Aunque ya se fue hace un tiempo, antes de Navidades, no lo he puesto todavía por aquí. La R65 se ha ido. La vendí. ¿El motivo? Pues posiblemente que estoy ya muy mayor para inventos cafe racer. Ha ido a unas magnificas manos y no dudo que tendrá una buena vida. Fue una moto a la que hasta el último momento le estuve haciendo pequeñas modificaciones para adaptarla al estilo cafe racer y era una moto muy veloz, aunque tenía pocos bajos y tardaba en coger velocidad, pero una vez que iba rápida era difícil de pillar. Además era muy manejable y con los dos discos delanteros había ganado mucho en frenada. Por otra parte, estéticamente estaba muy conseguida, tanto que la gente se paraba a menudo a verla cuando estaba aparcada y la seguían con la mirada al pasar. Guardaré buenos recuerdos de esta moto a la que lo único que le faltó es ponerle un asiento monoplaza con colín, pero no me dejaron en su día ¡cosas de las sociedades de gananciales!
Y poco después de volver de Portugal se me antojó cambiar la Sprint por una Trophy por aquello de mayor comodidad en los viajes largos. La Trophy ya la había valorado en su tiempo y me echaron para atrás el considerarla demasiado grande para mis gustos, que se inclinan más por el sport turismo, el color, que solo la había en azul y en gris, y el precio en comparación con la Sprint. Creo que acerté con la Sprint GT SE, porque ahora tengo una moto muy exclusiva, ya que en Sevilla no hay otra, y en España dudo que existan más de diez, pero aun así tenía el gusanillo de irme por la Trophy. Me llegué a Retalbikes, la casa Triumph de Sevilla y estuve tanteando cambiar la Sprint por una Trophy SE negra, realmente bonita, pero los cálculos económicos no me convencieron mucho. A la vez vi que tenían por allí una BMW K1200LT con muy buen aspecto y bastante buen precio y me tiré por ella. Me la probé y vi que me quedaba bien, así que me la he comprado y me quedo con la Sprint, que me gusta un montonazo y que no en vano es la tercera Sprint que tengo.
La moto es un gustazo para andar con ella por carretera. En ciudad es muy pesada y aunque maniobra bien hay que ir con mucho cuidado por las inercias y los imprevistos, que pueden hacer que te vayas al suelo antes de lo que te imaginas, y levantarla no es fácil, como pude comprobar el primer día, que nos caímos en parado, y me ha tenido lisiado de la espalda dos semanas. Pero en cuanto sales a carretera es una autentica maravilla y se vuelve muy ágil. El pasajero va en la gloria y si no que le pregunten a Rosa, que ya no quiere subirse en la Sprint (es broma). Ya estamos deseando salir a probarla a donde sea, pero me parece que es de esas motos en las que te puedes pegar mil kilómetros del tirón sin cansarte. Por cierto, el consumo muy bajo y la autonomía estupenda: 4,6 litros a los 100 km y autonomía de unos 450-500 km. La capacidad de las maletas es similar a la de las maletas de la Sprint ¡y tiene radio y mp3! Estoy encantado con ella.