domingo, 11 de enero de 2009

103.- FINISH LABOREM HONDA

Pues eso parece, que he acabado con la Honda, a excepción de algún pequeño adornito que falta, y todo ello suponiendo que no salga alguna cosilla oculta, que no sería de extrañar. De todas formas, y en previsión de posibles pequeños fallos, le he puesto el seguro a partir del día 1 de febrero, así tengo tiempo de probarla y ver si queda algún problemilla.
Ha hecho un día soleado, pero hacía una rasca tremenda, tanta que el agua de la pila estaba totalmente congelada, y la del cacharro donde desagua la pila, pues tres cuartos de lo mismo; no se rompía el hielo ni a patadas, y eso que ya era mediodía. Lo malo de esto es que después de trastear en la moto no se puede uno lavar las manos, porque están congeladas las tuberías y no sale agua por el grifo, aunque a esa temperatura duele lavarse las manos como si te cortaran con un cuchillo poco afilado.

¿Qué he hecho hoy? Pues he puesto tornillos nuevos en las pinzas de freno (que se había roto uno el otro día por apretar más de la cuenta)

y he dejado todos los tornillos apretados a su par, según el libro de taller.

He bajado la mesa elevadora y le he puesto la rampa,

he probado claxon, luces e intermitentes

y he sacado la moto a la calle

Allí, con un poco más de luz, he quitado el tornillo superior de la barra izquierda de la horquilla (obsérvese el gesto de terrible fuerza)

y he procedido a rellenarla con 480 cc de aceite de horquilla SAE 20, que no es de la misma marca que el de la otra botella, pero al menos es de la misma densidad. Por cierto, de fábrica esta moto trae un SAE 15, pero todos los artículos que he leído recomiendan poner un SAE 20, y así lo he hecho.

A todo esto, mi mujer no quería perderse el salir en el blog, así que saludó en plan espontáneo mientras el aceite fluía hacia la profundidad del cilindro amortiguador.

Finalmente, volver a colocar el tapón, y a esperar que no perdiese aceite por ninguno de los dos retenes, que ya han dado bastante lata.

Acabadas las operaciones, solo quedaba probarla. Primero arrancar y probar la dureza de la suspensión delantera,



y después darse un paseito con ella. Primero solo,

después con paquete (le faltó tiempo a mi mujer para bajar las estriberas y subirse a la moto)

y finalmente por mi hijo, que empieza a apuntar maneras, aunque no consiga aprobar el carnet.

Y cuando uno piensa que está todo el trabajo acabado, empiezan a salir los problemillas: la rueda trasera está cuadrada, gastada y medio cristalizada, así que habrá que cambiarla, pero antes le daremos un poco de caña en forma de derrapadas con el freno para aprender un poco del comportamiento de esta moto.

Y otro pequeño detallito, que el piloto de freno no se enciende cuando se aprieta la maneta del freno delantero; sí que lo hace con el pedal del freno trasero, así que habrá que ver donde está la avería. Por lo pronto, en los contactos del interruptor parece que no está, pero desmontaré el interruptor completo por si acaso.

Supongo que de aquí al 1 de febrero irán saliendo mas cosillas, pero como decía mi amigo Manolo, vengan ratas que aquí está el que las mata.
Por lo pronto, la Honda ha pasado a estar al lado de la Sprint, bien tapadita con su fundita para que no se resfríe, en tanto que la OSSA ha vuelto a lo alto de la mesa de operaciones.

Y aquí queda la cosa hasta la próxima entrada.

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