Voy a intentar vencer la pereza que me intenta atenazar para seguir con el diario. Menos mal que es el de las motos, y eso me obliga un poco, porque si llega a ser el mio se habría acabado en la primera página.
Como el título de la entrada dice, ya me he liado con la R100GS. Ya sabéis los asiduos del blog que el sábado pasado tuve mi aventurilla con ella, que me dejó tirado a mitad de camino, etc. Para que os hagáis una idea de la que me cayó de agua, que después hay quien dice que soy un exagerado, cuando llegué a la guarida este sábado, la moto todavía estaba mojada ¿que no? fijaos en la goma.
Mi idea, con esta moto, es hacer lo que no he hecho con las otras, es decir, desmontarla por completo, ir corrigiendo las cosas que vaya viendo que están mal y empezar el montaje desde cero: pintura del chasis y añadir después todo lo demás. A ver si soy capaz de hacerlo antes de que me invada la prisa por acabar.
Para empezar, creo que lo voy haciendo bien. Empecé quitando el silenciador el otro día, que ya es algo. Esta sábado continué quitando las defensas y la pata de cabra.
que no tienen excesiva buena pinta; parece como si esta moto hubiese estado en ambientes muy húmedos, y no me refiero a ambientes salinos, que esa es otra corrosión todavía peor, sino a humedad simple, sin sal, pero continua.
Me puse a quitar la pintura de las defensas, y en ello estaba cuando apareció por la Guarida el Vecino Misterioso con su flamante R100RT blanca. Tras las salutaciones me aproveché de que me preguntó que si podía ayudarme en algo y lo puse a lijar pintura con el "guarrito".
Traía un polo amarillo la mar de bonito y de limpio; lo mas propio para estas tareas... Mercedes, que él insistió ¿eh? que yo no quería dejarlo, pero se puso muy pesado... Me imagino que con tres o cuatro lavados casi se irán las manchas...
Mientras Jose Ignacio le daba al "guarrito" yo desmontaba el sistema de escape, exceptuando el silenciador, que ya lo desmonté y apañé el último día.
No tienen buena pinta ni los colectores ni la marmita, incluso hay algunos agujeros pequeños que intentaré tapar, pero me voy a ir haciendo a la idea de que a medio plazo tendré que poner unos colectores y una "Y" en vez de la marmita. Por lo menos las roscas de las culatas están buenas. Algo es algo. He probado a darle un producto que dice que protege contra el óxido. Ya veremos si es verdad o si tengo que empezar a pensar en el cambio de colectores antes de lo que tenía pensado.
Seguí desmontando la rueda trasera. Ni que decir tiene que las gomas están cristalizadas y los tornillos oxidados. Los forros de las zapatas todavía pueden durar un poco, así que los dejaremos.
El neumático, como es natural, a la calle. No llevo gomas cristalizadas y cuarteadas en mis motos. Es lo único que me une al suelo y quiero que ese punto de unión sea bueno.
El retén interior del grupo cónico parece estar bueno. Todo está pringado de valvulina, pero no procede del grupo, sino del brazo del cardan.
La llanta estaba bastante sucia
y aunque le dí un buen repaso, todavía le queda un buen tratamiento para darle brillo. Lo que no estoy dispuesto es a quitar los radios y pulirlo todo, porque eso obligaría a radiar y eso no sé si sabré hacerlo, así que prefiero no experimentar demasiado.
A estas alturas, Jose Ignacio ya había acabado de quitar la pintura de la defensa izquierda, así que le desmonté la derecha para que no anduviese aburrido.
Dimos un poco de mano para ir a tomar una cerveza al moto club, lo que aprovechamos para intercambiar motos: Jose Ignacio se llevó la RS y yo me llevé la RT. Debo reconocer que pese a mi rechazo inicial a las motos gordas, esa moto va muy bien, y es que, en el fondo, es una RS disfrazada de grandota. Me gusta poco la postura tan retrasada de las manos, aunque reconozco que es cómoda, y sobre todo me desagrada mucho eso de llevar el parabrisas ese que encima te cae justo en la mitad del horizonte, haciéndote llevar la mirada ora por arriba, ora por abajo del filo. No me gusta nada. Pero lo que decía antes, que la moto va muy fina y es muy agradable de llevar. Incluso creo que vibra bastante menos que la mía, o lo mismo es una falsa percepción porque hace muy poco ruido.
Bien, ya de vuelta guardé las piezas que iban quedando hechas, o casi hechas, a falta de pintura, en un cajón y me fui a desmontar la parte trasera.
Nada mas quitar los tornillos de la cruceta, ya se adivinaba que la pérdida de aceite que manchaba todo el basculante provenía de la caja de cambios. aceite negro asqueroso pringándolo todo.
Lo que no me esperaba es que fuese de una rotura del labio de la tapa de la caja de cambios donde se sujeta el fuelle.
Me temo que va a ser difícil arreglar eso decentemente, o sea, sin que se salga aceite, pero lo intentaré. Si no sale, habrá que buscar una tapa de segunda mano. La solución, la próxima semana.
El cojinete de rodillos del lado izquierdo del basculante estaba bien; con grasa limpia y con la pista sin marcar.
No así el del lado derecho, que salió con la canastilla rota, los rodillos sueltos y la pista marcada. A la calle con él. Por cierto, para sacar la pista exterior lo mas fácil es calentar un poco por fuera y sale con muchísima facilidad, sin necesidad de andar golpeando. Para ponerlo, lo mismo: con calor.
El cardan, pues eso, un cardan. Estos son los que dan problemas porque no llevan engrasadores. Espero que no me los dé en mucho tiempo.
De la parte eléctrica, además de desconectar la parte trasera desconecté la toma de corriente y la caja de fusibles, que, por cierto tiene cuatro enchufes y solo tres fusibles ¿faltará alguno?
El interior del brazo oscilante lleno de porquería. Habrá que limpiarlo adecuadamente antes de volver a montarlo todo.
Y ahí se acabó el día de trabajo.
Jose Ignacio hacía un buen rato que se había marchado y el sol empezaba a estar lo suficientemente bajo como para que me preocupase volver con la visera que tengo puesta en el casco, más negra que el sobaco de un grillo; comodísima de día, pero un auténtico peligro en cuanto se va el sol.
Me he vuelto en la R80ST estrenando su radiador y su puesta a punto. Me gusta esa moto.
Bien, ya de vuelta guardé las piezas que iban quedando hechas, o casi hechas, a falta de pintura, en un cajón y me fui a desmontar la parte trasera.
Nada mas quitar los tornillos de la cruceta, ya se adivinaba que la pérdida de aceite que manchaba todo el basculante provenía de la caja de cambios. aceite negro asqueroso pringándolo todo.
Lo que no me esperaba es que fuese de una rotura del labio de la tapa de la caja de cambios donde se sujeta el fuelle.
Me temo que va a ser difícil arreglar eso decentemente, o sea, sin que se salga aceite, pero lo intentaré. Si no sale, habrá que buscar una tapa de segunda mano. La solución, la próxima semana.
El cojinete de rodillos del lado izquierdo del basculante estaba bien; con grasa limpia y con la pista sin marcar.
No así el del lado derecho, que salió con la canastilla rota, los rodillos sueltos y la pista marcada. A la calle con él. Por cierto, para sacar la pista exterior lo mas fácil es calentar un poco por fuera y sale con muchísima facilidad, sin necesidad de andar golpeando. Para ponerlo, lo mismo: con calor.
El cardan, pues eso, un cardan. Estos son los que dan problemas porque no llevan engrasadores. Espero que no me los dé en mucho tiempo.
De la parte eléctrica, además de desconectar la parte trasera desconecté la toma de corriente y la caja de fusibles, que, por cierto tiene cuatro enchufes y solo tres fusibles ¿faltará alguno?
El interior del brazo oscilante lleno de porquería. Habrá que limpiarlo adecuadamente antes de volver a montarlo todo.
Y ahí se acabó el día de trabajo.
Jose Ignacio hacía un buen rato que se había marchado y el sol empezaba a estar lo suficientemente bajo como para que me preocupase volver con la visera que tengo puesta en el casco, más negra que el sobaco de un grillo; comodísima de día, pero un auténtico peligro en cuanto se va el sol.
Me he vuelto en la R80ST estrenando su radiador y su puesta a punto. Me gusta esa moto.
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