domingo, 20 de junio de 2010

204.- MARATONIANA SESION DE PINTURA

Por fin llegó el día de pintar. La última semana había dejado las piezas aparejadas y ya solo quedaba darles una lija fina y empezar a pintar. Eso me pensaba yo cuando llegué a Ronda, pero la realidad siempre te da un guantazo mañanero. Las piezas tenían bastante que lijar, así que no me quedó más remedio que tomármelo con calma y empezar, dale que te pego, con lijas progresivas hasta llegar a la de 1000, y aun así no quedó todo lo perfecto que yo hubiese deseado, pero estaba ya harto de lijar y tenía ganas de empezar a tirar pintura. También le tocó el turno de lijado a la cúpula; un poco de matizado, sin necesidad de aparejo, según me aconsejó el encargado de la tienda de pinturas.

Entre lijado y lijado me dio tiempo a comprobar que los muelles que habíamos pintado la semana anterior habían quedado aceptablemente bien.

Y puesto que estaba con la lija, le di un poco al silenciador antiguo de la R80ST, lo lavé, lo sequé y le di una mano de pintura anticalórica, con lo que adquirió un aspecto de casi nuevo. Se quedó secándose al sol toda la mañana, y después lo guardé bien protegido con plástico de burbujitas por si acaso hay que volver a usarlo, pero desde luego sonaba mucho peor que el que tengo puesto ahora, que suena divinamente (y mejor que va a sonar dentro de poco).

Todo esto era haciendo tiempo para que se secasen las piezas que había lijado y lavado, vamos, las que me había propuesto pintar.

A la una de la tarde, por fin empecé la sesión de pintura, y es que antes tuve que prepararlo todo, porque hacía bastante viento, pero esta vez no estaba dispuesto a que me fastidiase la sesión de pintura e improvisé en el garaje de agricultura una sala de pintado sin viento; eso sí, con algo (bastante) de polvo y con una atmósfera bastante saturada de aerosol tóxico, aunque poniéndose a favor de la corriente de aire que entraba por las ventanas y salía por la puerta se podía pintar sin asfixiarse.
La primera capa era la de negro. La hice con el aerógrafo y tardé un buen rato, que con la pistola la podía haber hecho en unos segundos. Primero el depósito,

después el colín,

y finalmente la cúpula, que era lo mas difícil, porque con la luz natural (la poca que había allí dentro) se distinguía poco el negro sobre el negro.

Llegados a este punto, y como me conozco, me fui a dar una vuelta al huerto para darle tiempo a la pintura a secarse, que si no, me pongo a enmascarar y me cargo el trabajo. Así, de paso, le digo a mi hermano cómo van las cosas, que el jabalí no ha vuelto a entrar y que esto va despacito, pero es que el tiempo tampoco acompaña, que estamos a final de primavera y todavía he pasado frío esta mañana yendo hacia Ronda.

Cuando consideré que ya había pasado bastante tiempo, aún me di otra vuelta para hacer tiempo y comprobar que los castaños están en flor

y que los nogales ya tiene sus frutos madurando.

Y ya no me pude aguantar más y me fui a enmascarar el negro, operación sencilla a mi parecer, pero que como no la hagas con mucho cuidado te puede dar sorpresas desagradables.

Sobre este momento, aproximadamente, llegó Spinner con su preciosa R65 ultimo modelo y fue el que hizo las fotos a partir de entonces, porque si llega a ser por mí, posiblemente no hubiese salido ninguna más, de lo agobiado de tiempo que empezaba a estar.
El siguiente paso era pintar en blanco. En estas fotos se puede ver el aerosol tóxico que se formaba.


Aquí empezaron las primeras complicaciones. Para empezar, como había preparado mas pintura de la cuenta, también di mas capas de las estrictamente necesarias, lo que provocó que las capas mas profundas secasen peor que las últimas, y eso a la larga dio sus resultados negativos. Dejé secar lo que consideré oportuno y me llevé las piezas al sol, incluso, para que secasen antes.
Mientras se secaban, Spinner estaba enredando con su moto, poniéndole grasa de cobre a las juntas del escape, que, por cierto, esta grasa va bien para que no se gripen las tuercas de los colectores, pero en absoluto sirve para corregir fugas.Para eso va mejor un suplemento de aluminio en forma de lámina de lata de cerveza o una pasta especial para tubos de escape, de esas que te fabrican un ladrillo dentro.

El caso es que, según ha comentado después, la moto va bastante mejor, pero me temo que no es la solución idónea.
Volviendo a la pintura, me puse a enmascarar nuevamente. Es lo malo de los colorines, que hay que enmascarar cada vez que añades un color. Ahora tocaba tapar todo el blanco para poder pintar en rojo, y encima con dos cintas, para lograr el efecto que tenía pensado.

A todo esto, ya eran casi las tres de la tarde y nos habíamos quedado sin cerveza, por lo que se imponía una escapada rápida a la venta, pero antes había que dejar todo pintado y secando.
Preparé la pintura roja y en un ratillo estaban las piezas colgadas y pintando.

Acabada la pintura solo quedaba limpiar bien la pistola y de nuevo descolgar todas las piezas y llevárselas a que les diera el sol para que se secasen pronto, momento en que me apercibo de que me falta por pintar una, que se había quedado secándose; los inconvenientes de que no llevaba ningún enmascaramiento y solo había que pintarla en rojo.

En seguida la cuelgo y vuelvo a preparar pintura; le doy un par de pasadas,

y ya sí que están todas las piezas pintadas.

Las dejamos secándose y nos vamos a la venta a tomar unas cervezas mientras el Lorenzo se encarga de dejar la pintura lista para la laca.
Un rato de charla amigable y cuando volvemos solo hay que quitar las máscaras para ver que todo ha quedado más o menos bien

y digo mas o menos porque al enmascarar el depósito me lo apoyé en las rodillas, de forma que con lo gruesa que era la capa de pintura blanca se ha quedado señalada la trama del vaquero. Menos mal que no llevaba pantalón corto, que le habría dejado unos cuantos pelos.
Intenté arreglarlo con un poco de lija fina, y algo sí que quité.

A todo esto, eran casi las seis de la tarde, y todavía quedaba laquearlo todo. Spinner hacía un rato que se había ido, seguramente aburrrido, y yo me dispuse a colgar por enésima vez las piezas en el tendedero improvisado. Preparé la laca (dos partes de laca, una de endurecedor y un 10% de disolvente) y me puse a la tarea. Una capa fina con el abanico bien abierto para que sirva de agarre, dejar secar unos minutos y sucesivas capas dejando un tiempo de secado hasta que me cargué toda la laca que había preparado (unos 180-200 cc). El laqueado ha sido siguiendo las pautas que me dio Chicho Boxero. ¡Muchisimas gracias, Chicho!
El resultado creo que bastante satisfactorio, pero ya lo veré el próximo dia con más atención, porque eran las ocho de la tarde y no me gusta nada conducir con el sol de frente, que por cierto, es lo que hago siempre, por la mañana viajo al este y por la tarde al oeste, con lo que siempre lo llevo apuntándome.

Para el próximo dia acabar el laqueado, incluso metiendo unas pegatinas que me ha diseñado Spbit, y empezar el desmontaje de la R100RS, a la que hay que arreglarle la bomba de aceite. Eso son unas cuantas horas de trabajo. Si ademas me han llegado unas cosas que le he pedido a Maxboxer para la R80ST, mejor que mejor. Me temo que voy a tener ocupada la mesa elevadora un par de semanas.
Me volví en la Sprint, haciendole el rodaje a las gomas y a las pastillas de freno nuevas.

Llegué tarde a Sevilla, a eso de las nueve y media, y con las manos manchadas de pintura y laca que no van a salir más que con la descamación natural de la piel, porque he probado con disolvente, acetona, jabón y cepillo. Métodos mas expeditivos como el cincel los he desechado. Tengo que acostumbrarme a ponerme guantes, aunque sean los de Resnian.

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