde de trabajo.
Al día siguiente, jueves, me levanté muy temprano, antes que el viento, y colgué todas las piezas en la cabina de pintura con vistas al campo; cargué la pistola y me pinté todas las piezas. Primero los carenados inferiores y las tapas de la batería de la BMW, en color negro satinado
y después todas las piezas de la OSSA: cachas, depósito, guardabarros, y ya en su color definitivo: gris oscuro brillante.
Tras un secado de toda la mañana pasaron a sus lugares respectivos en las estanterías, unas, las de la BMW, a la espera de montarlas cuando lleguen los fríos y las otras a la espera de pintado de detalles, lo que se hará próximamente, a ver cómo me sale.
Mientras se secaban las piezas, monté nuevamente el trompo, con las escobillas nuevas, de forma que volvió a funcionar, pero se calentaba mucho. Tiene algún defecto, como sospechaba por el desgaste anormal de escobillas, que tengo que corregir. Pensé traérmelo a Sevilla para desmontarlo aquí, pero se me ha olvidado. Otro día me lo traigo y lo apaño.
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