
El apartado de neumáticos constituye, al menos en mi caso, una especial preocupación; son tres los motivos de ello: el agarre, la duración y el coste. Para ir seguros en moto necesitamos que las ruedas se agarren al suelo, tanto para acelerar o frenar como para tumbar, pero desgraciadamente el agarre suele estar en proporción inversa a la duración del neumático, y finalmente, el coste, que suele ser elevado, ya sea una goma que agarre o una que dure. La Sprint venía de fábrica con unos Bridgestone BT020.

La duración del trasero ha sido de 7500 km, y la del delantero ha sido de 14000 km, con lo que se cumple aquel aforismo clásico motero de "
dos traseras por una delantera". Me ha parecido una buena combinación de gomas, pero que solo he podido probar los primeros 7500 km, que comprenden el rodaje y la habituación a la moto, ya que cambié la goma trasera por la que venía usando en la antigua Sprint y que me daba magníficos resultados: Dunlop D220 (128,60 €). Ya comentaré cuando me la acabe y la haya podido probar un poco que tal ha ido con su pareja delantera, la Dunlop D208 (93 €).
De cualquier modo, con los Bridgestone se mostraba muy agil pero un poco sobreviradora, aunque no sé si era efecto de las gomas o de mi forma de conducción, adaptada a la Sprint antigua, con un lanzamiento de horquilla mucho mayor.

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