domingo, 5 de enero de 2014

332.- SAN AIRALDO SE PORTÓ, COMO SIEMPRE.

Este año ha vuelto a celebrarse la Guaridischentreffen en honor de San Airaldo, santo varón patrón de la GMW (Guaridische Mirlen Werke). Se ha caracterizado principalmente por la alta afluencia de participantes que se apuntaron en un principio para después ir desgranándose como uvas pasas cuando se iba acercando el día y el hombre del tiempo anunciaba temporal de los gordos por la zona ¡Hombres de poca fe! ¿No sabéis que San Airaldo tiene mano en esto del tiempo? Pues eso, que os habéis perdido una Guaridischentreffen estupenda, y además internacional, pero para poneros los dientes un poco más largos, ahora que ha pasado, contaré un poco cómo ha ido.


Los Mirlos quedamos a las nueve y media de la mañana en el bar en que quedamos siempre que salimos hacia el este, en Montequinto. Todos puntuales, precisamente porque hoy no había prisas, ya que teníamos dos horas y media para llegar a Ronda, que si llegamos a ir cortitos de tiempo seguro que alguien se retrasa.
Antes de salir hay que asegurarse de que los cascos suenan bien para poder comunicarse. En este caso no funcionaban, así que viaje calladitos.


Un cafelito y en marcha. ¿El tiempo? El suelo muy mojado; hacia el este se veían algunos claros, pero por el oeste, que es por donde vienen las tormentas, el cielo estaba de color negro oscuro, y amenazaba con perseguirnos durante todo el camino. La temperatura, a esa hora de la mañana, era buena; no se notaba frío aunque corría algo de viento. Por si acaso, los monos de agua en la maleta. A las diez menos cuarto nos pusimos en marcha: Jose Antonio (Jalbarra), Manuel (Spinner), Robemumoto (Roberto) RCEK75S (Rafael) Maricruz y yo. Las motos que llevábamos eran R80RT, K75RT, K100RS, R65LS y R80R. De las K no estoy muy seguro que sean esos modelos porque mi no entender de platillos volantes.
Conforme íbamos avanzando se iban abriendo claros y aunque se veían a lo lejos zonas en las que estaba lloviendo, principalmente en la sierra de Montellano, no nos cayó ni una gota de agua. Así llegamos hasta Algodonales. Nos desviamos hacia el pantano de Zahara de la Sierra y paramos a hacer unas fotos. El sol se asomaba de vez en cuando entre las nubes.







Hasta se pudo ver en la tele al nuevo hombre del tiempo anunciando día soleado (de la tarde no dijo nada)



Por cierto, que allí nos dimos cuenta de que Jalbarra está patrocinado por Monster energy

y si no os lo creéis no tenéis mas que ver quien le ha retocado la matrícula:


Con patrocinadores así no dudamos que este año que comienza va a a ser espectacular para él, incluso a pesar de la lesión de codo que sufre.
Nos planteamos si subir hasta el Puerto de las Palomas o bordear el pantano, ya que íbamos bastante bien de tiempo, y viendo las nubes que había en lo alto de la sierra pensamos que era más prudente ir por abajo sin mojarnos. Bordeamos el pantano y me encontré con la agradable sorpresa de que han arreglado los innumerables agujeros que tenía esa carretera, así que a partir de ahora la visitaré más a menudo, porque tiene unas curvitas muy agradables. Desde allí hasta Ronda sin incidencias destacables. Llegamos a la Guarida temprano y mientras esperábamos a los demás alguno se puso a recordar viejos tiempos. El que tuvo, retuvo.


En estas estábamos cuando aparecieron Pío con la R100GS roja, y Jose Luis, que vino en coche por aquello de las lesiones (llevamos una mala racha en los Mirlos) y también se unieron a la demostración trialera.



Para el año que viene me parece que vamos a tener un buen equipo de trial clásico como sigamos así. Por lo pronto a ver si acabo la Sherpita.
Eran las doce y cuarto, más o menos, cuando llegaron los Boxerones: Diegofull, FrancisR65, Old-diego y Héctor (Viajero). Traían una R90S, una R65 superbrilli, una R100RS azul y una R65. Saludos, presentaciones (Héctor) repaso a las motos y una cervecita mientras esperábamos a los granadinos. 




Pasado un rato me decido a llamarlos a ver por dónde andan y resulta que no vienen. DavidRC ha decidido no venir y Miguel Ángel también anda lesionado. Te deseamos una pronta recuperación.
También nos quedamos esperando a los de Cádiz (Igufos y señora) que no sé por qué no aparecieron, pero como ya sabemos que suelen ser bastante independientes para estas cosas tampoco les echamos mucha cuenta y pensamos que habían decidido no venir.
Puesto que ya estábamos todos, nada mejor que irnos a montar en moto, que es lo que nos gusta, pero antes una foto de grupo (los que están doblados pensaban que la cámara estaba doblada e intentaban corregir así el ángulo; obviamente, la cámara estaba derechita, que la puse yo).


De allí, ordenadamente, camino de Setenil, provincia de Cádiz, y a paso de tortuga, lo que no fue óbice para que Héctor se fuese detrás de Spinner, que nos abandonaba, camino de Sevilla, por compromisos familiares. Por lo menos disfrutamos de su compañía un ratillo. Como digo, Héctor se nos perdió y me tuve que volver a buscarlo. Afortunadamente lo encontré al momento y pudimos seguir hasta Setenil de las Bodegas sin otros incidentes destacables salvo que casi tenemos otro atropello de perro como el de Emilio en Halloween, pero esta vez a cargo de Roberto. De buena se libró el perro, porque la K es talla grande, y Roberto más.
En Setenil paramos debajo de la piedra de la entrada a tomarnos una cervecita. Este pueblo está, en gran parte, tallado en la roca, y para el que no lo conozca se lo recomiendo vivamente por lo bonito que es.












Mientras nos tomábamos la cervecita, Pío que está haciendo prácticas de inglés, se encontró con dos motoristas que al parecer venían de Florida con una Buell y una KTM Duke (después resultó que me parece que no venían de Florida, porque él se llamaba Dimitri y ese no es un nombre muy americano) y los convenció para que se vinieran mas tarde a comer con nosotros. Se intercambiaron los teléfonos y ahí quedó la cosa.
Una vez acabada la cervecita fuimos a dar una vuelta por el pueblo que, además de ser precioso tiene algunas zonas que se las traen, y si no que se lo pregunten a alguno que se pegó un arrastrón en plena plaza del ayuntamiento. De todas formas es que la curva tiene mandanga; además del radio tan reducido, la pendiente es notable y como no la traces bien te vas al suelo o contra la pared.


Se nos había hecho un poco tarde para hacer toda la ruta que tenía programada, ya que quería haber ido también a Las Cuevas del Becerro y como además McArthur (Jose Luis) se había quedado en Ronda porque había venido en coche y no quería acompañarnos en la ruta, decidimos volvernos y anular medio recorrido. Una lástima, porque a la vuelta, desde Las Cuevas del Becerro a Ronda habríamos pasado por el Circuito de Velocidad Ascari y por lo menos podríamos haber entrado a verlo un poco por lo alto.


Por fin llegamos a La Codorniz sin que se nos perdiese nadie por el camino, a pesar de que Jalbarra hizo algún que otro intento. Por allí andaba Jose Luis (McArthur) haciendo fotos a los que íbamos llegando, lo que pasa es que no nos ha pasado ninguna y no las he podido colgar aquí.
Al parecer, como había estado aburrido se había metido a medio camarero en La Codorniz mientras nos esperaba, y se había dedicado a ponerle tapas de cacahuetes a los parroquianos que por allí andaban. Es algo que suele hacer de vez en cuando; se ve que tiene una cooperativa montada con Jimmy Carter, el de los cacahuetes, y le salen baratos los sacos que va pillando, que no son pocos.


Incluso nos plantó una cestita para cada cuatro que llegó antes incluso que la cerveza. Eso es eficiencia.


En nada estábamos sentados y probando la primera cervecita de La Codorniz, que no del día.






A la segunda cerveza, que la echó de esta manera el amigo JAlbarra, con mas espuma que cerveza,


llegaron los motoristas guiris que había encontrado Pío en Setenil. A mi me pillaban lejos en la mesa, pero por lo que vi y escuché, solo le daban al agua de Solares y le tenían un poco de respeto a los little birds (codornices) aunque al final se las comieron y les supieron a gloria.







Hechas las presentaciones y sentados todos en su sitio, Rafael nos tomó nota y empezaron a venir viandas.








La especialidad de la casa la codorniz y los derivados, o sea, los huevos de codorniz, que los hacen riquísimos, a la plancha sobre una loncha de jamón y un pedazo de pan, pero eso no implica que no se puedan comer otras cosas, todas buenas, y si no, véase el platito que le prepararon a Jose Antonio. Al menú infantil de Roberto le hice una foto pero no había pixels para cubrirlo entero.


Acabada la comida, que no hay ni que decir que transcurrió entre bromas, chistes, risas, brindis y recuerdos a los que no vinieron, llegó la hora de volver cada mochuelo a su olivo.
Fuera, mientras tanto, las motos esperaban.





Apenas salir a la calle ya nos dimos cuenta de que San Airaldo había dejado de trabajar, porque se había levantado un viento bastante fuerte, las nubes habían oscurecido el cielo y la temperatura había bajado unos grados.
Nos dimos prisa en despedirnos, que además los días son muy cortos en esta época del año, y nos fuimos cada uno por su lado. Los malagueños a Málaga y nosotros a Sevilla.
Los primeros kilómetros bien, pero en cuanto pasamos el puerto de Montejaque el viento se hizo mucho más fuerte y racheado, y en la bajada del puerto me pegó un meneo que por poco me saca de la carretera. Levanté el brazo izquierdo para avisar a Roberto, que venía detrás, de que tuviese cuidado, pero en ese mismo momento la racha que me había pegado a mí le estaba pegando a él. Impresiona ver por el retrovisor el meneo que le pegó a la K con Roberto encima. No se me ocurrió volver a soltar la mano del manillar en el resto del camino.
En Algodonales Pío se nos separó para volver a Pruna y los demás seguimos peleándonos con el viento. Ni que decir tiene que ni pizca de ganas de hacer tonterías. Velocidad de crucero normalita y los ojos como platos. El que mejor lo llevaba era Rafael, que tenía carenado RS en la R65LS y ese carenado ademas de estar hecho para pegar la moto al suelo con el viento frontal, se diseñó para aguantar mejor las rachas laterales. Miedo me daba pensar en Jose Antonio con el carenado gigante de la RT, aunque después dijo que no iba mal.
Por lo menos no nos llueve mucho, iba pensando yo, ya que los chubascos intermitentes y el fuerte viento no llegaban a mojarnos, cuando estábamos cerca de Los Molares. Allí empezó a caernos agua a manta, y nos cayó tanta que tuvimos que pararnos en Utrera en Casa Carlos para secarnos por fuera y mojarnos por dentro. Avisamos a Miki, otro mirlo utrerano, y allí estuvimos de charla y risas hasta que nos secamos-mojamos bien. El temporal, para entonces, ya se había ido totalmente y se había quedado una noche preciosa, sin viento, sin nubes y con temperatura agradable. De nuevo en camino hasta Sevilla recordando los buenos y malos ratos y deseando que llegue pronto la Alfarnatentreffen, que en esa sí que hace frío y encima no tienen a un San Airaldo protector.

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