Aprovechando la celebración de la BMW Riders, salimos el pasado sábado a dar un paseito a
Sierra Nevada. En realidad llevábamos planeando esta salida como un fin de semana largo, es decir, con viernes entero, desde hacía unos meses, pero desgraciados acontecimientos familiares nos hicieron desistir de la reserva que habíamos hecho en el Hotel El Guerra, pero no así del paseito para ver cómo estaba aquello y para estar con algunos amigos del foro de bmwmotos.com.

El camino hasta Granada no es nada del otro mundo. Hay dos formas de hacerlo: la fácil, que es coger la autovía y hacerse 300 km sin soltar el acelerador para nada y la difícil, que es meterse por carreteras secundarias e ir curveando como Dios manda durante 350 km. Por una vez, y sin que sirva de precedente, tomé la ruta fácil, y a fé que aun me estoy arrepintiendo. ¡Qué pestiño conducir por autovía! A lo que iba: que salimos a eso de las 8 y media de la mañana, tras una pequeña aventura con un cajero automático que se empeñó en quedarse de recuerdo la tarjeta de Maricruz, y de hecho, se quedó con ella; tanto que aun no la ha devuelto. La BMW, en su línea: ¡fenomenal!. Se notan los segmentos nuevos y la moto va francamente bien. Mantuvo un crucero de velocidad legal ¡ejem! con un consumo un poco elevado (8 litros) pero ya se sabe que esta moto en cuanto va a velocidad legal ¡ejem! se dispara en el consumo. Espero que nadie nos haya hecho fotos por ir a velocidad legal ¡ejem!.
El viaje, como decía, normalito, un bastante aburrido por la monotonia de la carretera e incluso del paisaje en su mayor parte. La subida a la Sierra desde Granada era lo mas bonito, pero las neveras nos obstaculizaban constantemente. A las once estábamos en Sierra Nevada. La primera impresión cuando llegas es que no sabes que hacer ni a donde ir. Es una macroconcentración, sobre todo de BMW, y sobre todo de R1200GS, que parece que las regalan en los paquetes de pipas. Mientras buscábamos un aparcamiento vimos tres o cuatro clásicas y pensé que eran del foro; después comprobé que no. Dejamos la moto en la puerta del Hotel Kenia y llamamos por teléfono a Silverio y a José María. Nos dijeron donde habíamos quedado y nos fuimos andando hasta el stand de Max Boxer. Allí nos encontramos con Emilio y conocimos al Dr. Boxer, a Javier y a Varito, ademas de alguna pequeña joya que tenían por allí, una R100R la mar de preparadita y en el stand de un poco mas allá, una colección de R90S, que es una moto preciosa, pero así, puestas todas tan juntas y tan iguales, no quedan tan bonitas, aunque no me importaría que me regalaran una.




Conclusiones: me ha gustado mucho conocer gente nueva y saludar a los conocidos. La BMW Riders está muy bien para los GS1200R; a mi que no me esperen más; me gusta más ir a mi aire. La gente de las clásicas es especial: Son mas ordenados, con las ideas mejor amuebladas, que los locates que andan por ahí. Miguel debería cambiar la 1150RT por una cosa mas lógica. Y finalmente, mi BMW es la mejor del mundo.
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