lunes, 13 de junio de 2011

252.- SOLO HE PINTADO UNA LLANTA. ESTO VA FLOJILLO.

Pues sí, poco más que eso he hecho. Me fui para Ronda en el misil amarillo, que, no sé si lo he dicho, cada día  me gusta más. La mañana estaba muy agradable, incluso algo fresca, porque salí a las 8,30 y todavía no le había dado tiempo al sol a hacer su tarea. Poco tráfico y buena temperatura son los componentes principales para un viaje agradable, y así fue. En poco tiempo estaba en la Guarida. Tenía, y tengo, tarea pendiente como para aburrirme. Así, a botepronto, que yo recuerde, acabar de sanear los depósitos, soldar el que tengo en Sevilla, acabar de conectar los dos discos de freno y ponerle el radiador de aceite a la R65, pintar un par de llantas, pintar las barras de la horquilla de la R100RS, pintar unas cuantas piezas que tengo ya imprimadas a falta de una última lija fina, y qué sé yo... dentro de muy pocos kilómetros empiezan todas con los cambios de aceite y las puesta a punto, así que tengo bastante trabajo.
En cuanto llegué, y después del protocolo habitual (poner en marcha los chismes, llamar por teléfono y lavar el casco, me puse a preparar un par de banquetas para poder pintar la llanta a gusto. También lijé un poco la llanta, aunque ya lo había hecho días antes, para favorecer la adhesión de la pintura, y me puse a la tarea.
He usado una laca nitrocelulósica satinada de color negro, que al menos en la tienda me dio muy buena impresión de cómo debía quedar.


 Tras unas cuantas pasadas de pintura, aquello empezó a tomar el buen aspecto que había imaginado.


En estas estaba cuando oigo ruido de motos fuera; bueno, en realidad de motos no, solo de una moto, la R1100S de Javi, que acallaba el poco ruido que hacía la R90S de Diego. Y ahí casi se acabó el trabajo. Después de los saludos y mientras Diego desmontaba la rueda delantera, que estaba desequilibrada porque había perdido los plomos


Yo me dedicaba a acabar el proceso de saneamiento del depósito blanco de la R65, al que le faltaba echarle la pintura,


Entre meneo y meneo del depósito equilibramos la rueda delantera de la R90S y nos dispusimos a dar un paseo, a visitar Júzcar, un pueblecito de la Serranía, allá por la ladera occidental del valle del Genal, que ha sido pintado por entero de azul para no sé qué estreno de algo de los pitufos. Pero antes había que esperar a que la pintura del interior del depósito estuviese totalmente repartida y seca, a lo que ayudaba el sol, que ya empezaba a picar. Mientras tanto hicimos algunas fotos, aprovechando que tenía varias motos fuera 


El depósito se iba secando y la llanta también, así que me la llevé a la guarida para ponerle los discos, aunque eso no lo haríamos sino hasta la tarde.

Y ya no le hicimos más concesiones a la pintura del depósito. Nos fuimos camino de Júzcar por la carretera de Algeciras. Javi se las prometía muy felices, porque hasta Alpandeire la carretera está muy bien de piso, pero desde allí se estrecha hasta quedarse en poco más que un camino de cabras y con un bacheado de los de soltarte los empastes, especialmente para la durísima amortiguación de la R1100S. Yo, que ya me sabía cómo estaba aquello, me fui en la R80ST, que por esas carreteras anda estupendamente.


Y por fin avistamos Júzcar. Y de verdad que impresiona. Después de ir viendo por esas carreteras pequeños pueblecitos blancos desperdigados por la sierra, llegas a un recodo del camino y te encuentras esto:


Entramos en el pueblo y es todavía más sorprendente. Buscamos un bar donde poder quitarnos el calor y la sed y mientras lo encontramos nos salimos varias veces del parchís, porque el pueblo es bastante "pitufo"


Después de un par de cervezas, por supuesto sin alcohol, seguimos la ruta. Ahora tocaba volver por el otro lado del valle del Genal, pero en vez de bajar hasta Pujerra seguimos hasta Cartajima y Parauta. En el camino nos hicimos unas fotos en una curva, más que nada para que se nos vea alguna vez montados en la moto en vez de debajo de ellas.


Y la mía, que para eso es mi blog, al óleo.


Llegamos a Parauta e hicimos otra parada para tomar algo más de líquido y unas tapas.


 y de allí Javi se fue a Marbella bendiciendo al Ministerio de Fomento porque la carretera volvía a estar buena y todavía no había perdido ningún tornillo, mientras que Diego y yo volvíamos a Ronda. Cuando llegamos, mi hermana tenía una reunión de amigotes y se habían zampado nuestras cervecitas, pero en venganza les pulimos las suyas.
Pusimos los discos en la llanta que había pintado por la mañana y, por si las moscas, la dejamos bien colocada, no vaya a ser que se estropee la pintura,


y nos dedicamos exclusivamente a limpiar las motos, charlar y tomar cerveza.


 Un rato más tarde recogimos y nos fuimos cada uno en una dirección. Me he vuelto en la R100RS, que está como en sus mejores tiempos ¡qué bien anda la puñetera!

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