Por fin llegó el día de pintar. La última semana había dejado las piezas aparejadas y ya solo quedaba darles una lija fina y empezar a pintar. Eso me pensaba yo cuando llegué a Ronda, pero la realidad siempre te da un guantazo mañanero. Las piezas tenían bastante que lijar, así que no me quedó más remedio que tomármelo con calma y empezar, dale que te pego, con lijas progresivas hasta llegar a la de 1000, y aun así no quedó todo lo perfecto que yo hubiese deseado, pero estaba ya harto de lijar y tenía ganas de empezar a tirar pintura. También le tocó el turno de lijado a la cúpula; un poco de matizado, sin necesidad de aparejo, según me aconsejó el encargado de la tienda de pinturas.
Entre lijado y lijado me dio tiempo a comprobar que los muelles que habíamos pintado la semana anterior habían quedado aceptablemente bien.La primera capa era la de negro. La hice con el aerógrafo y tardé un buen rato, que con la pistola la podía haber hecho en unos segundos. Primero el depósito,
y finalmente la cúpula, que era lo mas difícil, porque con la luz natural (la poca que había allí dentro) se distinguía poco el negro sobre el negro.
Llegados a este punto, y como me conozco, me fui a dar una vuelta al huerto para darle tiempo a la pintura a secarse, que si no, me pongo a enmascarar y me cargo el trabajo. Así, de paso, le digo a mi hermano cómo van las cosas, que el jabalí no ha vuelto a entrar y que esto va despacito, pero es que el tiempo tampoco acompaña, que estamos a final de primavera y todavía he pasado frío esta mañana yendo hacia Ronda.

Sobre este momento, aproximadamente, llegó Spinner con su preciosa R65 ultimo modelo y fue el que hizo las fotos a partir de entonces, porque si llega a ser por mí, posiblemente no hubiese salido ninguna más, de lo agobiado de tiempo que empezaba a estar.El siguiente paso era pintar en blanco. En estas fotos se puede ver el aerosol tóxico que se formaba.



Aquí empezaron las primeras complicaciones. Para empezar, como había preparado mas pintura de la cuenta, también di mas capas de las estrictamente necesarias, lo que provocó que las capas mas profundas secasen peor que las últimas, y eso a la larga dio sus resultados negativos. Dejé secar lo que consideré oportuno y me llevé las piezas al sol, incluso, para que secasen antes.
Mientras se secaban, Spinner estaba enredando con su moto, poniéndole grasa de cobre a las juntas del escape, que, por cierto, esta grasa va bien para que no se gripen las tuercas de los colectores, pero en absoluto sirve para corregir fugas.Para eso va mejor un suplemento de aluminio en forma de lámina de lata de cerveza o una pasta especial para tubos de escape, de esas que te fabrican un ladrillo dentro.
Volviendo a la pintura, me puse a enmascarar nuevamente. Es lo malo de los colorines, que hay que enmascarar cada vez que añades un color. Ahora tocaba tapar todo el blanco para poder pintar en rojo, y encima con dos cintas, para lograr el efecto que tenía pensado.
A todo esto, ya eran casi las tres de la tarde y nos habíamos quedado sin cerveza, por lo que se imponía una escapada rápida a la venta, pero antes había que dejar todo pintado y secando.Preparé la pintura roja y en un ratillo estaban las piezas colgadas y pintando.
En seguida la cuelgo y vuelvo a preparar pintura; le doy un par de pasadas,
Un rato de charla amigable y cuando volvemos solo hay que quitar las máscaras para ver que todo ha quedado más o menos bien
Intenté arreglarlo con un poco de lija fina, y algo sí que quité.
El resultado creo que bastante satisfactorio, pero ya lo veré el próximo dia con más atención, porque eran las ocho de la tarde y no me gusta nada conducir con el sol de frente, que por cierto, es lo que hago siempre, por la mañana viajo al este y por la tarde al oeste, con lo que siempre lo llevo apuntándome.
Me volví en la Sprint, haciendole el rodaje a las gomas y a las pastillas de freno nuevas.

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