domingo, 15 de marzo de 2015

365.- EL ESPEJO DE LA SPRINT

Un defecto que tiene la Sprint GT y que también lo tenía la anterior que tuve, la ST, ya que la pieza es la misma en ambas, es que al cabo del tiempo los espejos vibran y la panorámica que ves por detrás es totalmente borrosa. Ya me había pasado en el espejo derecho desde el principio; lo puse en conocimiento de la casa y me lo cambiaron por uno nuevo, pero cuando me lo montaron estaba presente y me quedé con la copla de cómo se desmontaban, ya que sabía que esto iba a volver a pasar y el arreglo no es la sustitución, sino apretar una tuerca. Hoy, además, después de desmontarlo todo y arreglarlo he descubierto que la solución es mucho más sencilla de lo que parecía, pero eso se queda para la próxima vez que tenga que arreglarlo.
En esta ocasión el espejo que vibraba era el izquierdo; el derecho todavía se mantiene en su sitio. 
Para ilustrar la operación, dado que no me había llevado la cámara, he tenido que recurrir al teléfono, así que pido perdón si las fotos no se ven muy bien, pero es que, aunque intenten convencernos de lo contrario, un teléfono es para hablar, no para hacer fotos ni para escribir como si fuese un teclado.
Bien, la jornada empezó como hace algún tiempo, en que me llegaba a Ronda todos los fines de semana a cambiar de moto, es decir, salgo tempranito, con muy buen tiempo y el sol casi enfrente, pero un poco a la derecha (en invierno lo llevo de frente totalmente y mucho más bajo) así que ya voy un poco más cómodo en cuanto a deslumbramiento. A la hora en que yo salí no había motos en la carretera, que ya se sabe que los moteros son personas de poco madrugue y menos ganas de mojarse. Tampoco había muchas latas, lo que ha hecho que me plante en GMW-I (Guaridische Mirlen Werke 1) en poquísimo tiempo. Por cierto lo del I es porque hay un II, pero todo se mostrará a su debido tiempo.
Volvamos a la avería: para solucionar temporalmente las vibraciones se puede recurrir a un trozo de plástico o de cinta americana que se mete entre el soporte y el brazo, con lo que aumenta la presión entre ambos y las vibraciones se reducen, pero esto no dura mucho.


Por cierto, hay que ver lo que se ensucian las motos negras...
El siguiente paso es quitar los seis tornillos que sujetan la cúpula del carenado.


y retirar el carenado, que de paso se lleva un lavado en condiciones.

A continuación quito los cuatro tornillos de la placa de plástico que tapa la base de los relojes.


y la retiro, con lo que me quedan a la vista las conexiones de los intermitentes, que para el que no lo sepa, van en los propios espejos, y desenchufamos la del lado izquierdo.



El conjunto de relojes va a presión pero sujeto con unos clips en los dos tetones superiores.


Al retirarlos podemos sacar de sus alojamientos el conjunto de relojes, lo que nos va a permitir trabajar en condiciones, que los dedos tienen un tamaño y son poco compresibles.


A continuación quitamos el embellecedor del lado izquierdo.



Ya podemos quitar las dos tuercas que sujetan la base del espejo al carenado y extraer el brazo del espejo.



Si levantamos la pieza de goma ya podemos ver cómo es el sistema de apriete: una simple tuerca que comprime varias arandelas sobre un mecanismo que permite el giro del brazo para plegarlo.


La tuerca estaba fijada con un fijador de tornillos fuerte, lo que hizo que tuviese que emplearme a fondo, incluso sujetando el espejo entre dos barras para poder aflojarla, y así y todo, entre el miedo de romper el plástico y lo duro que estaba, incluso pensé en dejarlo un par de veces, pero al final pude con ella


y llegué al mecanismo que permite el giro y plegado del brazo.


Ya solo quedaba volver a poner un fijador de tornillos y apretar la tuerca hasta conseguir una firmeza suficiente.
Y a volver a montarlo todo, para lo cual solo hay que seguir los pasos al revés:
Introducir los cables y conectarlos,


Meter los dos tornillos de la base a traves del carenado y fijarla con sus correspondientes tuercas,


poner los relojes en su sitio fijándolos con las grapas,


colocar el embellecedor del lado izquierdo y fijarlo con sus tornillos,


poner la tapa que cubre el hueco de los relojes y apretar sus tornillos,



y, finalmente, colocar la cúpula bien limpia y fijarla con sus seis tornillos.


Pues bien, después de haber hecho todo esto, he descubierto que toda esta operación se puede hacer en pocos minutos y usando una sola llave. La próxima vez que tenga que apretar la tuerca lo haré por el método rápido, a ver si sale, pero eso se queda por descubrir hasta la próxima vez.
Por cierto, a los que se interesan por mi estado, que no son pocos, ya va amaneciendo de nuevo. De aquí a nada estaré tan radiante como el día en esta foto de la GS, que fue la que me devolvió a Sevilla.


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