Es lo que pasa, que con el calor no le quedan a uno ganas de nada, y eso se deja notar a la hora de hacer cosas. Este sábado quedamos (Maricruz y yo) a las nueve con Spinner, que tenía que hacerle un par de cosas a la moto, y nos fuimos juntos para Ronda. El viaje, casi como siempre, pero con mucho más tráfico que de costumbre y con el handicap de que la R65 anda bastante menos con dos personas, al menos cuesta arriba, y quieras que no, salimos de 6 metros sobre el nivel del mar y subimos hasta los 730. Realmente, en algunas zonas, como subiendo al puerto de Montejaque, me daba la impresión de que hubiera perdido potencia de repente, pero ¡qué va! era solo que es una 65 con 27 años y que dos personas son muchos kilos para ella, al menos para ir a velocidades un poco altas, y cuesta arriba. De todas formas le tengo reservada una revisión general dentro de cuatro mil kilómetros que la pondrá bastante más en forma.
Cuando llegamos, Spinner tenía muy claro lo que le iba a hacer a su moto, que para eso llevaba hasta una hoja de cálculo con todo lo hecho y lo por hacer, pero yo, francamente, no tenía prefijada ninguna actuación. De todas formas, me acordé de aquellos fuelles que compré hace muchos meses y que nunca encontraba el momento de ponerle a la R80ST, más que nada porque cuando me llegaron acababa de cambiarle el aceite de la horquilla y no tenía ganas de tener que cambiarlo de nuevo, de modo que se quedaron encima de la mesa esperando que les llegara el momento, y, mira por donde, les iba a llegar este sábado.
Lo primero, trabajar con seguridad y con comodidad: moto encima del elevador (ya estaba) y cincha de seguridad en la parte trasera, no vaya a ser que en un meneo mal dado me hocique la moto.





A estas alturas de la tarde (eran las dos, poco más o menos) nos fuimos a la venta a ver la clasificación del Gran Premio de la República Checa al amor de unas cervezas fresquitas.
Cuando volvimos, a eso de las cuatro y media, Spinner notaba que el freno delantero le hacía un ruido intermitente. Subimos la moto a la mesa y con un rotulador fijo en un soporte hicimos la prueba del alabeo, resultando que, efectivamente, tiene un pequeño alabeo que puede verse en el trazo que dejó el rotulador en el disco.
Y ahí se acabó la tarde. Spinner se volvió a Sevilla un poco antes de tiempo porque había quedado para ver el partido de futbol, y nosotros nos quedamos un rato más. Le puse la funda de depósito a la R80ST, comprobando que no le queda mal tampoco, asi que tengo una funda universal para las tres BMW. Mira que bien.

Nos volvimos en la R80ST, que me parece que es la última vez que vuelve a Sevilla con esos colores. La semana que viene, mas.
Javier, te esperamos pronto por aquí. Un abrazo.
Javier, te esperamos pronto por aquí. Un abrazo.
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