Si el sábado hizo un mal dia para pintar o para hacer cualquier tipo de actividad al aire libre, hasta el punto que abandoné cualquier esperanza de trabajar y ni siquiera hice el intento, el domingo prometía algo de mejoría, asi que me vestí de motorista y me fui a Ronda en la Hondita dispuesto a acabar de lijar la primera mano de imprimación y dar una segunda mano que cubriera los defectos que habían quedado patentes con la primera. El tiempo al principio, es decir, mientras iba montado en la moto, se portó bien conmigo, pero fue llegar a Ronda y sacar Eolo los cuatro vientos a dar por saco. Me tuve que resignar, hacer de tripas corazón e inventarme alguna tarea que no precisase de la calma atomosférica. Recordé aquellas dos llantas a las que tengo que acabar de quitar la pintura y me puse con ellas. Al cabo de un buen rato, generosas raciones de decapante y unas buenas dosis de cepillado quedaron de esta manera:

A continuación me puse con algunas piezas de las que había imprimado el último día y que no había lijado, el colín y el carenado; el uno porque se me había pasado, y el otro porque estaba con la fibra de vidrio recien puesta.

Acabada la ración de lija, aún me quedaba un rato hasta volverme a Sevilla, asi que me fui a la OSSA y le puse el pedal del freno trasero, aunque le faltan dos casquillos que tendré que buscar o fabricarme,
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