Y no porque siga cojo o porque sea un flojo, sino porque he tenido la suerte de que me visitaran DavidRC y el Vecino Misterioso, así que nos hemos ido a charlar al lado de unas cervezas y he dejado el trabajo para otro día.
De todas formas, algo si que he hecho; me fui temprano y preparé una ración de aparejo para dejar listo de papeles todo lo que había empezado el otro día; monté el tenderete y aquí está el resultado:
en una preciosa K1100 roja, color muy apropiado para una moto, siempre lo he dicho, a la que vemos aquí en compañía de la R100RS, que me había llevado a Ronda, y de la R65, que estaba a la espera de unas pequeñas mejoras técnicas en la matrícula, gentileza de Resnian (muito obrigado, Jaime).
Como aún era un poco temprano para ir de cerveceo, aprovechamos para poner el invento de Resnian, una chapa triangular que refuerza la matrícula y sujeta los intermitentes y el catadióptrico. Lo que más me dolió fue tener que cortar otra vez los cables de los intermitentes, con lo bien que me los había puesto Resnian el otro día, cuando me zurció el piloto trasero... Bueno, tampoco fue tan terrible: cortar, soldar (dejando que el estaño impregne bien los hilos de cobre, como me enseñó Resnian) y cerrar la fundita de plástico termosensible aplicando calor.
Como en el fondo soy un cateto, lo hice todo a pleno sol y agachado, en vez de hacerlo a la sombrita y con la moto encima del elevador, con lo que, además de sudar un poco, acabé de fastidiarme la rodilla.
Por allí apareció también mi sobrina Blanca (más conocida como macizen girl) y aproveché para hacerle un par de fotos que resaltaran la natural belleza de la R65.
Mientras yo apañaba la trasera de la R65 llegó el Vecino Misterioso con una R100RT azul que no sé por qué, no ha salido en ninguna foto, y que tras los saludos de rigor se puso a enredar con DavidRC en la K1100.
Mientras tanto yo había acabado de montar toda la trasera, que quedó bastante mejor que estaba, tal que así (por cierto, en el reflejo del intermitente se ve la moto del Vecino Misterioso, en azul, a la derecha):
Después de esto nos fuimos a Ronda a echar unas cervezas y unas tapas y a reírnos un rato con las últimas anécdotas moteras. Por cierto, vaya pedazo de viaje que se han pegado los granadinos por Marruecos...
A la vuelta, pasadas unas horas, aproveché para cambiarle el aceite a la R65, que, aunque le faltaban 500 km para cumplir, como se va a venir conmigo a la última etapa de la válvula, prefiero hacérselo ahora, aunque después lo aproveche 500 km más. Tampoco le va a pasar nada por eso.
Mientras se cambiaba el aceite, mi hermano el famoso horticultor, el que mejores tomates saca a la tierra, que estaba pasando unos días allí con la familia, aprovechaba para cascarse el escafoides carpiano en una caída tonta. Le deseo desde aquí un pronto y completo restablecimiento, que el escafoides se las trae algunas veces.