martes, 20 de julio de 2010

208.- VIAJE A ASTURIAS PARA EL BAUTIZO DE FLORA

A) MOTIVOS:
¿Quien no conoce a Flora? Pues de los que pululamos habitualmente por el foro de clásicas de bmwmotos.com, dudo que alguien no la conozca. Por si acaso alguien no sabe de qué estoy hablando, puede hacerse una idea del nacimiento de Flora en esta dirección http://www.bmwmotos.com/cgi-bin/yabb2.4/YaBB.pl?num=1264465542/0
Flora ha llegado a ser parte importante del mundillo de las clásicas porque nos ha demostrado a muchos lo que se puede hacer con una de estas abuelas. No hablo de que guste o no guste, de que sea más bonita o menos, de que si está recargada o si tiene menos detalles que un Seat Panda, que opiniones en estas cuestiones las hay de todos los colores, sino del trabajo bien hecho, con cariño, con dedicación y con arte.
Pues bien, acabada la creación de Flora por Carpintero, se le ocurrió al buen hombre organizar una espicha (especie de comida asturiana con sidra y cosas de por allí) para hacer la presentación. Claro, Alejandro (Carpintero) como nos ha demostrado durante la creación de Flora, no hace las cosas a medias. Él no dice quedamos un día y echamos unas sidrinas, sino que la lía, y organizó todo un evento para la presentación en sociedad de su criatura. A tal efecto hizo un nuevo post en el mismo foro invitando a todos los que quisieran unirse al evento, y por allí me crucé yo, sin haber pensado todavía qué días coger de vacaciones. Cuando vi el post http://www.bmwmotos.com/cgi-bin/yabb2.4/YaBB.pl?num=1278276090 decidí que las vacaciones comprenderían, al menos, la segunda quincena de julio. Le pregunté a mi mujer que si íbamos y ni se lo pensó; además, vi que Varito y Mamen se habían apuntado, y ellos iban desde Almería, así que no había excusas de distancia, y el mismo dia que Alejandro (Carpintero) hizo el anuncio, ya estábamos apuntados.

B) MATERIAL Y METODOS:

Estuve tentado de acabar la semana anterior la R100RS, (solo me faltaban por poner los cuatro tornillos que sujetan el grupo cónico trasero al cardan, y colocar la rueda trasera) y hacer el viaje con ella, que es una moto muy cómoda para grandes trayectos, pero me echó para atrás el pensar que hubiese colocado algo mal y que diese la cara en la otra punta de España. También descarté la R65 por escasa potencia para dos personas y falta de maletas, y la R80ST por la falta de protección aerodinámica para viajes largos, así que opté por irme en la Triumph Sprint. También pensé en montar una cualquiera de las motos en un remolque y bajarla, digamos que en Gijón, y aparecer con ella por allí, fresco como una rosa, como si me hubiese hecho el camino en moto, pero eso son cosas de señoritos. Nosotros, los "morrallas" nos vamos como Dios manda: en moto.
Además de la moto, se usaron dos maletas y la bolsa de depósito, mi "ñora", que hizo de paquete estabilizador de la trasera de la moto, además de ocuparse de toda la intendencia (llenar de cosas las maletas), y un servidor, que se dejó las muñecas en el camino, porque esa moto tiene unos manillares que se llevan a rabiar con mis muñecas (parece que solo con las mías, por lo que he podido comprobar con otros usuarios).
La intendencia de alojamiento se acordó antes de salir, como suelo hacer casi siempre. Por una parte, Alejandro (Carpintero) que ya he dicho que no suele dejar las cosas a medias, nos reservó habitación en el mismo hotel en que se iba a hacer la presentación de Flora: Hotel El Carmen, en Perlora, junto a Candás. Allí nos quedaríamos tres noches, y a la vuelta pernoctaríamos una sola noche en Toledo, así que reservé habitación en el Hotel Kris Doménico.
Esto en cuanto al material. El método, muy sencillo: salir el dia 16 de julio, un dia antes del evento, a las 8 de la mañana y encajarnos en Perlora del tirón. Según mis cálculos estaríamos allí para la hora de comer, y así fue. Descansaríamos esa tarde y la mañana del dia siguiente la dedicaríamos a conocer la zona. Por la tarde del día 17 era la presentación oficial de Flora, así que, tarde-noche ocupada. El domingo día 18 lo dedicaríamos a hacer otro poco de turismo y a tomar fuerzas para volver. El lunes 19 saldríamos a las 8 de la mañana hacia el sur con la intención de llegar a Toledo a la hora de comer (como siempre); descansaríamos un rato y a las ocho de la mañana del día siguiente, 20 de julio, nos volveríamos a Sevilla, donde llegaríamos, como siempre, a la hora de comer.

C) RESULTADOS:

La primera etapa, como queda dicho más arriba, era Sevilla - Perlora del tirón.

La etapa transcurrió sin incidencias notables en su mayor parte. La temperatura era agradable, y gracias a que salimos temprano, no le dimos tiempo al sol del sur a pegarnos fuerte. Al llegar a León, en vez de pasar por la autopista de peaje, decidimos subir al Puerto de Pajares, y ahí me equivoqué un poco, ya que se veía que el norte estaba nublado, e incluso la previsión meteorológica era de una borrasca barriendo de oeste a este la Cordillera Cantábrica, pero me pudo más el conocer el puerto y el hacer algunas curvas, que la carretera era bastante aburrida. Coronamos el puerto en medio de una intensa niebla que, además de impedirnos ver nada más allá de cuatro o cinco metros, nos mojaba la visera del casco por fuera con minúsculas gotas, y por dentro impedía la correcta ventilación, formándose vaho. El resultado era que no se veía absolutamente nada. Para agravar el problema, el descenso del Puerto de Pajares en dirección a Oviedo es tremendamente complicado, con curvas cerradísimas, gran cantidad de tráfico y suelo mojado. La impresión que daba allí arriba era de que la niebla nunca se iría, que ocupaba, al menos, desde allí hasta Londres y que nunca más volveríamos a ver el sol. Afortunadamente, poco a poco fuimos bajando hasta acabar en Langreo, donde paramos a repostar y a comer algo. El paso por el puerto nos había retrasado bastante, ya que hasta allí llevábamos una media muy buena, que no la voy a decir aquí porque tampoco le interesa a nadie, y tras el paso del puerto bajó mucho. Desde Langreo hasta Perlora nos perdimos unas cuantas veces debido a que en mi imprevisión no me llevé el GPS y ni siquiera me llevé un mapa de carreteras actualizado, pero tirando un poco de intuición y con un poco de suerte, dimos con Perlora, que resultó ser, como acostumbran por allí, un grupo de casas desperdigadas por el verde que ni de lejos tienen la apariencia de un pueblo, al menos de los que tenemos en mente en Andalucía. Preguntamos por el hotel y si en vez de preguntar hubiéremos seguido cien metros por la carretera, lo habríamos visto, porque estaba justo detrás de la colina donde preguntamos. Eran aproximadamente las cinco de la tarde, nos inscribimos, subimos a la habitación, deshicimos el equipaje, nos duchamos y nos fuimos al bar del hotel a recuperar el aliento. La camarera, Marcia, una chica muy agradable, me engañó diciéndome que tenían Cruzcampo, cuando lo más parecido que tenían era la verde esa de los guardias civiles de tráfico y no muy fría.

Se ve que por allí eso de la cerveza fría es una cosa desconocida; solo enfrían la sidra. ¡Allá ellos cuando les pille la caló! De todas formas logramos restablecer el equilibrio hídrico en un rato, el mismo que tardaron en aparecer Varito y Mamen en la GS Paris Dakar. Tras los saludos de rigor y comentarios de las incidencias del camino, incluido el bicho que le picó a Mamen en el antebrazo,

subieron a la habitación a deshacer el equipaje y refrescarse. Entonces llegó Alejandro (Carpintero). Ambos nos conocíamos por fotos, que esto del internés es cada vez más como un pueblo, nos saludamos y me comentó todo lo que había preparado. Me llevó al llagar del hotel, donde celebraríamos la espicha, me contó todos los detalles de la preparación, la historia de Flora, yo qué sé... Lo que más me admiró era la tremenda ilusión que ponía en todo lo que contaba. ¡Buen chaval, o guaje o como quieran llamarlo! Por cierto, en este momentos empezó la sidra y se acabó la cerveza, que estos guajes solo le pegan al zumo de la manzana. Mientras charlábamos llegó Minchán con la GS, que, conociendo al mago Minchán, debía llevar unas cuantas cosas hechas, pero como el chaval es modesto, no las cuenta si no le preguntas directamente. Tras los saludos, Alejandro se despidió porque tenía que hacer algunas cosas que aún le quedaban pendientes (ya os digo que la presentación de Flora tenía poco que envidiarle a una boda) y nosotros nos fuimos al pueblo de al lado, Candás, que estaba a no más de un kilómetro y pico a tapear algo, porque allí los paisanos se van de tapas también, aunque no las llamen así, y aunque sustituyan la cerveza por la sidra. Fuimos al lado del puerto, a una sidrería cuyo nombre tiene algo que ver con los mejillones, pero que no recuerdo cual es exactamente. Tomamos unos platos realmente buenos de calamares, almejas en salsa de hacer barquitos, lomo de atún marinado y no sé qué más cosas, todas riquísimas, y las regamos con cerveza y sidra (yo aún no le había cogido el toque a eso de la sidra, de ahí que optase por la cervecita de toda la vida, aunque eso sí, Miau y calentuchi). Tras la cena, al hotel, que Alejandro había quedado en recogernos por la mañana para enseñarnos la región, y los kilómetros estaban acumulados, que si yo llevaba ochocientos y pico, Varito se había metido entre pecho y espalda casi el doble: 1500 km, que había ido a Alicante a recoger a Mamen y después había tirado para Madrid, donde durmió, y al día siguiente a Asturias. ¡Un paseito, vamos!
La noche, como todas las noches, solo que en aquellos paisajes solo se oye el arrastrar de los caracoles por las plantas. ¡Qué quietud, que tranquilidad! ¿Y los paisajes? Todo verde, pero verde de verdad, húmedo, agradable. Las plantas crecen por todas partes y lo tapizan todo. Se huele el frescor de la primavera porque eso también es verdad, allí eso del verano no lo conocen. Allí hay tres estaciones de cuatro meses cada una; el verano para los de más abajo. Los paisanos de allí no creo que pasen calor ningún día del año.
Al día siguiente nos levantamos a una hora discreta para estar de vacaciones y rendidos, las nueve de la mañana. Habíamos quedado a desayunar un poco más tarde con Mamen, Minchán y Varito, y Alejandro (Carpintero) había quedado en venir a recogernos para dar un paseo. Cuando salimos de desayunar, Alejandro (Carpintero) ya estaba por allí haciendo preparativos. Según nos contó, se había levantado a las seis para acabar los floritos (después diré lo que son) y acabar de organizar toda la presentación. El hotel donde estábamos era muy bonito, especialmente los jardines, y Alejandro (Carpintero) es un gran aficionado a meter las motos en los prados. En serio, durante todos estos días, prado que veía, prado en el que colocaba a Flora para hacerle una foto. Tampoco iba a ser menos con las demás motos, y allí que plantó la moto de Minchán para fotografiarla.

Yo, mientras tanto, me dedicaba a fotografiar a Maricruz por aquellos jardines. Junto al hórreo,

en la fuente,
y en las escaleras.
Tras un rato de charla contando las anécdotas del viaje (obsérvese que se puede charlar a pleno sol a las diez de la mañana, incluso con chaqueta de cuero) y comprobando los kilometrajes, algo sobre lo que nos insistió mucho Alejandro (Carpintero)

nos pusimos en marcha.
Nos llevó por unas carreteras estrechas, con muchas curvas, poco tráfico y sin radares hasta la su casa, en un pueblín (nótese el acento asturiano) que se llama Perdones. Nos metió por la puerta trasera, por el garaje más bien, y no es que Alejandro (Carpintero) sea un maleducado, todo lo contrario, sino porque iba a enseñarnos a Flora antes de la presentación. Es que estaba el guaje tan ilusionado que yo creo que no podía pasar sin mostrarla, como cuando haces un regalo y no puedes esperar al día del cumpleaños para entregarlo, que te quema en las manos.
Bueno, describir como tiene montado el kiosco el Carpintero es difícil y fácil a la vez. Si quieres hacerlo fácil, con decir que está todo limpio, ordenado y muy bien, listos, pero es mejor complicarse un poco la existencia, contando con algo de detalle cómo está todo aquello. Para empezar, sacó a Flora a la calle y estuvo enseñándonos las mil pijaditas que le ha puesto y que eso sí que no cuento porque si no, no acabo.

Desde luego, la Flora tiene más tonterías que un mueble bar, vamos que no le falta un perejil, y eso mismo pensaba el chivo de la casa de más abajo, que acudió curioso a ver qué se cocía un poco más arriba.

El garaje es el que todos quisieramos tener: pequeño pero suficiente para dos motos, limpio, bien equipado y perfectamente ordenado. En cuanto a detalles, pues como todo lo que hace el Carpintero: hasta en el último rincón: Al fondo del garaje un pequeño mueble bar, con sus dos taburetes, donde nos invitó a una sidrina (ésta de El Gaitero, famoso en el mundo entero).

Un sitio para cada cosa y cada cosa en su sitio. Me gusta.

Cuando acabamos de admirar el trabajo realizado con Flora, subimos por las escaleras del fondo del taller a su estudio, en el que hay, al fondo, una mesa con un ordenador, pero sobre todo llama la atención que hay dos baterías, y no de cocina, precisamente; la primera, electrónica, y la segunda de las de verdad. Además, están conectadas a un sistema de luces en plan discotequero (este Carpintero es un poco así, de los de mucho tunning y mucha lucecita). Nos hizo una pequeña exhibición de sus artes percusionistas, y, la verdad, me gustó.

Si ya abajo, viendo a Flora y el taller, se me empezaba a caer la baba, aquí ya empecé a mojarme la camiseta, y lo peor es que la cosa siguió.
Pasamos a la siguiente estancia, donde convivían, colgados de la pared, varios aviones de aeromodelismo, unos acabados y perfectamente operativos, y otros a medio hacer (otra afición del Carpintero), una hurona juguetona y un yako retaco (es para que me salga rimado). En la estancia de al lado, el taller de carpintería, que de los vicios no se vive. Allí tenía cosas como ésta

No me importaría tener una estantería así, que según nos contó, va para un dentista.
En la siguiente estancia, que es la cochera de verdad (la casa tiene tres niveles y el tallercito de las motos está en la parte posterior en la parte más baja) siguen las sorpresas: una embarcación de carreras con un motor tricilindrico de 1000 cc que pilló totalmente rota y que ha restaurado a la perfección, y si no se cree lo que digo, ahí van las pruebas.

De aquí pasamos a saludar a Mar, la esposa de Alejandro, que estaba trabajando. De paso nos enseñaron las estanterías y todo el maderamen, hechos por Alejandro, por supuesto. A estas alturas de la visita ya tenía totalmente empapada la camiseta de baba, así que se imponía un paseo en moto para secarla, y nos fuimos al Cabo de Peñas, donde, además, habíamos quedado con Antuan, que venía de Castellón. Las carreteras de esta zona son estrechas, con muchas curvas e infinidad de pequeños pueblos, pero el Carpintero nos llevó como si se estuviese quemando el Cabo de Peñas ¡qué tio, como corre!.
El cabo de Peñas, pues como todos los cabos, un trozo de tierra que se adentra en el mar,

en el que además han aprovechado para poner un faro, como suelen hacer casi siempre, porque por lo visto poner los faros en los golfos no funciona bien.

Pues allí, lo típico que se hace en los cabos: fotos por un tubo.

hasta que llegó Antuan, momento en que entramos en la sidreria del Cabo de Peñas a tomar una sidra.

Allí tuvimos oportunidad de admirar la maestría de Alejandro (Carpintero) escanciando sidrina.



Fueron los primeros culines de toda una mañana recorriendo todas las sidrerias de la comarca. Realmente nos pusimos bien de sidra. Menos mal que no tiene alcohol prácticamente, que si hacemos el mismo recorrido de cervezas, a la mitad del camino vamos a cuatro patas. Recuerdo que me dolían las orejas de tanto quitarme y ponerme el casco, porque era llegar a un sitio, entrar, tomar un culín de sidra y pitando para el siguiente, y así hasta la hora de comer.

En una de las sidrerias quise probar a escanciar yo la sidra: Obviamente probé con agua y en la calle, para no ponerlo todo perdido. Alejandro hizo de maestro. Solo hay que levantar la botella por encima de la cabeza, y dejar caer la sidra. La miras por donde cae con el rabillo del ojo y allí colocas el vaso ligeramente inclinado para que rompa bien.

Ea, pues ahora yo solito.

Todo bien hasta que el viento manda la sidra donde yo me sé.

De la última sidrería que visitamos, donde el paisano se portó francamente bien, e incluso sacó a ondear la bandera andaluza en cuanto nos oyó el acento, nos fuimos a Casa Paquín, donde vimos el final de los entrenamientos de motogp y donde comimos, aunque antes de comer algunos ya se iban comiendo con las miradas. ¡Qué tierno!

No recuerdo qué es lo que comimos, pero estaba todo buenísimo, especialmente un plato que nos pusieron, que era medio cachopo, que eran dos filetes rellenos de queso, jamon y yo qué sé más, algo así como un San Jacobo pero en asturiano.

Si el medio cachopo ya era como la oreja de un tonto, no me quiero ni imaginar cómo será el cachopo entero, pero segun me dijeron se usan dos vaques para hacer cada cachopo.

Por supuesto, toda la comida regada con sidra, que parece que este año han tenido sobreproducción y hay que acabarla. Alejandro (Carpintero) sobrado para escanciar: de tres en tres.

Al final d ela comida apareció por allí fjmarotillo, al que no conocía personalmente y a quien tenía ya ganas de saludar personalmente

y a quien tengo que agradecerle que me haya regalado este práctico engrasador de ejes del basculante para las abuelas, hecho con sus propias manos. Muchas gracias, amigo.

Despues de la comida, nada mejor que reposar un rato, que por la tarde era la verdadera presentación de Flora, pero antes había que llevar algunas cosas al hotel, entre ellas a la propia Flora, así que le echamos una mano a Alejandro (Carpintero) cargando cosas en la furgoneta, en la que se fueron Mamen y Maricruz a la manera de Pepe Gotera y Otilio, y Alejandro se llevó a Flora, con lo que pudimos verla andando, aunque ya, por la mañana, habíamos tenido ocasión de oirla, pero en parado.
Ya en el hotel, ayudamos un poco a dejarlo todo colocado para la espicha (qué mal suena), con Flora tapada, las mesas puestas

y los trofeos y floritos en su sitio.

Los floritos son un pequeño invento de Alejandro (Carpintero) con los que quiso obsequiarnos a todos los participantes. Se trata de los maderos del taller sobre los que pone las piezas para pintar, de modo que llevan muchos años recibiendo una tras otra capa de pintura, de manera que al cortarlos, lijarlos y barnizarlos les queda ese atractivo aspecto que puede verse en la foto. Además de los floritos, este Alejandro tuvo otro detallazo, el de hacer los trofeos para los dos participantes mas lejanos, para el más veterano, para el más joven, etc., e incluso le preparó uno especial a un compañero del foro de bmwmotos.com, El Perro Verde, que no pudo asistir por no tener su R90S lista, y que puede verse en el centro de la foto. ¡Este Alejandro es un fenómeno!
Por allí apareció tambien Mar, la esposa de Alejandro, la mar de guapetona, como corresponde a su nombre,

y ya solo nos quedó esperar a que diese comienzo la espicha, que quizas fue el rato menos lucido de todo el fin de semana, porque habiamos quedado a las siete de la tarde y la espicha (me sigue sonando fatal) no empezaba hasta las nueve,

pero cuendo empezó, empezó y siguió muy bien. Todo muy bueno y todo muy abundante. Conforme ibamos escanciando sidra y vino tinto, porque la cerveza seguía desaparecida, íbamos conociendo a los vecinos de mesa, entre ellos al Poeta, otro de los que tenía ganas de conocer desde hace tiempo. Otro tio estupendo, aunque allí todos lo eran.

Mamen me estuvo enseñando cómo hay que ponerse en las fotos para salir sexy. Lo único es que parece que se le hubiera olvidado afeitarse el hombro derecho, y eso queda un poco rarito.

Y FJmarotillo me estuvo rondando con la cámara hasta que consiguió pillarme tomando una copa de vino.

Por fin, llegó el momento esperado. Alejandro, hecho un manojo de nervios, puso la música adecuada, se fue para el microfono y empezó a contarnos cosas de Flora.

Tiró de la manta,

y allí apareció Flora, más bonita que un San Luis.

Pero la cosa no quedó ahí, sino que la arrancó, y hasta le acercó el micrófono a los escapes para que pudiesemos oir como va un Hoske con megafonía.



La cena transcurrió alegre hasta altas horas de la madrugada,

incluyendo un recital de guitarra del Poeta

Tambien hubo la correspondiente entrega de trofeos. Como dije antes, todo el mundo se llevó su florito y yo, afortunadamente no me llevé el de participante más veterano, aunque ya me voy arrimando a ese premio, y desgraciadamente no me llevé el de segundo más lejano, que se lo llevó Antuán. Aquí estan los floritos de Maricruz y el mio, junto con un marco con la foto de Flora.

Tambien hubo camisetas y yo qué sé cuantas cosas más, hasta un regalito para las moteras. Todo perfecto, la verdad.

Tras la fiesta, a la cama, que al dia siguiente nos tenían preparada otra buena. Menos mal que la fiesta era en el propio hotel y no había ni que conducir.
Plácida transcurrió la noche; plácida y corta, que cuando nos dimos cuenta ya estábamos desayunando y listos para hacer una rutita. ¡Como llevabamos pocos kilómetros...! La ruta fue algo así como esto, aunque no lo tengo muy claro porque no me conozco casi nada de aquella zona

El caso es que íbamos un montonazo de motos; gran parte de ellos del Motoclub Asturias, pero tambien se añadió Bananero, que vino de Santander, al que tambien tenía ganas de ver en persona, y algun otro que ahora mismo no recuerdo. El dia era soleado, no caluroso, que ya he dicho que por allí arriba lo del verano lo han dejado guardado, y los paisajes eran preciosos. Lástima que la organización de la salida fuese un poco desorganizada, de forma que fuimos perdiendo miembros por el camino, y es que, lógicamente, no pueden ir igual una Paris Dakar que una Glodwing por aquellas carreteras, ni todos vamos igual de rápido, unos por moto, otros por factores personales, etc. Hay que tener en cuenta esos pequeños detalles. Quizas sea el único punto negativo de todo el fin de semana.
Psasmos por Lastres, pueblo muy bonito y famoso por la serie televisiva del Dr. Mateo, donde hicimos unas fotos desde el mirador de San Roque.

De Lastres al mirador del Fitu. Preciosa carretera, pero ya tenía los brazos bastante cansados y no la disfruté lo que debía. Ni que decir tiene que Carpintero aprovechó el primer prado que se encontró para hacerle unas fotos a Flora, y de paso al grupo, al que ya le faltaban algunos miembros.

Del Fitu bajamos a un pueblecito, desde donde se hace el descenso del rio Sella, Arriondas, y como el dia estaba muy bueno, la mitad de los paisanos estaban en su piragua. Nosotros fuimos a un kiosco en mitad de un prado a comer. Ni que decir tiene que como había un prado Alejandro saco a relucir su fijación, y allá que metió a Flora para fotografiarla. Será por prados... Nosotros pensabamos que el paisano del kisoco le estaba regañando por meter la moto, pero ¡que va! era un amigo del Motoclub Asturias, Cape, que estaba trabajando allí. Por cierto, Cape, si me lees, no sabes lo agradecido que te estoy porque eres la unica persona que me ha comprendido de verdad en aquella tierra. ¡Qué cervezas más fresquitas me pusiste! Te las debo para cuando vengas. Tambien conocimos a la Guaja, otra miembra que diría nuestra inculta ministra de igual da, del Motoclub Asturias.
El rato que pasamos en aquel prado, debajo de un nogal, nos supo a estancia de un par de noches en el Cielo. No me canso de repetirlo, pero es que ¡qué temperatura, qué paz, qué sosiego...!

Los que no habíamos tenido oportunidad de fotografiarnos con Flora aprovechamos el momento para hacerlo

En aquel pedazo de paraiso aprovechamos para comer

y para comer.

Otros se dedicaron al descanso y la charla sosegada

Pero todo lo bueno se acaba. Había que subir a Covadonga a bautizar a la Flora. Menos mal que allí no hay prado donde meterla. En un ratillo nos encajamos en el Santuario, aparcamos, subimos a ver a la Santina y no hicimos fotos porque está prohibido dentro de la gruta, pero fuera si que hicimos unas cuantas.

Y finalmente, Luke, el tio que más anda con un trasatlantico debajo, bautizó a Flora, a Carpintero y a todo el que se puso por delante.

La vuelta se me hizo larguísima, que el cansancio acumulado ya empezaba a hacer mella. Llegamos al hotel, nos duchamos y fuimos otra vez a Candás a cenar algo. No sé por qué, posiblemente por lo bien que nos pusieron de cenar el dia anterior, volvimos al mismo sitio. No recuerdo qué comimos, lo que sí sé es que repetimos las almejas, que había pixín (rape) y unas cuantas cosas buenisimas más. Despues de cenar, vuelta al hotel, despedida, porque al dia siguiente cada uno iba para un lado, y a la cama. Se acabó la presentación de Flora. Solo quedaba volver a casa.
Al dia siguiente nos levantamos algo tarde para mi gusto, que no me gusta salir a viajar con el calor. En la televisión decían que iba a ser un dia muy caluroso, especialmente en Cuenca y Toledo. ¡Mira qué bien, a donde vamos nosotros! Pues, avisados íbamos. Bajamos a desayunar, hicimos las maletas y a las diez estábamos nuevamente en marcha camino de Toledo y tratando de evitar en lo posible las grandes rutas.

El viaje tuvo escasas incidencias salvo el calor, que, efectivamente, era como decía la televisión. Llegamos a Toledo sin mucha idea de cómo llegar al hotel, pero con un mucho de suerte dimos con él enseguida. Estaba casi al lado del Parador Nacional, y con unas vistas preciosas de la ciudad imperial.

Apenas llegar nos refrescamos un poco, deshicimos el equipaje y nos fuimos a la piscina a darnos un chapuzón. Despues nos rehidratamos por dentro en la cafetería y salimos un rato por Toledo, donde cenamos y volvimos pronto a la cama, que el dia había sido agotador, en parte por el calor, en parte por la distancia, y sobre todo por el cansancio acumulado.
Amaneció el ultimo dia de viaje. Yo, al menos, ya tenía ganas de estar otra vez en casita, en mi cama, con mis cosas... Desayunamos y nos pusimos en marcha. Tambien quisimos evitar en lo posible las carreteras principales y nos fuimos por las secundarias.

La Mancha, ya se sabe, se hace eterna, pero por esta zona por la que tiramos, que no había ido nunca, es menos desesperante que un poco más al este. Cierto que no pasamos por Despeñaperros, ni falta que hace. Pasamos por el Valle de Alcudia y Sierra Madrona con carreteras de curvas bien asfaltadas y solitarias y finalmente entramos en Andalucía por Montoro. De allí a Sevilla solo un rato. Llegamos, como siempre, a la hora de comer, con menos calor que el dia anterior. Cuando aparqué la moto miré las estadisticas: consumo medio 6,3 l/100 km. Kilometros recorridos 2240. Tiempo empleado 24 horas 32 minutos. Velocidad media 93 km/h. La máxima no se veía bien.

D) DISCUSION:

Las principales cuestiones a tratar, segun he ido observando que iban apareciendo, son las siguientes:
  • Es tremendo el número de radares que ha puesto el Pera, y a la vez es bajisimo el número de agentes de la Guardia Civil que patrullan nuestras carreteras. En todo el viaje, 2300 km (24 horas y media encima de la moto) solo me he encontrado dos coches de la Guardia Civil. Eso sí, el tio recauda una burrada. Ya le diría yo lo que puede hacer con los radares...
  • Los asturianos te regañan con facilidad en cuestiones de sidra. Basta con que tardes un poco en beberte el culín para que te digan que te va a crecer un manzano en el vaso. Son un poco exagerados con eso.
  • Si os fijais en las fotos en ninguna se ve al Carpintero serio. Es un gustazo ver una persona tan positiva y vital, siempre sonriendo, siempre con ganas de hacer cosas. ¡Que gran tio!
  • Como decía al principio, Flora puede gustar más o menos, verla recargada o no, pero lo que sí es cierto es que está tela de trabajada y lleva kilos de ilusión encima, y eso no tiene precio.
  • Ya me gustaría que se me pasara el paisano Carpintero un par de mañanitas a chorrearme de laca mis motos, que a mi sigue sin salirme bien y a él le queda de lujo.
  • Se me quedan muchas cosas por poner, pero esto ya va tomando unos tintes de ladrillazo que mejor dejarlo como está.
E) CONCLUSIONES:
  1. Muchismas felicidades a Carpintero por lo bien que le ha quedado Flora.
  2. Muchisimas gracias por lo que se ha currado todo el evento, que como a Flora, no le ha faltado un perejil.
  3. Un verdadero placer haber conocido tanta gente apañá en tan poco tiempo.
  4. El año que viene me apunto a Flora II, salvo imponderables.

F) BIBLIOGRAFIA:
  • Menos detalles que un Seat Panda. Robemumoto. Barriles. 2010, muuuchas veces.
  • Morralla. Resnian poco antes de meter el gambazo mas gordo de los ultimos meses. Barriles junio 2010.
  • Más adornos que un restaurante chino. Alvata. Barriles. Entierro del mirlo Lee. Abril 2010.
  • El Gaitero, famoso en el mundo entero. Spot publicitario TVE. Desde que tengo recuerdos.
  • Más tonterías que un mueble bar. Robemumoto. Zahara de los Atunes. Verano de 1965.
  • No le falta un perejil. Mi madre y la madre de muchos otros. España, toda la vida.
  • Como la oreja de un tonto. Robemumoto. Barriles. Junio 2010.
  • Todo muy bueno y todo muy abundante. Cualquier pacense a la salida de un bautizo o cualquier otra celebración.
  • Mas bonita que un San Luis. Popular andaluz.