Este ha sido un fin de semana largo, frío y mojado. Empezó el viernes, que me fui a Ronda en cuanto salí del trabajo. Allí había quedado con Maricruz, que se iba desde La Roda de Andalucía en coche. Yo iba en la R100RS, y aunque me llovió un poco, ni me enteré. Es que esa moto...
Bueno, el caso es que a eso de las cuatro y media estábamos en Ronda tomando una cervecita y dispuestos a empezar a trabajar. El plan era convertir la R100RS en negra, para lo cual había que pintar el conjunto de colín, depósito y carenado originales (los blancos, vamos). Estas piezas habían sido repasadas una y otra vez a lo largo de los últimos meses, e incluso había soldado una pequeña fuga que tenía el depósito en el lado derecho. La soldadura la había hecho con la eléctrica, con lo que el inicio fue desastroso: donde no había agujero apareció uno que ademas se iba agrandando cada vez que arrimaba el electrodo. Con un poco de paciencia fui cerrándolo hasta que pensé que estaba en orden de funcionamiento. Ni que decir tiene que no me preocupé de comprobar la estanqueidad de la soldadura. Se veía que estaba bien hecha; un poco resaltona, pero se veía bien. Otra cosa que había que hacer era cambiar los discos de freno. He comprado a Jeep dos discos nuevos que van a ir a la rueda delantera buena (la que lleva refuerzos en los palos) y voy a dejar la mala, la que llevo puesta actualmente, sin refuerzos, con los discos que tiene a medio uso, y quizás la venda. Ya veremos. También quería darle un repaso al depósito de la R65, intentar taponar las fugas e intentar extraer, tras disolución con acetona, toda la capa de plástico que le metí dentro para sanearlo y que se había desprendido tras el soplido para intentar desatascar el grifo aquella noche que me dejó tirado sin gasolina porque la reserva estaba obstruida por el plástico.
El caso es que tenía muchísimas cosas por hacer y a las diez de la noche lo único que tenía hecho era el tema de la pintura, que aún estaba secándose, porque hubo que hacer muchas otras cosas ajenas al propio trabajo de la moto: comprar comida, encender la chimenea, acondicionar un poco la casa, etc. Decidimos dar de mano, echar un par de cervezas y cenar algo.
Si algo tiene la guarida es frío para dar y regalar, de forma que no es raro que en invierno haga mas frío dentro que fuera de la casa, incluso con la chimenea encendida, que ademas tiene un tiro excelentísimo, de manera que es capaz de quemar un olivo entero en menos de lo que se tarda en contarlo, y además dejando escapar todo el calor por arriba. Es una chimenea que achicharra a un metro y no calienta nada ala doble de distancia. Con ese panorama, lo mejor era irse pronto a la cama, y allá que nos fuimos a eso de las once y pico. Las camas parecían mojadas de frías que estaban y los diez primeros minutos, hasta que se acumuló algo de calor, fueron de tiritona. Pasamos bastante frío y dormimos mal, así que tampoco nos levantamos temprano. Finalmente, a las diez nos decidimos a dejar la cama, desayunamos y nos pusimos a la tarea, aunque el día, muy frío y con muchísimo viento, que aumentaba aún más la sensación de frío, no invitaba precisamente a nada que no fuera esconderse en una mesa camilla.
Mi intención era cambiar unas cuantas cosas de la R100RS, no solo la pintura, y a tal efecto durante los últimos meses había ido recopilando algunas piezas, como las gomas del carenado por las que pasan las barras de la horquilla, que ya estaban en un estado deplorable, la goma de la transmisión, la que va entre la caja de cambios y el cardan, la gomita cuadrada de debajo del amortiguador de dirección, etc., además de poner a punto unas cuantas cosas, como la distribución de cables debajo del depósito, que con las bobinas del encendido doble quedaban algo apretados, darle un repaso a la bomba del freno trasero, que no iba demasiado fina, cambiar la rueda trasera completa, a la que ya le había montado la semana pasada el neumático sin cámara, etc.
Lo primero que hice fue quitar la rueda delantera y las botellas de la horquilla. No salió todo el aceite que debía, y los bajos estaban bastante sucios de aceite, o sea, que ha estado perdiendo un poquito por abajo durante todo este tiempo, y como ahí casi no se nota, porque no suele manchar, pues se me había pasado desapercibida a la vista, que no al tacto, que ya estaba notando demasiado blanda la suspensión delantera desde hace tiempo, aunque como no llegaba a hacerme tope tampoco le quería dar demasiada importancia.
Las botellas, que esta moto las trae en negro, estaban muy deterioradas por acumulación de múltiples chinazos, así que he pensado en ponerlas en color aluminio con una buena dosis de pulido. Si no me gusta como quedan, siempre hay tiempo de volver a pintarlas. Las quité y las dejé en reserva, en tanto montaba todo el carenado.
También he cambiado el piloto de intermitencias y le he puesto unos cuantos LEDs de los que me regaló Alvata. Cada pieza que he ido desmontando, como la pantalla del faro, ha sido desmontada meticulosamente, limpiada o lavada a conciencia y vuelta a montar. El voltímetro ha sido reparado (no le funcionaba la luz porque se había desoldado el cable de masa) y el reloj, que funcionaba impecablemente antes de desmontar, ya no funciona. Es falta de corriente en el positivo, pero en la llave hay tensión correcta, así que el fallo debe estar entre el faro y el reloj. Como me mosquee y no lo encuentre le pongo un empalme directo desde la llave de contacto, que, pensándolo bien, solo está a diez o doce centímetros de distancia. Eso queda a resolver el próximo fin de semana.
Acabado de colocar el carenado y sus gomas ¡anda que no tiene guasa poner bien las gomas! saqué la gasolina del depósito rojo y vertí cinco litros en el negro, con la desagradabilísima sorpresa de que tenía una fuga en el sitio que había soldado. Vacié nuevamente el depósito y no me amilané lo más mínimo. Preparé un poco de soldadura en frío y le puse un emplasto de mucho cuidado. Allí se ha quedado cogiendo fuerzas y a la espera de nueva pintura por la parte inferior. Veremos la semana que viene si aguanta o si tengo que hacerle un apaño interno. Con esto se acabó el día de trabajo, y no se piense que fueron pocas horas, que estuve echando cuentas y no estuve menos de nueve horas currando, pero hay que hacer interrupciones para comer, visitas, etc. A las once y media estábamos en la cama, otra vez muertos de frío y con la espalda para tirarla. No me extraña que Maricruz no quiera venir conmigo últimamente, que le pego unos tutes...
El domingo amaneció sin viento pero lloviendo a mares, y es que esto es un vicio: el que no se mea en la puerta se mea en el quicio. Tenía poco tiempo para trabajar, porque había quedado en comer con mi madre y mi hermana, y eso significa que a las dos de la tarde hay que estar sentado en la mesa. Me puse a despintar las botellas de la horquilla y prácticamente se me fue la mañana en eso. He dejado la moto sin rueda delantera (espero que no se caiga de boca, porque ni la he atado siquiera) y me he traído las botellas para pulirlas.
La vuelta la hice en la R80ST; Maricruz, lógicamente se volvió en el coche. Me ha llovido intermitentemente, pero no demasiado para lo que había estado temiendo durante todo el día. Llegando a mi casa se me ha caído la palanca de cambio. El tornillo que la sujeta se ha ido aflojando y cuando me he dado cuenta me he quedado sin palanca. Afortunadamente solo ha habido que apretar nuevamente el tornillo para arreglarla. Ojalá todas las averías fueses así de facilitas.
A falta de fotos de todo el fin de semana, luego pondré algunas de proceso de pulido de las botellas, y la semana que viene ilustraré todo lo que no he ilustrado esta semana.
Ahí quedan las fotos del pulido, pero me parece que no les voy a dar mucho más. Esto de pulir, aunque hasta ahora lo único que he hecho ha sido lijar con lijas cada vez mas finas, es muy aburrido.
Durante la semana sí que he aprovechado para cambiarle la goma trasera a la Rieju 125 de mi hijo.
Por cierto, hacerlo en el cuarto de estudio y sin herramientas adecuadas es una auténtica tortura. No se lo recomiendo a nadie. Con deciros que para destalonar he usado la pata de la mesa en la que se apoya la rueda y la ayuda de mi mujer, uno saltando sobre la mesa para conseguir destalonarla y la otra encima de la rueda para que no se escapara...
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