Retomo el blog, después de la peor temporada de mi vida, para contar, siquiera sea sucintamente, esta magnifica reunión invernal de BMWs clásicas, que si mal no recuerdo, debe ser la quinta, porque tengo recogidas en el blog las de 2011 y la de 2014, aunque, en realidad, he ido a todas, pero no sé por qué no salen en el indice. Como todavía no hemos salido no puedo contar mucho, salvo que tenía pensado irme con la R80R o con la R80ST, pero con la que nos va a caer, mejor me voy en la RS aunque no tenga intermitentes, y eso que hemos intentado arreglarlos durante la semana, pero no nos ha llegado a tiempo una pieza. El panorama meteorológico antes de salir era este:
O sea, agua por donde tenemos que tirar. Me parece que me voy a llevar el impermeable fosforito.
Y poco más puedo contar por ahora. Dejo la entrada entreabierta para continuar a la vuelta.
Bueno, pues no solo es a la vuelta, sino que es media mañana del domingo, que me he quedado despierto hasta las tantas viendo las carreras de Superbikes, pero vamos a lo que vamos: ¿os dije que nos iba a llover? Pues me equivoqué de cabo a rabo, porque no paró de caernos agua en todo el camino y me he equivocado en varias cosas más, a saber, como decían en el cole: no me he llevado el mono impermeable fosforito y aunque no me he mojado gracias a la RS, no habría estado mal llevarlo, porque se pone y se quita fácilmente, no como el rojo, que hay que hacer filigranas para ponérselo y quitárselo, y además me he llevado un casco que me gusta mucho, pero se me ha olvidado ponerle la visera clara, con lo que he ido todo el dia a dos velas y por la tarde, los últimos kilómetros, casi a ciegas.
Los Mirlos (vergüenza me da decirlo cuando solo hemos ido tres motos) habíamos quedado en Montequinto, a las diez, en el Madrid en Kineba, un bar donde quedamos siempre que salimos hacia el oeste. Los que no habían desayunado, pues eso, se pusieron a lo propio. Yo, como iba comido, pues a esperarlos.No lo he dicho, pero de todos los Mirlos que somos en el mundo solo íbamos Mayte, Motoroto, Robemumoto y un servidor. Bueno, después se unió Pío, que también es mirlo pero de otro sitio.
Bueno, pues no solo es a la vuelta, sino que es media mañana del domingo, que me he quedado despierto hasta las tantas viendo las carreras de Superbikes, pero vamos a lo que vamos: ¿os dije que nos iba a llover? Pues me equivoqué de cabo a rabo, porque no paró de caernos agua en todo el camino y me he equivocado en varias cosas más, a saber, como decían en el cole: no me he llevado el mono impermeable fosforito y aunque no me he mojado gracias a la RS, no habría estado mal llevarlo, porque se pone y se quita fácilmente, no como el rojo, que hay que hacer filigranas para ponérselo y quitárselo, y además me he llevado un casco que me gusta mucho, pero se me ha olvidado ponerle la visera clara, con lo que he ido todo el dia a dos velas y por la tarde, los últimos kilómetros, casi a ciegas.
Los Mirlos (vergüenza me da decirlo cuando solo hemos ido tres motos) habíamos quedado en Montequinto, a las diez, en el Madrid en Kineba, un bar donde quedamos siempre que salimos hacia el oeste. Los que no habían desayunado, pues eso, se pusieron a lo propio. Yo, como iba comido, pues a esperarlos.No lo he dicho, pero de todos los Mirlos que somos en el mundo solo íbamos Mayte, Motoroto, Robemumoto y un servidor. Bueno, después se unió Pío, que también es mirlo pero de otro sitio.
A las diez y media, poco más o menos, estábamos en camino hacia el puente del kilómetro siete u ocho de la carretera de Utrera, donde esperábamos a Roberto que había ido a recoger algunas cosas que se le habían olvidado en su casa. Nada grave; en cinco minutos volvíamos a estar en marcha.
La primera parada iba a ser en Pruna, donde habíamos quedado con los malagueños para recoger a Felipe Pío. No dejó de caernos agua en todo el camino, y la carretera estaba en regular estado debido al barro que nos encontrábamos cada dos por tres de salidas de tractores y vehículos agrícolas de los carriles. Para acabar, los últimos kilómetros antes de llegar a Pruna con niebla espesa de las que no ves la moto que llevas delante. Pero, bueno, eso es lo que nos gusta. No siempre van a ser días soleados y carreteras secas con buen asfalto. Por cierto, que no nos encontramos ni una moto por el camino, lo que, por otra parte, suele ser lo habitual en cuanto caen dos gotas.
En Pruna, en la puerta del Liceo, las motos de los malagueños aparcadas y mojadas, y allí que dejamos las nuestras.
Dentro, las mesas llenas de cascos chorreando.
Y un poco más allá toda la patulea tomándose una cerveza (sin, por supuesto). Saludos, abrazos, preguntar por los que no han venido, llevarse el sorpresón del siglo, etc.). Da gusto encontrarse con amigos a los que hacía mucho tiempo que no veía: Wanchopper, Bokis, Diegofull...) y a los que vimos hace un mes y pico, pero que no por ello dejan de alegrarte el día (Francis con bigote, Felipe...)
Las niñas calentándose en la estufa. La verdad es que les metemos unos palizones a las pobres...
Y a la hora de salir, festival de colorines para no mojarse. Menos mal que no me llevé el mono fosforito.
Desde Pruna hasta la Venta de Alfarnate del tirón, pero aquello parecía una desbandada mirlera, porque pasó exactamente lo mismo que cuando salimos los Mirlos: Roberto se puso de pericón, que le gusta, y cuando nos dimos cuenta solo estábamos tres motos: Diegofull, Roberto y yo. Según nos enteramos después la cerveza y la próstata habían hecho de las suyas y la gente se fue parando en un olivo o en un alcornoque, de forma que cuando nos dimos cuenta todos se habían perdido.
Un poco antes alguien se saltó un radar a la torera. Esperemos que estuviese estropeado o apagado, porque si no... Y eso que Wanchopper se paró al lado para advertírnoslo. Pues ni así.
Desde Villanueva de Cauche hasta la Venta de Alfarnate la moto perdió una gran cantidad de potencia. Me imagino que debido a que la llevo con la carburación algo rica y al empezar a subir se me ahogaba, o lo mismo es que le entró agua al motor, porque, aunque no lo he dicho, siguió lloviendo todo el tiempo, y ahora, además, con frío y con viento racheado del noroeste. Tampoco nos encontramos motos por esta zona.
Pues nada, llegamos a la Venta y nos pudimos explicar por qué no encontrábamos motos por ningún lado: estaban todas aquí, al menos las que han tenido cilindros de salir.
Aunque parezca que el tiempo está malo, esto no es nada para lo que hemos tenido algunos años, que recuerdo nieve y manos heladas.
Hacía frío, la verdad, pero no demasiado, aunque por el aspecto del aliento de Roberto al entrar pueda parecer otra cosa (no, no iba fumando)
Dentro (y fuera) mas sorpresas: Curroalb, el del culo de acero, el chiquitín de los relojes, que se ha pegado el palizón desde Alicante hasta aquí para echar un rato con los amigos (son unos ochocientos kilómetros mal contados), el amigo Igorpa, El Vecino Misterioso y Diayu: un póker de ases lo pongas donde lo pongas. También les ha caído su poquita de agua.
No, no me olvido de los demás: Joeseph, Conde, los tres Manolos de Málaga, el primo de Diego y su novia y old-diego, que había tenido ITV y no había podido venirse a Pruna, y algunos que me dejo porque no me acuerdo de los nombres de todos.
Después de una cervecita junto a la chimenea y de escurrir los guantes (no se enterarán nunca de lo que vale un carenado RS)
al comedor. Nada más entrar ya se te empiezan a mover los jugos gástricos pensando en lo que viene.
Lo de los jugos gástricos no es pitorreo, que algunos ya vienen con el remedio preparado
o con la medicina preventiva: me lo llevo y me lo como en dos tandas.
Y es que lo de los huevos a lo bestia tiene sus migas.
Yo no me apunto a los huevos a lo bestia nunca más. Mi hernia de hiato se queja amargamente durante muchos días si lo hago.
Bueno, se preguntará alguno de qué demonios se habla en estas reuniones, porque eso de hacer kilómetros y nada más no parece muy divertido. Pues para satisfacer la curiosidad de todos los que se han preguntado esto, que han sido multitud, según las redes sociales, voy a poner algún que otro vídeo. Para empezar, uno de Curro explicando la causa del mal tiempo en nuestras reuniones.
En estos otros dos se habla de otras cosas, algunas intrascendentes y otras más interesantes.
Y acabada la comida, se procedió al sorteo de varios lotes que la prestigiosa marca Castrol, por medio de su Director General en España, se complace en obsequiar. El sorteo parece que no estaba todo lo limpio que debía estar, porque eso de que en diez extracciones salga tres veces el uno...
La cosa quedó tal que así:
Y acabado el sorteo, despedidas y a volar, que con la visera oscura y lo bajo que estaba ya el sol no me iba a dar para llegar a Sevilla. Hubo problemas para arrancar las motos de Roberto y la mía, ambas ahogadas por ,mezcla excesivamente rica. Al final arrancaron y no pasó de ahí la cosa.
La vuelta con mucho viento, pero al menos sin agua, y desde Estepa hasta Sevilla sin nubes. No sé yo si Curro no tendrá razón con lo de Diayu...
En fin, un día magnifico a pesar de lo inclemente del tiempo, y esperando a la próxima, que es de las calurosas, la reunión en el Yoni, de El Burgo. Allí estaremos, pero hasta entonces, un fuerte abrazo a todos, aunque seguiré por aquí, que el mundo no se acaba aunque el cielo esté oscuro ¡qué coño!
La primera parada iba a ser en Pruna, donde habíamos quedado con los malagueños para recoger a Felipe Pío. No dejó de caernos agua en todo el camino, y la carretera estaba en regular estado debido al barro que nos encontrábamos cada dos por tres de salidas de tractores y vehículos agrícolas de los carriles. Para acabar, los últimos kilómetros antes de llegar a Pruna con niebla espesa de las que no ves la moto que llevas delante. Pero, bueno, eso es lo que nos gusta. No siempre van a ser días soleados y carreteras secas con buen asfalto. Por cierto, que no nos encontramos ni una moto por el camino, lo que, por otra parte, suele ser lo habitual en cuanto caen dos gotas.
En Pruna, en la puerta del Liceo, las motos de los malagueños aparcadas y mojadas, y allí que dejamos las nuestras.
Dentro, las mesas llenas de cascos chorreando.
Y un poco más allá toda la patulea tomándose una cerveza (sin, por supuesto). Saludos, abrazos, preguntar por los que no han venido, llevarse el sorpresón del siglo, etc.). Da gusto encontrarse con amigos a los que hacía mucho tiempo que no veía: Wanchopper, Bokis, Diegofull...) y a los que vimos hace un mes y pico, pero que no por ello dejan de alegrarte el día (Francis con bigote, Felipe...)
Las niñas calentándose en la estufa. La verdad es que les metemos unos palizones a las pobres...
Y a la hora de salir, festival de colorines para no mojarse. Menos mal que no me llevé el mono fosforito.
Desde Pruna hasta la Venta de Alfarnate del tirón, pero aquello parecía una desbandada mirlera, porque pasó exactamente lo mismo que cuando salimos los Mirlos: Roberto se puso de pericón, que le gusta, y cuando nos dimos cuenta solo estábamos tres motos: Diegofull, Roberto y yo. Según nos enteramos después la cerveza y la próstata habían hecho de las suyas y la gente se fue parando en un olivo o en un alcornoque, de forma que cuando nos dimos cuenta todos se habían perdido.
Un poco antes alguien se saltó un radar a la torera. Esperemos que estuviese estropeado o apagado, porque si no... Y eso que Wanchopper se paró al lado para advertírnoslo. Pues ni así.
Desde Villanueva de Cauche hasta la Venta de Alfarnate la moto perdió una gran cantidad de potencia. Me imagino que debido a que la llevo con la carburación algo rica y al empezar a subir se me ahogaba, o lo mismo es que le entró agua al motor, porque, aunque no lo he dicho, siguió lloviendo todo el tiempo, y ahora, además, con frío y con viento racheado del noroeste. Tampoco nos encontramos motos por esta zona.
Pues nada, llegamos a la Venta y nos pudimos explicar por qué no encontrábamos motos por ningún lado: estaban todas aquí, al menos las que han tenido cilindros de salir.
Aunque parezca que el tiempo está malo, esto no es nada para lo que hemos tenido algunos años, que recuerdo nieve y manos heladas.
Hacía frío, la verdad, pero no demasiado, aunque por el aspecto del aliento de Roberto al entrar pueda parecer otra cosa (no, no iba fumando)
Dentro (y fuera) mas sorpresas: Curroalb, el del culo de acero, el chiquitín de los relojes, que se ha pegado el palizón desde Alicante hasta aquí para echar un rato con los amigos (son unos ochocientos kilómetros mal contados), el amigo Igorpa, El Vecino Misterioso y Diayu: un póker de ases lo pongas donde lo pongas. También les ha caído su poquita de agua.
No, no me olvido de los demás: Joeseph, Conde, los tres Manolos de Málaga, el primo de Diego y su novia y old-diego, que había tenido ITV y no había podido venirse a Pruna, y algunos que me dejo porque no me acuerdo de los nombres de todos.
Después de una cervecita junto a la chimenea y de escurrir los guantes (no se enterarán nunca de lo que vale un carenado RS)
al comedor. Nada más entrar ya se te empiezan a mover los jugos gástricos pensando en lo que viene.
Lo de los jugos gástricos no es pitorreo, que algunos ya vienen con el remedio preparado
o con la medicina preventiva: me lo llevo y me lo como en dos tandas.
Y es que lo de los huevos a lo bestia tiene sus migas.
Yo no me apunto a los huevos a lo bestia nunca más. Mi hernia de hiato se queja amargamente durante muchos días si lo hago.
Bueno, se preguntará alguno de qué demonios se habla en estas reuniones, porque eso de hacer kilómetros y nada más no parece muy divertido. Pues para satisfacer la curiosidad de todos los que se han preguntado esto, que han sido multitud, según las redes sociales, voy a poner algún que otro vídeo. Para empezar, uno de Curro explicando la causa del mal tiempo en nuestras reuniones.
En estos otros dos se habla de otras cosas, algunas intrascendentes y otras más interesantes.
Y acabada la comida, se procedió al sorteo de varios lotes que la prestigiosa marca Castrol, por medio de su Director General en España, se complace en obsequiar. El sorteo parece que no estaba todo lo limpio que debía estar, porque eso de que en diez extracciones salga tres veces el uno...
La cosa quedó tal que así:
Y acabado el sorteo, despedidas y a volar, que con la visera oscura y lo bajo que estaba ya el sol no me iba a dar para llegar a Sevilla. Hubo problemas para arrancar las motos de Roberto y la mía, ambas ahogadas por ,mezcla excesivamente rica. Al final arrancaron y no pasó de ahí la cosa.
La vuelta con mucho viento, pero al menos sin agua, y desde Estepa hasta Sevilla sin nubes. No sé yo si Curro no tendrá razón con lo de Diayu...
En fin, un día magnifico a pesar de lo inclemente del tiempo, y esperando a la próxima, que es de las calurosas, la reunión en el Yoni, de El Burgo. Allí estaremos, pero hasta entonces, un fuerte abrazo a todos, aunque seguiré por aquí, que el mundo no se acaba aunque el cielo esté oscuro ¡qué coño!