Se ha ido en el día de más calor del año (por lo menos hasta ahora). Había quedado con Javier, su nuevo dueño, en intercambiarlas y legalizar el intercambio, a las 18,30 en Ardales. Lógicamente, tuve que salir temprano (a las 15,30) hacia Ronda, para cambiar de moto y llegar hasta Ardales. La tarde estaba como para freir huevos en el asfalto, y yo con la R100RS, que lleva calefacción en los pies... Menos mal que ya la tengo vestida de verano con la falda corta, pero aún así, pasé bastante calor durante el camino. El termómetro del cockpit anduvo oscilando entre los 39 y los 42 grados centígrados todo el tiempo. Solo a pocos kilómetros de Ronda, en el Cupí, donde hay un microclima delicioso, bajó hasta los 34 ºC. A las 17,10 estaba en Ronda. Saqué a Maya, le puse la funda de depósito, porque tenía que llevar algunas cosas en la bolsa y las dejé un momento juntas para que se despidieran;


Guardé la BMW, arranqué a Maya y nos fuimos los dos bajo un sol de justicia en la que sería nuestra última cita. Todo el camino lo hicimos en silencio; no hacían falta palabras; los dos nos vamos a echar de menos, pero así es la vida...
A las 18 horas estábamos en Ardales, un bonito pueblo malagueño, junto a cuyo ayuntamiento había quedado con Javier.

Tenía pensado volver a Ronda y dejar allí la R65 hasta que empiece a hacerle cosas, pero me dio el pronto y me volví a Sevilla con ella; de todas formas es algo mas fresquita que la R100RS, aunque venía petardeando y dando tirones en altas.
A las 21,30 estaba recogiendo a Maricruz y diez minutos más tarde estábamos tomando una cerveza con la moto de testigo.
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