lunes, 22 de septiembre de 2008

75.- UN PASEITO A SIERRA NEVADA

Aprovechando la celebración de la BMW Riders, salimos el pasado sábado a dar un paseito a Sierra Nevada. En realidad llevábamos planeando esta salida como un fin de semana largo, es decir, con viernes entero, desde hacía unos meses, pero desgraciados acontecimientos familiares nos hicieron desistir de la reserva que habíamos hecho en el Hotel El Guerra, pero no así del paseito para ver cómo estaba aquello y para estar con algunos amigos del foro de bmwmotos.com.
El camino hasta Granada no es nada del otro mundo. Hay dos formas de hacerlo: la fácil, que es coger la autovía y hacerse 300 km sin soltar el acelerador para nada y la difícil, que es meterse por carreteras secundarias e ir curveando como Dios manda durante 350 km. Por una vez, y sin que sirva de precedente, tomé la ruta fácil, y a fé que aun me estoy arrepintiendo. ¡Qué pestiño conducir por autovía! A lo que iba: que salimos a eso de las 8 y media de la mañana, tras una pequeña aventura con un cajero automático que se empeñó en quedarse de recuerdo la tarjeta de Maricruz, y de hecho, se quedó con ella; tanto que aun no la ha devuelto. La BMW, en su línea: ¡fenomenal!. Se notan los segmentos nuevos y la moto va francamente bien. Mantuvo un crucero de velocidad legal ¡ejem! con un consumo un poco elevado (8 litros) pero ya se sabe que esta moto en cuanto va a velocidad legal ¡ejem! se dispara en el consumo. Espero que nadie nos haya hecho fotos por ir a velocidad legal ¡ejem!.
El viaje, como decía, normalito, un bastante aburrido por la monotonia de la carretera e incluso del paisaje en su mayor parte. La subida a la Sierra desde Granada era lo mas bonito, pero las neveras nos obstaculizaban constantemente. A las once estábamos en Sierra Nevada. La primera impresión cuando llegas es que no sabes que hacer ni a donde ir. Es una macroconcentración, sobre todo de BMW, y sobre todo de R1200GS, que parece que las regalan en los paquetes de pipas. Mientras buscábamos un aparcamiento vimos tres o cuatro clásicas y pensé que eran del foro; después comprobé que no. Dejamos la moto en la puerta del Hotel Kenia y llamamos por teléfono a Silverio y a José María. Nos dijeron donde habíamos quedado y nos fuimos andando hasta el stand de Max Boxer. Allí nos encontramos con Emilio y conocimos al Dr. Boxer, a Javier y a Varito, ademas de alguna pequeña joya que tenían por allí, una R100R la mar de preparadita y en el stand de un poco mas allá, una colección de R90S, que es una moto preciosa, pero así, puestas todas tan juntas y tan iguales, no quedan tan bonitas, aunque no me importaría que me regalaran una.

En el stand de Max Boxer nos reunimos con Silverio, con Alfonso el almeriense, que llevaba una R80/7 preciosa, Bokis y Juan Chopper y de allí fuimos a tomar una cervecita al bar de al lado de la farmacia. Por el camino aproveché para inscribirme para que me dieran una mochilita para guardar el casco para mi hijo.

En el bar se nos unieron Jose María y su amigo, del que tampoco recuerdo el nombre ¡maldito Alzheimer! con los niños.

Un ratito de charla amenizada por Bokis, que es genial el tio contando cosas, y a dar una vueltecita por los diversos stands antes de subir al Veleta a comer. Por cierto, hay gente que se lee estos tochos, y hasta se quedan con algunos detalles.

De todos los stands, el que mas me impresionó, desde luego, fue el de Natxo Barral. Las restauraciones perfectas (a falta de algún pequeño detallito sin importancia) y la presentación de las motos extraordinaria. Echamos especialmente de menos a Juan Carlos (Mr. Twinflat) que hubiera babeado sobremanera con estas motos.

Miguel, que sabe lo que me gusta (y a él, aunque no lo reconozca) apareció por el stand de Natxo Barral y allí nos encontró, claro. Nosotros habiamos quedado en subir al Veleta a comer con las clásicas, y a Miguel no le apetecía irse de la concentración, así que nos despedimos y no nos vimos hasta casi la hora de volver. Tambien se fueron Juan Chopper y Bokis para Málaga. Otro dia nos veremos.

La subida al Veleta es eso: una subida con curvitas. La moto de Bmwero (Berta) andaba fallando, para mi que iba ahogada en el cilindro derecho, y no pudimos apreciar bien sus cualidades. A pesar de ello tanto Silverio como Jose María la probaron y les gustó (veanse sus caras).

Después de las probaturas pusimos todas las motos juntitas e hicimos sesión de fotos.

Antes de comer, charlas sobre "yo le he puesto, tu le vas a poner, la mia tira aceite por aqui, la tuya por allá..." lo de siempre.

En la comida, que esta vez, y sin que siente precedente, no fue nada opípara, me dediqué un poco al retrato, a ese "plasmar la personalidad en la imagen", y me salieron algunas cosas, tales que estas:

Mientras devoraban, nueva sesión de fotos; ahora de las motos y del paisaje ¿como no? con nubes.

Despues de comer volvimos a Pradollano (creo que se llama asi) y nos metimos en el aparcamiento excepto Emilio, que se fue hasta el stand de Maxboxer a intentar arreglar a Berta. Es un gustazo entrar en un aparcamiento en que solo hay motos; es una sensación como de espacio aprovechado, la misma que cuando está el frigorífico lleno, que da gusto verlo; en cambio, con los aparcamientos de coches es como si solo quedara un plato con cinco aceitunas en la nevera.

Volvimos a buscar a Emilio porque algunos nos íbamos ya y queríamos despedirnos. Allí estaba, atareado de verdad: saco un carburador, lo limpio; saco el otro, lo repaso. Agujas en su sitio, membranas íntegras... La cara de preocupación se le notaba cantidad, como se dice ahora. Todavia no me he enterado de lo que tenía. A ver si lo cuenta en el foro y aprendemos un poco mas de él.

Después de despedirnos de los madrileños fuimos a buscar a Miguel, para ver si nos volvíamos juntos, pero ellos iban a salir un poco mas tarde y yo quería llegar de día, asi que nos volvimos solos. Antes les hice unas fotos.

La vuelta, mas de lo mismo: autovía y puño fijo. Un sueño de los de pegarse una piña en cualquier momento hasta Estepa, en que paramos a echar gasolina y nos despejamos un poquillo. Entrando en Sevilla y el sol escondiéndose. Buen cálculo.
Conclusiones: me ha gustado mucho conocer gente nueva y saludar a los conocidos. La BMW Riders está muy bien para los GS1200R; a mi que no me esperen más; me gusta más ir a mi aire. La gente de las clásicas es especial: Son mas ordenados, con las ideas mejor amuebladas, que los locates que andan por ahí. Miguel debería cambiar la 1150RT por una cosa mas lógica. Y finalmente, mi BMW es la mejor del mundo.

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