Hace un año y pico, MrTwinflat, Juan Carlos para los amigos, puso en marcha una idea que habia tenido: hacer que una valvula pasase de mano en mano hasta volver de nuevo a él, momento en que organizaría una reunión para invitar a pasar unos dias a todos los que hubiesen participado en los relevos, gesto muy de agradecer, sobre todo teniendo en cuenta estos tiempos de crisis por los que pasamos. La válvula fue pasando de mano en mano, congregando a bemeuveros de toda España, que así tenían una oportunidad de conocerse en persona, y no solo a traves del foro de clásicas de bmwmotos.com. El principio del recorrido fue muy ameno, con relevos bastante rápidos y crónicas que entusiasmaban por la cantidad de gente que se animaba a acompañar el recorrido de la válvula, las amistades que surgían, las fotos que se ponían en el foro y las pantagruélicas comidas que se pegaban. Pero algunos de los relevos se hicieron algo (mucho) mas lentos de lo esperable, a veces por desidia y a veces por causas mas o menos justificadas, de forma que algo que debió haber acabado en unos meses ya va por el año y pico. El caso es que ayer me tocaba recoger a mi la válvula. Si, un dia de diario, al contrario que los demás relevos, que se hicieron en fin de semana, con tiempo agradable, dando opción a que se pudiesen apuntar unos cuantos, a organziar un paseo bonito, conocer nuevos lugares, costumbres gastronómicas, etc. En un principio habiamos pensado Lagartija, que era quien tenía que entregarme la válvula, desde Badajoz, y yo, que podíamos hacerlo en Monsaraz, con lo que, además, añadíamos un poco de internacionalidad al relevo y haciamos un recorrido bonito y largo. Pero claro, eso era planeando un dia entero: salir por la mañana, encontrarnos cerca de la hora de la comida, comer, hacer un pequeño recorrido turístico y vover a casa por la tarde, y no como hemos tenido que hacerlo: el dia que mas calor del año iba a hacer, saliendo de Sevilla despues de la jornada laboral, esto es, con la fresquita, a las 3 de la tarde, para volver un rato después, antes de que anocheciera. De esta forma el relevo no podía ser muy lejos, asi que acordamos un punto intermedio: Fregenal de la Sierra, y la hora, pues entra la salida del trabajo y la puesta de sol: las seis de la tarde. Todo apuntaba a que íbamos a pasar un dia de espanto golpeados inmisericordes por D. Lorenzo (ya se sabe que el sol se llama Lorenzo, y este era de justicia, por eso le pongo el don), pero nos pusimos en oración al santo de los moteros, San Glas, que obró el milagro de que entrase un frente por Portugal con centro de la borrasca en las Islas Británicas, de forma que nos protegió con un manto de nubes todo el camino de ida y gran parte del de vuelta, e incluso nos fue refrescando con brisa del oeste de fuerza 3-4 todo el tiempo. Quede esto aquí como agradecimiento a nuestro santo patrón. De todas formas pasamos calor, no vayais a pensar que esto fue un paseo por el Pirineo, sino una travesía en toda regla por la zona mas calurosa de España a la hora de mas calor del dia.
De Sevilla salimos dos motos: la Ducati Multistrada de Manolo, que ya va camino de clásica, y mi R100RS. Manolo iba acompañado por Karme y a mí me acompañaba Maricruz.
Antes de salir paramos en Las Cuartillas, en Santiponce, lugar de reunión motera por excelencia en los fines de semana, para llenar los depósitos y echar una cervecita (sin alcohol) y una tapa (pulpo aliñado) para coger algo de fuerzas y algo de líquido para sudar.


El resto del camino, sin incidencias. Llegamos a Fregenal casi media hora antes de lo acordado y buscamos la gasolinera, que era el lugar de encuentro con Fernando (Lagartija). En los pueblos siempre hay cinco cosas que son faciles de encontrar: la iglesia, el cuartel de la Guardia Civil, el cementerio, el ayuntamiento y la gasolinera. En cuanto la encontramos, dejamos las motos a la puerta del bar mas cercano, en lugar bien visible para que Fernando no tuviera ni el más mínimo problema en encontrarnos, y volvimos a refrescarnos el duodeno, y esta vez sin alcohol otra vez.


La vuelta la hicimos por Santa Olalla del Cala. A las nueve de la noche nuevamente en Sevilla, con la válvula en su caja dispuesta a darse algun paseo para ilustrar la crónica, pero eso será otro dia.
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